Foxxx Fotoilustración: Noelia Martínez

Dietmar Woidke, yo o el diluvio

Perfil ·

El reciente ganador de las elecciones en el estado de Brandeburgo aparece como un presunto candidato a la cancillería alemana

Sábado, 28 de septiembre 2024, 22:03

Las presas estuvieron a punto de resquebrajarse al este de Alemania durante el pasado fin de semana. El agua pudo desbordarse en el 'lander' de Brandeburgo y anegar ciudades, campos y sus numerosas fábricas abandonadas. Por fortuna, la amenaza no se tradujo en desastre. El ... aumento del nivel de los ríos alcanzó niveles alarmantes, aunque no se produjo la catástrofe anunciada. Tampoco la ultraderecha consiguió ganar las elecciones legislativas, tal y como se preveía. Pero el cambio, climático y político, ha llegado. Los partidos tradicionales naufragan. Tan sólo la fortaleza de Dietmar Woidke, el presidente de dicho estado, ha impedido el temido 'sorpasso' y el hundimiento colectivo.

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El carisma del 'ministerpräsident' ha permitido que los socialdemócratas del SPD conserven el poder que detentan desde hace tres décadas. El ganador, de 62 años, ha obtenido una victoria que, además, refuerza su posición en el partido gobernante de cara a las elecciones federales, previstas para dentro de un año. El 'efecto Woidke' se ha convertido en un importante activo frente a la imparable degradación de la imagen del canciller federal Olaf Scholz.

No hay término medio en Alemania Oriental. Bregarse en la política del territorio más pobre aporta grandes réditos o hunde ambiciones. Los políticos empeñados en pilotar el largo y complicado tránsito desde el comunismo canónico al capitalismo más liberal consiguen una notoria proyección en sus formaciones o, desgraciadamente, sucumben en el intento. No hay que olvidar que, en esta ocasión, las aguas turbulentas del estado de Brandeburgo se han llevado toda la representación parlamentaria de los liberales, los verdes y, sorpresa, La Izquierda, la facción progresista surgida en la región como heredera de los antiguos gobernantes. La nostalgia ya no aporta dividendos.

La estrategia de Woidke ha apostado por una campaña personalista, completamente ajena a Scholz, ahora en horas bajas. El candidato se ha mostrado como un hombre que asume las señas de identidad de su tierra, el norte de Alemania, muy influido por el espíritu luterano, cierta introversión y un carácter espartano y resuelto. El estado que rodea a la capital Berlín es el más extenso del este y destaca por el peso rural. El dirigente nació en Forst, una aldea con sólo un centenar de vecinos, en el seno de una familia en laque cohabitaban la bisabuela, abuelos, padres e hijos.

La trayectoria política es dilatada. Este veterano de la escena pública local accedió en 1994 al Landtag o Parlamento y, antes de asumir la presidencia, fue ministro de Interior y también titular de la cartera de Desarrollo Rural, Medio Ambiente y Protección de los Consumidores. Su propuesta, pragmática y moderada, ha enfatizado los logros económicos de Brandeburgo, un Estado con índices de crecimiento similares a los occidentales. En ese haber destaca la puesta en marcha de Gigafactory Berlín-Brandeburgo, la primera fábrica de Tesla en Europa.

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El órdago del socialdemócrata a su electorado era explícito. No estaba dispuesto a encabezar un gobierno de coalición si perdía y amenazaba con el abandono en caso de fracaso. Ahora bien, su margen de victoria sobre la extrema derecha de Alternativa para Alemania no ha llegado ni siquiera a los dos puntos. El populismo ha encontrado un gran caldo de cultivo entre los orientales. Al desmantelamiento de su sector productivo tradicional se ha sumado la recesión coyuntural y el impacto de la inmigración, agudizada en los últimos tiempos por el flujo de refugiados ucranianos.

El arma de la discreción

Los hechos son evidentes. El éxito del hijo de campesinos no puede esconder la herrumbre, literalmente. En los años cincuenta, el régimen comunista creó Eisenhüttenstadt, una urbe de nueva planta junto a la frontera polaca, dedicada a la industria metalúrgica y dotada de un urbanismo vanguardista que se pretendía modélico. Hoy se la conoce irónicamente como Schrottgorod, la ciudad de la chatarra.

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La ambición del ministro-presidente es desconocida. Su discreción y escasa presencia mediática no anticipan los futuros movimientos. El desembarco en la política nacional tuvo lugar hace cinco años al asumir la presidencia de la Bundesrat, el órgano de representación de los dieciséis estados germanos.

El 'efecto Woidke' se ha convertido en un importante activo frente a la imparable degradación de la imagen de Scholz

Algunas suposiciones apuntan que, si el descrédito de Scholz se agudiza, la pugna por la candidatura del SPD a la Cancillería se dirimirá entre Woidke y Boris Pistorius, actual ministro federal de Defensa. Ambos representan dos formas muy diferentes de encarar la política. El segundo, procedente del Oeste, goza de una notable proyección pública y está considerado el político mejor valorado del país. El representante del Este, el Merkel de la izquierda, podría revalidar su apuesta y lanzar otro ultimátum. O él o la catástrofe, que la primera potencia europea caiga en manos de la ultraderecha. Los portavoces de Alternativa para Alemania, eufóricos, ya advierten que son el futuro, sí, tal vez el de un pueblo que ha olvidado su pasado.

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