El llamado 'banquero de los pobres' se ha enfrentado a 170 procesamientos. Reuters

El banquero en el banquillo

Muhammad Yunus, creador de los microcréditos, se sienta en el banquillo por un delito de apropiación indebida de fondos. Mañana arranca el juicio

Sábado, 13 de julio 2024, 18:00

Las contradicciones de una canastera cambiaron el rumbo de la cooperación al desarrollo. Aquella artesana bangladesí confeccionaba exquisitos muebles de bambú, pero apenas podía sobrevivir ya que el usurero que le proporcionaba dinero para la materia prima se quedaba con su producción a un precio ... irrisorio. Entonces, en 1976, Muhammad Yunus supo que el sistema financiero tradicional no podía responder a esta justicia. El profesor universitario intentó romper ese círculo vicioso proporcionando un préstamo de 27 dólares a 42 mujeres que compartían el problema. La operación resultó satisfactoria, y así nació el microcrédito. Pero la historia ha sufrido un frustrante giro de guión. El héroe de la solidaridad internacional se sentará mañana en el banquillo de un tribunal de Daca, la capital de su país, acusado de malversación de dos millones de dólares.

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La apropiación indebida de fondos y el envío ilegal de dinero al extranjero son los delitos que se le imputan. La noticia puede resultar sorprendente en Europa y, sin embargo, sólo es el enésimo capítulo de la ofensiva de la justicia contra uno de los economistas más prestigiosos del planeta. A lo largo de los últimos años, el denominado 'banquero de los pobres' se ha enfrentado a 170 procesamientos por corrupción, evasión de impuestos y lavado de dinero. Paralelamente, su prestigio en la tierra natal se ha desplomado. Ahora bien, no existe una relación de causa y efecto. La realidad es más compleja.

El relato de una vida ejemplar se convierte, de repente, en la más sórdida teoría de la conspiración. Tal vez, habría que situar el descubrimiento de la fórmula financiera en su contexto social y político. Yunus ya era un acreditado docente cuando se acercó a las cesteras e, incluso, había participado en la construcción de la administración de Bangladesh, república nacida del desgajamiento de Pakistán en 1971. Entonces, el hijo de un joyero impartía clases en la Universidad de Tennessee, desde donde colaboraba con la Liga Awami, el partido que conduciría el territorio hasta la independencia, pero acabó regresando a casa para participar con Sheikh Mujibur Rahman, su primer presidente, en la creación del Estado.

El descubrimiento de la esclavitud de los más miserables supuso el particular camino de Damasco de aquel individuo, perteneciente a la elite. Su invención se produjo en un escenario demográfico aterrador. La superficie de Bangladesh representa un 30% de la española mientras que su enorme población, más de 171 millones de habitantes, multiplica la nuestra por 3,5 y la mitad aún sobrevive bajo el umbral de la pobreza.

La desbordante población no es el único problema, ni siquiera el más grave del territorio. En su costa desaguan 57 caudalosos ríos, entre ellos el Ganges, el Brahmaputra y el Meghna, y los ciclones monzónicos suelen provocar graves inundaciones en los deltas costeros. Además, el cambio climático amenaza con elevar el nivel del mar, afectar gravemente a su producción agrícola e, incluso, a la viabilidad de la nación.

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El éxito de la primera iniciativa alentó la puesta en marcha del Grameen Bank, el Banco del Pueblo. Sus estadísticas son colosales. Desde 1983 hasta la actualidad ha otorgado microcréditos por valor de 37.000 millones de euros a más de 10 millones de clientes y se ha expandido por el mundo. El montante medio es de unos 280 euros y se precisa que el destinatario sea un grupo de 5 personas o más. No se demandan garantías para acceder al préstamo, pero se exigen unos compromisos en torno a la práctica de usos y capacidades destinados al desarrollo y que se denominan 'las 16 decisiones'.

Grameen Bank

Desde 1983 ha otorgado microcréditos por valor de 37.000 millones de euros a 10 millones de clientes

Los balances desvelan una trayectoria ejemplar. Sus cifras hablan de un 1% de impagos y que el 97% de sus clientes son mujeres, colectivo habitualmente marginado y que, sin embargo, es considerado el motor de progreso común. La entidad, que cuenta con una fundación, ha creado 2.000 sucursales en el país y se ha expandido internacionalmente. En los últimos años ha diversificado sus áreas de negocio.

