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iñigo fernández de lucio
Jueves, 4 de agosto 2022, 16:53
Es «la zona más tensa del mundo». Panmunjom, que este jueves recibirá la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, es el puesto fronterizo que divide a las dos Coreas. Una de las fronteras más desiguales ... y, al mismo tiempo, peligrosas del mundo.
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En Panmunjom, a unos 60 kilómetros al norte de Seúl, se firmó el armisticio que puso fin a la guerra entre Corea del Sur y del Norte en 1953. Se ubica en la denominada 'zona desmilitarizada', tierra de nadie, un área que abarca un tramo de cuatro kilómetros de ancho y 238 de largo y que, pese a su nombre, es una de las regiones más vigiladas del planeta. Es el lugar del mundo con mayor concentración de soldados -conviven tropas surcoreanas, norcoreanas y estadounidenses-, armamento y minas enterradas por metro cuadrado. Hay tantas que se tardaría 300 años en quitarlas.
Pero es precisamente este carácter tan especial lo que le confiere una gran atractivo. Miles de personas se acercan cada año al lugar. De hecho, los visitantes que acuden desde el sur deben antes firmar un documento que les advierte que la visita «implicará la entrada a un área hostil y la posibilidad de lesiones o de muerte».
En realidad, apenas queda nada en pie de la vieja aldea que acogió las negociaciones para poner fin a la guerra civil entre ambos países hace ya siete décadas. Sin embargo, sí ha sobrevivió el edificio construido como símbolo del armisticio, y que fue rebautizado posteriormente por Corea del Norte como el Museo de la Paz.
Una de las curiosidades del lugar es un pequeño edificio de color azul. Se trata de una sala de conferencia, que ha acogido varias conversaciones de paz entre las dos Coreas. Un pequeño habitáculo construido sobre la línea divisoria entre las dos Coreas -el paralelo 38-, de manera que quienes entran a ella pueden cruzar la frontera entre ambos países si se desplazan de un lado a otro de la sala.
Panmunjom capta cada cierto tiempo la atención mediática por su estratégico enclave. En 2019 acogió el encuentro entre el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el líder norcoreano, Kim Jong-Un. Fue una foto histórica. Nunca antes un mandatario estadounidense pisó suelo norcoreano. El encuentro alentó las esperanzas de paz, pero, sin embargo, ambos líderes continuaron con su inflamada retórica hasta el final del mandato del republicano, siempre con la amenaza nuclear como telón de fondo. Trump y Kim no llegaron a un acuerdo sobre las concesiones del Norte y el levantamiento de sanciones impuestas al régimen por sus programas de desarrollo de misiles y atómico.
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