El primer ministro armenio contradice las encuestas y arrasa en las legislativas

Las leyes en Armenia establecen también que el partido que haya logrado más del 50% de los votos obtiene de golpe el 54% de los escaños, independientemente de la proporción real. Adquiere además el derecho a formar Gobierno, con lo que Pashinián tiene garantizado la continuidad como primer ministro y el control total sobre el Ejecutivo.

En segundo lugar ha quedado el Bloque Armenia, con el 21,04 % de las papeletas, coalición que encabeza el adversario más irreconciliable de Pashinián, el expresidente Robert Kocharián, que ya ha denunciado fraude y advertido que impugnara el resultado. La tercera plaza ha sido para el bloque del también expresidente Serzh Sargsián, con el 5,23%.

Al tratarse de una coalición debería haber superado la barrera del 7% –los partidos la tienen establecida en el 5%– para entrar en el reparto de escaños. Sin embargo, la ley en Armenia obliga a que en el Parlamento estén presentes por lo menos tres fuerzas, lo que permitirá que Sargsián, oponente también de Pashinián, tenga diputados.

El bloque de Kocharián calificó los resultados de las elecciones como «dudosos». «Están en claro contraste con las diversas manifestaciones de la vida pública que hemos presenciado en los últimos ocho meses, con todos los resultados de las encuestas, incluidas las internacionales y, finalmente, con el sentido común», declaró la alianza a través de un comunicado. El propio Kocharián se propone impugnar los resultados de los comicios y prepara conversaciones con otros partidos para llevar el asunto incluso al Tribunal Constitucional. Según sus palabras, «ha habido falsificación premeditada y sistemática».

Sin embargo, los observadores internacionales, tanto de la OSCE como los enviados por Rusia y otras antiguas repúblicas soviéticas, han avalado la victoria de Pashinián. Las elecciones parlamentarias en Armenia se llevaron a cabo de acuerdo con la legislación, dijo la jefa de la delegación enviada al país caucásico por la Asamblea Parlamentaria de la OSCE, la noruega Kari Henriksen, durante su rueda de prensa informativa. «En general, podemos afirmar que los comicios se realizaron de conformidad con la ley, fueron competitivos (...) y se respetaron los derechos electorales», aseguró Henriksen.

Por su parte, el cabeza de la delegación de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (PACE), Georgios Katrougalos, también señaló que las elecciones «a pesar de la fuerte polarización de la sociedad, fueron democráticas, pueden ayudar a encontrar un compromiso entre las fuerzas políticas». No obstante, declaró a la prensa que «hubo deficiencias técnicas». Según Katrougalos, «la posibilidad de votar a las personas con discapacidad fue insuficiente», al carecer muchos colegios electorales de medios para los usuarios con sillas de ruedas.

Lo que sí subrayaron los observadores fue la dureza de la campaña electoral, los cruces de insultos, acusaciones y amenazas. El sábado, el presidente, Armén Sargsián, tuvo que hacer un llamamiento a la calma. Dijo que era «inaceptable que se pisoteen las fronteras políticas y morales, que la crisis se intensifique y se fomente el odio y la enemistad».

Tras mes y medio de enfrentamientos armados, entre el 27 de septiembre y el 10 de noviembre, Pashinián aceptó un cese de las hostilidades, pero a costa de perder gran parte de los territorios que los armenios controlaban. Fue tachado de «traidor» y le tocó hacer frente durante semanas a las movilizaciones organizadas por la oposición exigiendo su dimisión. Tuvo incluso un choque con la cúpula del Ejército.