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Pero algo no concuerda. La web institucional se abre con una imagen del fundador del país y no se menciona a su promotor. El idilio entre Yunus y el régimen se quebró, al parecer, en 2006, cuando el fundador del Banco Grameen recibió el Nobel de la Paz. Aquel año, la ex primera ministra Sheikh Hasina Wazed, hija del padre de la patria y su sucesora al frente de la Liga Awami, fue objeto de persecución por el gobierno, entonces apoyado por militares. Al parecer, los oficiales aspiraban a llevar a cabo una regeneración ética de una administración lastrada por la corrupción sistémica. En aquella convulsa tesitura, la cúpula castrense pretendió que el economista asumiera la jefatura del Ejecutivo. No aceptó, aunque sí lanzó una fallida propuesta para crear un partido.

El acoso de Hasina

Hay quien asegura que la dirigente no le perdonó la connivencia con el Ejército, su particular bestia negra. Hasina perdió a toda su familia en un golpe militar en 1975 y ella misma ha sufrido varios intentos de asesinato atribuidos a ese enemigo. Otras fuentes relacionan su resquemor con la retirada del apoyo internacional a la construcción del puente sobre el río Padma, una colosal infraestructura de 6 kilómetros de longitud. Ella le achaca haber influido negativamente en los países occidentales que iban a participar en la iniciativa. La simple envidia es la causa, según otros. El país ha acogido a más de un millón de refugiados rohingyas huidos de la vecina Myanmar y, al parecer, Hasina aspira también a acudir a Oslo para recibir su anhelado Nobel.

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La mujer más poderosa de Bangladesh dirigió su destino entre 1996 y 2001 y desde 2009 se mantiene al frente del gobierno. La creciente represión de las voces disidentes cuenta como fuerzas de choque con Ansar, la organización paramilitar más importante del mundo, y el Rapid Action Battalion, equipo teóricamente encaminado a la lucha contra el tráfico de drogas.

El acoso y derribo contra Yunus comenzó en esta segunda etapa. En 2010 se difundió un documental en el que se le relacionaba con la desviación de partidas del Norad, el fondo noruego de ayuda al desarrollo. Aunque el propio donante lo desmintió, la acusación perjudicó su estima popular y dio alas a quienes querían suprimirlo de la escena pública. Un año más tarde, el gobierno presionó para su cese de la dirección general del Grameen aludiendo a razones de edad.

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Envidias

El idilio entre Yunus y el régimen se quebró en 2006, cuando recibió el Nobel de la Paz

El verdadero 'annus horribilis' del banquero comenzó el pasado 1 de enero cuando fue condenado a seis meses de cárcel por infracciones de la ley laboral, a pesar de a que sus abogados alegaron la falta de pruebas e Irene Khan, relatora de Naciones Unidas, alegó que el juicio había sido «una parodia de la justicia». Pero las criticas no amilanaron a sus detratores. La primera ministra llegó a acusarlo de «chupar la sangre» a los trabajadores, una aseveración sorprendente en un país que se ha caracterizado por la falta de controles de seguridad en sus fábricas. En 2013 el edificio Rana Plaza se derrumbó matando a más de 1.000 trabajadoras que ya habían advertido de sus malas condiciones.

El procesado logró la libertad bajo fianza y en mayo apeló para extender esta condición. A finales de agosto, una carta firmada por 170 personalidades de todo el mundo, como Barack Obama o el cantante Bono, reclamaban el fin del 'acoso judicial continuo' contra el creador del Banco Grameen. La respuesta del Ministerio de Asuntos Exteriores bangladeshí fue categórica. La calificó de 'afrenta contra el sistema judicial independiente'.

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La malversación de dos millones de dólares es el argumento esgrimido para la última imputación. La fiscalía le acusa, esta vez, de desviar tal suma del fondo de bienestar de los empleados de Grameen Telecom, y de lavado de dinero. A lo largo de este año, el emprendedor ha seguido con su habitual periplo mundial, interrumpido por el juicio que comenzará mañana. Su forzado alejamiento del banco no ha impedido que siguiera con sus actividades en otros ámbitos, como el 'think thank' Centro Yunus o el Yunus Social Bussines Funds, fondo de apoyo a empresas sociales.

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