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PABLO M. DÍEZ
Corresponsal en Asia
Viernes, 13 de enero 2023, 08:03
La explosión de contagios que el Covid-19 está provocando en China tras su improvisada apertura es tan grande que, por mucho que lo intente, el régimen no puede ocultar sus muertos. A los vídeos de los hospitales colapsados se suman las fotos por satélite ... de las funerarias abarrotadas de coches recientemente difundidas por 'The Washington Post', que muestran la diferencia con respecto a meses anteriores y revelan las trágicas dimensiones de la tragedia.
Todos esos fallecidos no cuentan como víctimas del Covid en las cifras oficiales. Enmascaradas por la propaganda, estas solo indican algo menos de 40 muertos desde el fin de las restricciones el 7 de diciembre porque únicamente consideran como tales a quienes han fallecido de neumonías o insuficiencias respiratorias, y no de las enfermedades agravadas por el coronavirus.
Pero hay otros muertos, con nombres y caras, que las autoridades no pueden esconder por su notoriedad. De ellos, el más famoso es el ilustrador Wu Guanying, quien diseñó las cinco mascotas olímpicas de Pekín 2008 y falleció el 20 de diciembre con 67 años. Según informó entonces la Academia de Bellas Artes de la prestigiosa universidad pequinesa de Tsinghua, donde había impartido clases hasta su jubilación en noviembre de 2021, la causa de su defunción fue un «fuerte resfriado», que muchos interpretan como el Covid. De hecha, esa expresión se ha convertido ya en las redes sociales en la forma de referirse a las muertes supuestamente provocadas por el coronavirus, pero que las autoridades tratan de ocultar.
A pesar de su fallecimiento, Wu Guanying está más presente que nunca en China gracias a su obra. Fechado el 9 de diciembre, justo después del levantamiento de la política de Covid 0 tras las históricas protestas contra el régimen, su último mensaje en la red social Weibo pedía precaución y un dibujo suyo de un conejo ilustra el sello de correos que celebra este nuevo año lunar en 2023.
Junto a él, otra celebridad que se sospecha víctima del coronavirus es la soprano Chu Lanlan, que era una de las voces más reconocidas de la ópera de Pekín y solo tenía 40 años. Sin dar más detalles, su familia comunicó el mes pasado su «abrupta marcha» en pleno pico de contagios en la capital china. Su muerte a una edad temprana ha disparado las suspicacias en las redes sociales sobre las vacunas chinas, menos eficaces que las occidentales a la hora de prevenir tanto la muerte como la gravedad del Covid.
El último fallecimiento relativamente prematuro ha sido el del director de cine He Ping, de 65 años. Muy popular en China gracias a sus películas de artes marciales, padecía un cáncer y murió el martes de un infarto de miocardio, como suele ocurrir con muchos enfermos de coronavirus.
Más mayores, con más de 80 años, en los últimos días han perecido otras figuras famosas como el actor Gong Jintang, muy querido por su papel en una veterana serie de televisión, y el guionista Ni Zhen, quien en 1991 adaptó la novela 'La linterna roja' para el aclamado director Zhang Yimou. Tal y como recoge la BBC, otra personalidad recientemente fallecida es el periodista y profesor Hu Fuming, quien tenía 87 años.
Además de estas víctimas ilustres, las universidades y academias chinas están sufriendo una sangría de profesores y catedráticos, la mayoría de avanzada edad. Desde que el coronavirus empezó a propagarse como la pólvora en diciembre, es alarmante la proliferación de obituarios en la Universidad de Tsinghua y en la Academia China de Ciencias, donde han fallecido más de una docena de sus miembros.
Según el periódico 'South China Morning Post', entre el 21 y 21 de diciembre murieron 16 catedráticos de la Academia China de Ingeniería. Aunque en ningún caso se indicó que fueran víctimas del Covid, la cifra es muy superior a los 16 fallecidos al año contabilizados por dicha Academia entre 2017 y 2021.
Los fallecimientos no son solo de profesores ancianos, sino también de otros no tan mayores como el arquitecto Wang Teng, de 32 años y víctima de una «fiebre alta» tras contagiarse de Covid, informó el diario 'Noticias de Pekín'. En Shanghái, durante la Navidad causó conmoción la muerte del reputado farmacólogo Jiang Hualiang, no solo por su edad, 57 años, sino porque dirigía los mayores programas de desarrollo de medicamentos de la Academia China de Ciencias, entre ellos algunos tratamientos contra el coronavirus.
La sospechosa muerte de estos intelectuales y científicos vuelve a poner en duda las cifras oficiales del régimen y revela su escasez de medios médicos, ya que todos ellos pertenecían a la élite cultural del país y, en teoría, tenían más acceso a hospitales, fármacos y vacunas. Mientras las estadísticas oficiales solo recogen algo más de 5.200 fallecidos por Covid en China desde que estalló la pandemia en Wuhan en enero de 2020, expertos internacionales calculan que ese el número de personas que están muriendo cada día.
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