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Zigor Aldama
Shanghái
Lunes, 15 de junio 2020, 08:17
Es complicado encontrar ese punto de equilibrio en el que la población se toma en serio las medidas para evitar la propagación del coronavirus, pero lo hace sin caer en el pánico. Lo está demostrando Pekín, donde el rebrote del mercado de abastos de Xinfadi ... ha dejado ya 79 infectados, de los cuales 36 se detectaron ayer. Parecen pocos si se tiene en cuenta que las Autoridades han realizado ya tests a 76.499 personas que, de una forma u otra, tienen alguna relación con las instalaciones. Pero están muy presentes las similitudes con el caso de Huanan, el mercado de pescado y marisco de Wuhan en el que se detectó el primer brote de la pandemia que ahora asola al mundo, y la viceprimera ministra de China, Sun Chunlan, ha advertido de que «el riesgo de que el foco se propague es muy elevado».
No en vano, ya se han detectado casos relacionados con Xinfadi en tres provincias: las cercanas Hebei y Liaoning, y la lejana Sichuan, a 2.000 kilómetros de distancia. Por eso, la capital del gigante asiático se ha propuesto cortar de raíz el rebrote a la mayor brevedad posible: ha establecido 98 puestos de recolección de muestras con capacidad para realizar 90.000 pruebas PCR al día, ha instruido a todos los hospitales y clínicas para que hagan tests a cualquier paciente que llegue con fiebre -aunque la mayoría de los positivos son asintomáticos o aún no sufre síntomas de la Covid-19-, ha ordenado la desinfección diaria de 252 mercados de alimentación, ha prohibido los grupos de turistas interprovinciales, y ha cerrado lugares turísticos como el Templo del Lama. Algunas ciudades han anunciado que pondrán en cuarentena a los pequineses que lleguen procedentes de alguno de los distritos considerados de riesgo 'medio' y 'alto'.
Mientras tanto, los expertos continúan buscando el origen del brote en Xinfadi. La secuenciación genética preliminar del coronavirus ha demostrado que la cepa del detectada en el mercado no es la registrada en el resto de China, y el epidemiólogo Yang Peng, del Centro de Control de Enfermedades (CDC) de Pekín, ha afirmado en una entrevista con la cadena estatal CCTV que los datos apuntan a que procede de Europa. Yang ha señalado que se manejan dos teorías sobre cómo ha llegado hasta Pekín: que haya sido a través de pescado contaminado con el coronavirus -han dado positivo muestras recogidas en tablas de cortar salmón importado-, o que alguien infectado lo haya expandido por Xinfadi.
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Esa última posibilidad es la que está ganando tracción en las últimas horas. Tanto las autoridades chinas como la Organización Mundial de la Salud han repetido en multitud de ocasiones que el SARS-CoV-2 es incapaz de sobrevivir en objetos o alimentos durante períodos prolongados, por lo que tanto los envíos postales como la comida importada no supone un riesgo. Expertos del CDC consultados por el diario oficial China Daily lo corroboran afirmando que es muy poco probable que la fuente sea el salmón.
Pero no es descartable por completo: el epidemiólogo jefe, Wu Zunyou, subrayó en un comunicado que el pescado no puede infectarse de coronavirus, pero que sí puede ser contaminado por quienes lo manipulan. Y añadió que, como se transporta en contenedores refrigerados, el patógeno podría sobrevivir durante más tiempo. En cualquier caso, considera más probable que algún empleado del mercado, «posiblemente asintomático o con síntomas leves, haya llevado el virus al mercado y que, debido a la gran actividad que se da allí, se haya producido el clúster de infecciones». Wu también recalcó que toda la información que se está obteniendo con la investigación actual «revelará más misterios sobre cómo se transmite el coronavirus y será instrumental para prevenir nuevos brotes».
El coronavirus en cifras
Sara I. Belled ARIEL FERRANDINI
De momento, quienes no han sido capaces de evitar el brote de Xinfadi ya han sido destituidos. Como sucedió en Wuhan, epicentro de la pandemia, los responsables políticos han pagado con su puesto el rebrote. El director del mercado, Zhang Yuelin, así como los responsables del distrito de Fengtai, Zhou Yuqing y Wang Hua, han sido cesados. Pero quienes fracasan en su labor de mantener a la población a salvo del coronavirus no son los únicos castigados. China también arremete contra aquellos que osan poner en entredicho la narrativa oficial: el 'periodista ciudadano' Chen Qiushi, que se trasladó en enero a Wuhan para mostrar el lado oscuro de la gestión inicial de la epidemia, lleva ya 129 días desaparecido; y dos activistas que fueron detenidos hace dos meses por publicar material censurado sobre la crisis sanitaria serán juzgados en breve, según adelanta el South China Morning Post mencionando a fuentes de la familia.
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