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Zigor Aldama
Shanghái
Lunes, 6 de abril 2020, 12:16
Japón ha dejado de ser la excepción asiática. Hasta ahora, la vida en el archipiélago se había mantenido inmutable ante la expansión de la pandemia del coronavirus en el mundo. La población continuaba con sus quehaceres diarios y, a pesar del fiasco en el confinamiento ... del crucero 'Diamond Princess', que se convirtió en uno de los principales focos infecciosos fuera de China durante la primera etapa de propagación del SARS-CoV-2, el país del Sol Naciente ha logrado contener el número de casos en torno a los 4.000. Y ha informado de solo 85 fallecimientos. No obstante, esas cifras pueden deberse a la falta de test, porque en los últimos días se han disparado. Así, el país que se resistía a retrasar la celebración de los Juegos Olímpicos de Tokio, pronto declarará el estado de emergencia en siete de las prefecturas más pobladas.
Según informó ayer el primer ministro, Abe Shinzo, la medida se podría tomar hoy mismo y durará en torno a un mes. «Vemos un rápido incremento en el número de contagios, sobre todo en ciudades como Tokio u Osaka. Teniendo en cuenta que el sistema sanitario se encuentra en una situación crítica, el panel de expertos al que hemos consultado recomienda tomar esa decisión», justificó Abe ante la prensa. No en vano, el domingo se registró un récord de 148 infecciones solo en la capital, que ayer superó los mil casos de coronavirus.
En principio, el estado de emergencia será de aplicación en Tokio, Osaka, y las prefecturas de Kanagawa, Saitama, Chiba, Hyogo y Fukuoka. Pero no tendrá la fuerza legal del estado de alarma decretado en España o de las restricciones aprobadas en otros países en los que la población está confinada. «El objetivo es asegurarse de que el sistema de salud se mantiene intacto y pedir a la ciudadanía mayor cooperación para que evite el contacto físico y reducir así la infección todo lo que sea posible», añadió Abe, que reconoció ser incapaz de implementar una cuarentena al estilo chino o europeo.
El problema es que la ley no permite al Ejecutivo de Japón encerrar a la población por la fuerza. Solo puede recomendarlo. Y lo mismo sucede con empresas y comercios. Puede sugerir que «pongan en marcha las medidas de prevención contra la infección», pero no bajar su persiana.
Eso sí, como subrayó ayer el diario 'Japan Times', en el país la recomendación se entiende como una exigencia, razón por la que el Gobierno espera que la población se quede en casa salvo para avituallarse, realizar tareas esenciales, y hacer ejercicio una vez al día. Según el sondeo realizado por la cadena TBS, un 80% de la población apoya al Gobierno.
Lo que sí pueden hacer los gobernadores de las prefecturas es requisar terrenos en caso de que haya que erigir instalaciones temporales, como los hospitales de campaña que China construyó en Wuhan, y los propietarios se nieguen. Las autoridades también estarán capacitadas para exigir a proveedores de medicamentos o de alimentos que les vendan productos, e incluso para requisarlos si se oponen. Y podrán fijar precios de productos esenciales y conceder préstamos excepcionales.
Consciente de que el estado de emergencia y la coyuntura global van a tener un enorme impacto en la tercera economía del mundo, Abe también anunció este lunes un enorme plan de estímulo de 108 billones de yenes (923.000 millones de euros), equivalente al 20% del PIB del país y mayor incluso que el aprobado tras la crisis económica de 2008. Legalmente, el estado de emergencia puede mantenerse durante dos años y ser extendido uno más.
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