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En Tayikistán, un país encajado en Asia central, las mujeres tienen el armario muy limitado. Lo de mostrar algo de carne en público, mal. Lo de cubrirse con el hiyab, peor. Y lo de pisar la calle con sandalias... casi un escándalo. Las autoridades de ... esta exrepública soviética, la más pobre de todos los pedazos desgajados del gigante de la URSS, se han empeñado en decidir qué entra y qué se queda fuera del ropero femenino para «proteger la cultura nacional». Hasta ahora 'sólo' habían lanzado unos cuantos consejos -código de vestimenta incluido- pero entre marzo y mayo se han volcado en una campaña bautizada 'Nos vestimos al estilo tayiko' con el fin de alejar a sus vecinas de estilos más propios de la «indumentaria semidesnuda europea» y también de la creciente influencia del Islam.
La última ocurrencia del Gobierno de Tayikistán, que mira con recelo a todo lo que huela a «cultura extranjera», ha sido esa campaña que pretende que las mujeres se enfunden en prendas tradicionales. Y la historia del lugar dice que lleven faldas, vestidos largos y holgados y pañuelos con un denominador común, los colores llamativos. A ojos de Emomali Rajmón, que suma nada menos que tres décadas en la presidencia, casi desde su independencia de la URSS, así es como deberían vestir las tayikas en este país que las autoridades ven amenazado en sus raíces. Por un lado, por Occidente. Por otro, por el islamismo más radical.
La mayoría de los nueve millones de habitantes de Tayikistán, que tiene a Afganistán entre sus vecinos fronterizos, son musulmanes, pero en el Ejecutivo de Rajmón temen una influencia del Islam en su sociedad que cada vez va a más. Y, sobre todo, miran con miedo al integrismo religioso -al menos un millar de compatriotas están enrolados en organizaciones terroristas en países como Irak o Siria- hasta llegar a desaconsejar a las mujeres que utilicen «ropa negra, una bufanda negra, un fular o un hiyab». Una recomendación que ya recogía el código de vestimenta aprobado en 2018, que incluía imágenes para dejar bien claro los estilismos aceptados y que sirve ahora de base para la campaña de propaganda en marcha.
En esa especie de 'Vogue' ideada por las autoridades tayikas, cuyo corte autoritario hará que más de una siga los consejos estilísticos a pies juntillas, se pone la moda occidental en el punto de mira. Nada de pantalones ajustados, minifaldas, vestidos finos, escotes, blusas, sandalias... En resumen, el armario debe cerrarse a esas «prendas europeas descubiertas» que «dejan entrever el cuerpo» de la mujer. Rajmón llegó en su momento a hablar de «manifestaciones vergonzosas de cultura extranjera» convencido de que unos centímetros de menos en una prenda hieren de muerte a «la cultura y el prestigio» de todo un país.
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