El Equipo Hillary

En enero de 2013 se fundó 'Ready for Hillary', un comité de apoyo a la exsenadora por Nueva York que opera como vehículo receptor de las numerosas donaciones que desde entonces han venido a engrosar las arcas a disposición de la demócrata. Y meses después se sumaba a su campo Priorities USA Action, un Super PAC creado por el equipo de Obama para hacer frente a las ingentes cantidades de dinero invertidas por el bando republicano en beneficio de Mitt Romney. Incluso hay una organización, 'Correct the Record', cuyo objetivo es contrarrestar cuantas acusaciones vayan en contra de Hillary. Una vasta y compleja red que en su día definió el diario Político como 'shadow campaign', la campaña en las sombras.

Pero toda esa arquitectura está a punto de abandonar la 'clandestinidad' para ponerse al servicio, ya sin necesidad de moverse en la penumbra, de la candidata. Y para que ningún elemento del engranaje chirríe, Hillary Clinton se está rodeando de un experimentado equipo cuya misión será evitar lo que ocurrió en 2008: que el tren que ha de llevar a la candidata inevitablemente hasta la Casa Blanca descarrile. Una misión que la demócrata ha encargado a veteranos de la Administración Obama y a viejos compañeros de armas de los tiempos en los que los Clinton mandaban en Washington. Es lo que podría denominarse 'El Equipo Hillary'.

La cabeza rectora

Dentro del mismo emerge una figura sobre todas las demás, la de John Podesta. Antiguo jefe de Gabinete de Bill Clinton y asesor de Barack Obama, procede, igual que Hillary, de Illinois. Nacido en Chicago, la ciudad que durante décadas rigió la familia Daley, por sus venas corre sangre griega e italiana. Dejó atrás unos humildes orígenes para graduarse en Leyes por la universidad de Georgetown. Sus primeros pasos en la arena política los dio como voluntario en la fallida campaña presidencial de Eugene McCarthy, el candidato que agrupó a los disconformes con la guerra de Vietnam hasta que Robert Kennedy se convirtió en su paladín. Sirvió también a George McGovern, a quien Richard Nixon barrió en 49 estados. Una dura lección que nunca olvidaría.

Desde los años ochenta, el suyo es un nombre bien conocido en Capitol Hill. Fue consejero del senador Tom Daschle cuando éste lideraba a los demócratas en el Senado. Trabajó para diversos comités y en 1988 fundó, junto a su hermano Tony, una firma que opera como lobby y que ha trabajado para compañías tan poderosas como Wal-Mart, BP o Lockheed Martin.

Pero su carrera cobró impulso con la llegada al poder de Bill Clinton. El 42º presidente de Estados Unidos recurrió a él, primero en calidad de asesor y más tarde como jefe de Gabinete, pues que ocupó desde el 20 de octubre de 1998 hasta el 20 de enero de 2001, día en que Clinton abandonó la Casa Blanca. Vivió por tanto los estertores de una Administración bajo la cual Estados Unidos gozó de prosperidad económica y cuya labor mediadora fue decisiva para impulsar la paz en Irlanda del Norte. Pero el 'escándalo Lewinsky' ensombrecería el legado del político de Arkansas y arrojaría una sombra que aún persiste.

Abandonadas sus funciones gubernamentales, Podesta fundó el Center for American Progress, el 'think tank' de referencia en la izquierda política estadounidense. Suya es la autoría de 'The power of progress: How America's progressives can (once again) save our economy, our climate, and our country', un libro que encontró campo abonado para sus recetas con la subida al poder de Obama.

Y en julio de 2013 se sentó a la mesa con un grupo de partidarios de Hillary Clinton para abordar las opciones presidenciales de la antigua primera dama. El encuentro, celebrado en las oficinas de la consultora que Jim Messina, mánager de la campaña de reelección de Obama, selló su entrada en 'El Equipo Hillary'.

Curtidos en mil batallas

A Podesta le corresponde ahora elegir el momento más propicio para anunciar la candidatura de Hillary Clinton, lo que podría llegar tan pronto como el próximo mes de abril. Pero el veterano político de Illinois no es el único curtido en mil batallas que se apresta a dedicar todas sus energías al objetivo de convertir a la demócrata en la primera mujer presidenta de Estados Unidos.

En las huestes de Hillary se integrará también Mandy Grunwald, vieja colaboradora de la demócrata que ya sirvió como estratega en la fallida campaña de 2008. Grunwald, especialista en comunicación, era una pieza codiciada, pues en los últimos tiempos había trabajado al servicio de Elizabeth Warren, senadora por Massachusetts y la única capaz, a priori, de robar parte de los focos a Clinton. Hija de quien fuera editor jefe de la revista 'Time', se encargó de la publicidad en la campaña que convirtió en presidente a Bill Clinton y ayudó a producir un documental sobre la Convención Demócrata de 1992. Ha trabajado para otras figuras demócratas como Daniel Patrick Moynihan, quien fuera senador por Nueva York entre 1977 y 2001 y cuyo asiento ocupó precisamente Hillary Clinton ese año. Y sirvió como fuente de inspiración para el personaje de Daisy Green en 'Primary Colors' (Mike Nichols, 1998).

Otros componentes del staff serán Joel Benenson, el hombre que se encarga de realizar las encuestas para el presidente Obama y que desempeñará el rol de jefe de estrategia; Robby Mook, que ya sirvió a Hillary en 2008 y que operará como mánager de la campaña; Jim Margolis, que se responsabilizará de las relaciones con los medios de comunicación; y Jennifer Palmieri, quien a comienzos de febrero dejó su cargo de directora de Comunicaciones de la Casa Blanca, esto es, el puesto que ocupaba Toby Ziegler en 'El Ala Oeste de la Casa Blanca', para unirse al 'Equipo Hillary'.

Son los nombres más destacados de lo que Clinton espera sea un 'dream team' capaz de instalarla en el Despacho Oval. Aunque a buen seguro que en los próximos meses se sumarán muchos más.