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Hillary Clinton toma un helado en New Hampshire.
El lado más desconocido de los aspirantes a la Casa Blanca

El lado más desconocido de los aspirantes a la Casa Blanca

Entre los candidatos a las presidenciales de 2016 se cuentan devotos de las armas, ávidos lectores y fans de músicos que desdeñan sus posturas políticas

Óscar Bellot

Domingo, 12 de julio 2015, 07:30

Los libros de historia suelen reservar poco espacio a los hobbies de los presidentes. Concentrados en los logros y fiascos de sus mandatos, pasan de puntillas por esas aficiones que sirven para arrojar luz sobre las personalidades de quienes rigen los destinos de sus conciudadanos. ... Pero por escaso que sea su tiempo libre, todos ellos se han consagrado a algún quehacer con el que relajar su mente en medio de las tempestuosas decisiones que han tenido que adoptar. George Washington montaba a caballo y jugaba a las cartas; Abraham Lincoln fue un formidable luchador en sus años mozos e, instalado ya en la Casa Blanca, no dudaba en acudir al teatro en cuanto podía allí perdió la vida a manos de John Wilkes Booth-; Theodore Roosevelt era un devoto de la naturaleza y un apasionado de los deportes, especialmente el boxeo y el tenis; su primo Franklin Delano pasaba largas horas con su colección de sellos; John F. Kennedy se consagraba a la natación -muchas veces acompañado de bellas secretarias-; Bill Clinton agarraba el saxofón; y Barack Obama empuña un palo de golf cuando tiene un minuto libre. El 8 de noviembre de 2016 habrá que añadir a esta galería las pasiones que lleve consigo al Despacho Oval su próximo inquilino, que saldrá del largo ramillete de candidatos que concurrirán a las primarias, especialmente en el bando republicano. Y el abanico no tiene desperdicio.

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