Shigeru Ishiba, primer ministro japonés, todavía digiere la debacle electoral que ha sufrido en unas elecciones anticipadas por él en que ha perdido la apuesta con claridad. La coalición gobernante del Partido Liberal Democrático (PDL) y Komeito ha sufrido un duro batacazo y ha visto ... cómo se esfumaba la mayoría en el Parlamento por primera vez desde 2009, con su peor resultado en 15 años.
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«Estamos recibiendo un juicio severo», admite Ishiba, de 67 años, quien asumió como líder de la formación gobernante el 1 de octubre y de inmediato convocó a las elecciones. Tras el recuento, en rueda de prensa el líder ha hecho un llamamiento a la unidad de su partido y ha anunciado que llevará a cabo «reformas fundamentales» dentro del mismo, haciendo especial incidencia en la financiación y en la política. Asimismo, los votantes de la cuarta economía mundial están resentidos por la alta inflación en el país nipón, que también ha pasado factura.
Ishiba achaca la pérdida de votos a la «sospecha, desconfianza y enojo del pueblo» ante la polémica desatada en el último año por las diferencias internas y los escándalos de corrupción de un partido que no ha conseguido limpiar su imagen. Pero ha descartado dimitir, argumenta que la política japonesa no se puede estancar «ni siquiera un momento» y quiere evitar crear un «vacío político».
A pesar de que el PLD se ha vuelto a hacer con la victoria en los comicios, ahora cuenta con 191 diputados frente a los 259 que tenía antes de la convocatoria electoral y no llegaría a la mayoría absoluta de 233 con su socio Komeito (24). Enfrente, la principal fuerza de la oposición, el Partido Democrático Constitucional (PDC), con el ex primer ministro Yoshihiko Noda como candidato, ha sabido rentabilizar el desgaste del Gobierno y ha escalado hasta los 148 escaños, 52 más.
Con todo, Ishiba pretende buscar la continuidad de su Gobierno, nombrado el 1 de octubre y en el que no pretende introducir cambios. Para ello necesitará un acercamiento a la oposición pero descarta formar una coalición, sino que apuesta por gobernar en minoría con apoyos puntuales desde fuera del Gabinete, negociando individualmente cada medida. De momento, el jefe de estrategia electoral del PLD, Shinjiro Koizumi, ya ha presentado su dimisión asumiendo la responsabilidad del resultado. El jefe del Ejecutivo de Tokio tendrá que hacer frente a una creciente presión para no seguir el mismo camino.
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