La normalidad comienza a florecer en China

Para demostrarlo, enseñaron el código QR que una aplicación gubernamental genera en el teléfono móvil de los usuarios -solo los que tienen uno verde pueden acceder al transporte público- o un certificado médico. Además, todos los pasajeros accedieron protegidos con mascarillas y después de que se les tomase la temperatura corporal antes de subir al vehículo. Así son las medidas decretadas para que los autobuses urbanos vuelvan a funcionar en una ciudad que ha registrado más de 2.500 muertos por el COVID-19.

Según informó la Comisión de Transporte de Wuhan, ya están operativas 117 rutas de autobús, un tercio del total. Seis líneas de metro reabrirán el sábado, y el resto del transporte se sumará de forma gradual. Eso sí, el Gobierno pide a los mayores de 65 años que aún no acudan a lugares concurridos, y hasta el próximo 8 de abril los residentes de la ciudad podrán circular por sus calles pero no salir de ella. Después de esa fecha, la estación de tren y el aeropuerto reabrirán, pero las conexiones aéreas internacionales y con la capital, Pekín, continuarán canceladas.

Los ciudadanos del resto de la provincia de Hubei disfrutan desde este miércoles de libertad de movimiento, una vez más siempre que demuestren estar sanos. No obstante, cuando viajen a ciudades como Pekín deberán pasar por un control de salud y someterse a los 14 días de cuarentena que también se imponen a los llegados del extranjero. Este tratamiento y el estigma que parecen sufrir ya ha hecho que los sindicatos alerten de una posible discriminación contra los ciudadanos de Hubei, y advierten de que no se les puede despedir sin causa justificada.

En cualquier caso, según informó la Comisión Nacional de Sanidad, después de que el lunes se registraran cuatro nuevos contagios locales, el martes esa variable volvió al cero, muestra de que los brotes del SARS-CoV-2 que afectan a China son ya esporádicos o importados del extranjero. No obstante, por las redes sociales chinas circulan numerosas informaciones -algunas acompañadas por vídeos- en las que se acusa a las autoridades de no aceptar pacientes con síntomas del Covid-19 para evitar tener que reconocer nuevos contagios. Pero este periódico no ha podido verificar su contenido.

Lo que sí resulta evidente es que la normalidad vuelve al gigante asiático. No en vano, el lunes marcó un nuevo hito al permitir la reapertura de los centros educativos en la región noroccidental de Xinjiang, más de 5.000. Así, más de cuatro millones de alumnos menores de edad regresaron a las aulas después de dos meses de clases 'on-line'. Según informó la agencia oficial Xinhua, la decisión se tomó después de 35 días sin haber registrado ningún nuevo contagio, por lo que, si se sigue el mismo protocolo, otras provincias del país podrían ir recuperando la normalidad académica en los próximos días. «Seguimos tomando la temperatura de los alumnos cada día», afirmó Long Li, subdirectora de la Escuela Experimental de Primaria de Urumqi. Fuentes del Gobierno añadieron que las aulas se desinfectan seis veces al día y que los alumnos se sientan de forma individual.

En el resto del país, los lugares turísticos vuelven a permitir el acceso del público. En Shanghái, por ejemplo, los cerezos han florecido y los parques han reabierto, aunque solo se permite la entrada de un reducido número de personas para evitar aglomeraciones.

«Después de tanto tiempo encerrados en casa, es una gozada poder salir de nuevo y ver cómo de bonitos están los árboles. Ahora apreciamos mucho más las pequeñas cosas de la vida», comenta Shen, una joven que ha retransmitido en directo con su móvil el primer paseo por el parque. «Solo falta que en el resto del mundo se venza al coronavirus para que podamos todos volver a nuestras vidas», sentencia con un mensaje de ánimo.