Últimos metros para la esperanza en el rescate que tiene en vilo a India

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María Rego

El plan para liberar a los obreros comenzó apenas unas horas después del accidente, en plena madrugada. El grupo trabajaba en la construcción de un túnel entre las poblaciones de Silkyara y Dangalgaon, en el norte de India, dentro del macroproyecto Char Dham Road para facilitar la conexión entre los principales lugares de peregrinación hindúes de la región. En un primer momento se temió que su derrumbe hubiera provocado una tragedia, pero los rescatistas lograron pronto ponerse en contacto mediante walkie-talkies con los obreros y saber que, dentro de lo angustioso de la situación, contaban con espacio para respirar e incluso moverse. Todos siguen con vida doce días después. La operación para sacarlos a la superficie, sin embargo, ha resultado más compleja de lo que se pensaba y este mismo jueves, cuando se daba casi por rematada, las autoridades apelaban a la prudencia.

«Los plazos previstos están sujetos a cambios debido a fallos técnicos, al difícil terreno del Himalaya y a emergencias imprevistas», recalcaban desde el Gobierno de Narendra Modi, que ha contado con ayuda de expertos de Noruega y Tailandia y miembros de la Asociación Internacional de Túneles y Espacio Subterráneo, que esta misma semana dirigieron una voladura en la zona del siniestro. La operación de rescate que ha implicado a decenas de ingenieros, y que el jueves acariciaba su final, tiene como pieza principal una tubería de acero –con un diámetro suficiente para que los operarios atrapados puedan salir por ella– que se introduce a través del túnel con la intención de llegar hasta los supervivientes tras atravesar unos 57 metros. El problema es que, a medida que se avanza en su colocación, nuevas montañas de escombros caen a su paso.

El uso de una potente máquina perforadora, transportada por la Fuerza Aérea india desde Delhi, aceleró el pasado miércoles la tarea hasta que se encontró –a sólo doce metros del lugar donde están los obreros– con unas barras metálicas que bloqueaban el camino y que hubo que cortar para continuar adelante. No es seguro que esta ruta desde la entrada principal del túnel sea viable para el rescate y, por ello, en los últimos días se han iniciado asimismo perforaciones desde el extremo más alejado de la inacabada galería. Justo encima se prepara un arriesgado pozo vertical para extraer a los supervivientes, que esta semana fueron vistos por primera vez con vida a través de una cámara endoscópica enviada por los rescatistas por la misma tubería por donde les pasan alimentos.

Ampliar

Atul Karwal, director general de la Fuerza Nacional de Respuesta a Desastres, garantizó este jueves que se han hecho «ensayos sobre cómo sacar a la gente de forma segura». «Hemos puesto ruedas debajo de las camillas para que cuando entremos podamos sacarlos uno a uno en la camilla. Estamos preparados en todos los sentidos», resumió. Todo está listo para que los operarios vuelvan a ver la luz. Hay un «equipo de médicos, ambulancias, helicópteros y un hospital de campaña» movilizados para el inminente final del rescate. Desde el interior del túnel, los trabajadores atrapados llaman a la calma: «Mamá, no te preocupes por mí. Come a tiempo».