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Shinawatra es sinónimo de poder en Tailandia. Detrás de este apellido se encuentra una de las dinastías más importantes del país asiático que, además de amasar una fortuna con negocios de todo tipo, coloca cada cierto tiempo a uno de los suyos en lo más ... alto de la política. Primero fue Thaksin (2001-2006), después Yingluck (2011-2014) y ahora le ha tocado el turno a Paetongtarn. Ella es la última integrante de esta poderosa saga en asumir el cargo de primera ministra, este viernes, con el doble peso de haberse convertido en la persona más joven (cumple 38 años el 21 de agosto) en acceder a este puesto y de tener que luchar con la supuesta maldición que arrastra su familia. Tanto su padre, Thaksin, como su tía, Yingluck, fueron derrocados por los militares. Incluso un cuñado de su progenitor, Somchai Wongsawat, acabó igualmente en la calle al ser disuelto su partido por orden judicial.
Paetongtarm Shinawatra, sin embargo, no tiene mucho que ver con sus antecesores. Nacida en Estados Unidos, nada hacía pensar que la menor de los hijos del ex primer ministro de Tailandia -y antiguo dueño del Manchester City- llegaría a ocupar el mismo puesto, y eso que se graduó en Ciencias Políticas. Ella prefirió dedicarse a una de las ramas del imperio familiar, la hotelera, e hizo un máster en Reino Unido para especializarse en su gestión. No fue hasta hace tres años, más o menos, cuando le entró el gusanillo por la cosa pública. «Decidí que era hora de hacer algo por el país y el partido», contaba este viernes en una rueda de prensa, rodeada de miembros de su formación, Pheu Thau, que ofreció en tailandés e inglés, algo muy poco habitual entre los dirigentes de la nación.
Tailandia está acostumbrada a dejar el poder en manos de hombres de cierta edad. Tal vez por ello, la nueva primera ministra -la segunda mujer en el cargo, tras su tía, y la persona más joven en la historia en ocuparlo- es vista por muchos como aire fresco pese a que su familia lleva toda la vida vinculada a la política. Otros, sin embargo, consideran que no es el momento de hacer experimentos con alguien cuyo perfil en Instagram parece más propio de una influencer que de una mandataria. Paetongtarn, casada con un piloto y madre de dos hijos, muestra su lujoso día a día a sus más de 600.000 seguidores en esta red social: viajes a París, Dubái o Seúl, compras, partidos de tenis, fiestas... y un armario lleno de marcas de lujo, desde Chanel a Celine, que luce en cada evento. Una vida difícil de alcanzar para el común de los mortales en su país, donde el salario medio ronda los 600 euros y el 10% de la población (unos 7,7 millones de personas) vive por debajo del umbral de la pobreza.
No han trascendido muchos detalles de su proyecto de gobierno para «mejorar la calidad de vida y dar poder a todos los tailandeses», los dos pilares en los que ha dicho Paetongtarn que trabajará en los próximos años. O lo que dure su mandato, vistos los antecedentes. En su primera intervención tras su elección con una amplia mayoría del Parlamento (319 votos a favor frente a 145 en contra y 27 abstenciones) apuntó que promoverá el turismo y la atracción de inversiones extranjeras para impulsar el crecimiento del país. Su padre transformó la política nacional a base de medidas populistas que, por un lado, le valieron el apoyo de la población rural y, por otro, la antipatía de las élites conservadores, que le tachaban de corrupto y autoritario. En 2006, el ejército le arrebató el poder y él, derrocado, optó por el exilio voluntario en Dubái. En 2023, con 74 años, regresó a Bangkok.
La sospecha de que Thaksin moverá ahora los hilos del país desde la sombra se extiende entre los tailandeses. No consideran que haya sido una casualidad que la hija del ex primer ministro se haya impuesto en la votación interna del Pheu Thau, que lidera la coalición de gobierno con el apoyo de once formaciones, al otro candidato, Chaikasem Nitisiri, antiguo fiscal general sobre quien habría pesado su precario estado de salud para ser descartado. La misma Paetongtarn ha reconocido en público que su progenitor es el jefe 'de facto' del partido. «Nunca me he creído la más lista de la clase, pero mis objetivos son claros y tengo conmigo a un equipo muy fuerte. Mi padre me ha llamado para desearme lo mejor, y para decirme que se alegra de ver a su hija antes de que sufra Alzheimer», bromeó ella, que deberá ser ratificada en el puesto por el controvertido rey Rama X.
El propio Thaksin tenía dudas sobre el nombramiento de su hija por una cuestión casi de superstición. Con él y su hermana derrocados por los militares no quería que la pequeña de sus herederos pasara por el mismo trance. El hasta ahora primer ministro, Srettha Thaivisin, tampoco ha corrido mejor suerte en el cargo, donde apenas ha durado unos meses. El Tribunal Constitucional ordenó el miércoles su cese al designar como jefe de gabinete a Pichit Chuenban, condenado tiempo atrás por corrupción, una decisión que allanó el camino para la llegada de Paetongtarn al poder.
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