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Pablo M. Díez
Corresponsal. Asia
Miércoles, 28 de diciembre 2022, 20:59
De 0 a 100 en menos de un mes y multiplicado por 1.400 millones. Como todo en China, gigantesco país de extremos, así de rápida está siendo la evolución de su política sanitaria, que ha pasado de los draconianos controles y confinamientos del covid ... 0 a la propagación masiva del coronavirus desde que se levantaron oficialmente las restricciones el 7 de diciembre. Tras dos años y medio con sus fronteras cerradas para protegerse del covid que circulaba por el mundo, el régimen de Pekín ya ha anunciado que volverá a abrirlas el 8 de enero. Desde esa fecha, acabarán las cuarentenas de diez días obligatorias al llegar, lo que permitirá el regreso de los turistas extranjeros y la salida de los ciudadanos chinos, a quienes antes se les desaconsejaba viajar o sencillamente se anulaban o no se renovaban sus pasaportes.
La medida es una buena noticia para el maltrecho sector turístico y un signo de la recuperación de la normalidad, que finalmente llega casi tres años después del estallido de la pandemia en Wuhan. Pero la reapertura de las fronteras chinas y la salida de sus nacionales al extranjero coincidirá con el pico de la epidemia en su territorio, que está sufriendo ahora las olas que golpearon a otros países en el pasado.
Además, la explosión de contagios que hay en China por su enorme población hace temer una mutación del coronavirus que vuelva a disparar la pandemia. Un peligro que preocupa a muchos expertos porque supondría volver a la casilla de partida ahora que el resto del planeta se ha quitado la mascarilla gracias a la inmunidad de grupo adquirida por las vacunas y los anticuerpos generados por las infecciones anteriores.
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Así lo cree el prestigioso microbiólogo Adolfo García-Sastre, director del Instituto de Salud Global y Patógenos Emergentes y profesor de la Escuela de Medicina Icahn del Monte Sinaí en Nueva York. «El principal problema de lo que está ocurriendo en China es que es fácil que aparezca una nueva variante bastante distinta de ómicron. Casi todos hemos sido expuestos a ómicron y algunos han sido vacunados con la vacuna bivalente contra esta variante. Sin la situación de China, el futuro sería seguramente la aparición de subvariantes de ómicron posiblemente anuales, no muy distintas, pero que harían necesaria una vacuna actualizada para los grupos de riesgo únicamente. Debido a la explosión de infecciones en ausencia de inmunidad a ómicron que está sucediendo en China, el virus puede evolucionar de un modo muy rápido y generarse una nueva variante muy distinta de ómicron y de previas mutaciones», explica a este periódico.
A su juicio, «es difícil que esta nueva variante sea más virulenta, pero sí podría infectar más fácilmente por ser más diferente, lo que haría necesaria la inmunización rápida de todos con una vacuna especialmente diseñada contra ella». Incluso aunque se impongan restricciones y controles a los viajeros procedentes de ese país, como ya han anunciado Japón, Italia y la India, García-Sastre opina que «no daría tiempo a vacunar a todo el mundo antes de que el virus saliese de China». Además, «y como hay fatiga de vacunación», advierte de que «las infecciones podrían subir aún más de lo que experimentamos con ómicron».
Aunque «no es completamente seguro que esto ocurra», el reputado virólogo sí lo ve «bastante posible». En su opinión, «las variantes más nuevas (de ómicron) pueden causar algún problema, pero no tanto como el que puede provocar una muy distinta que salga de China». Por ese motivo, recomienda «vigilar de cerca la evolución del virus en China», pero admite que «es difícil a nivel internacional debido a la falta de cooperación que existe con ese país».
Ahora que China sufre su peor oleada del coronavirus desde el estallido de la pandemia en Wuhan en enero de 2020, es imposible saber el número de contagiados y fallecidos. Siguiendo con la opacidad habitual del régimen, la Comisión Nacional de Salud dejó de publicar el domingo sus datos diarios para tapar su desastrosa apertura tras el fin de las restricciones. Siempre en entredicho, las cifras oficiales chinas han perdido la poca credibilidad que les quedaba al reportar unos pocos miles de casos y solo siete fallecidos en la semana posterior al levantamiento de las restricciones. Desenmascarándolas, por las redes sociales circulan numerosas imágenes de hospitales colapsados, funerarias llenas de bolsas de cadáveres y largas colas de coches fúnebres ante los crematorios, algunos de los cuales no dan cita ya hasta el 10 de enero.
En su último informe, relativo al viernes día 23, la Comisión Nacional de Salud solo notificaba un total de 397.195 casos confirmados de covid-19 y 5.241 muertes desde enero de 2020. Pero, a tenor de las cifras regionales que maneja la firma británica de datos sanitarios Airfinity, ese es el número de fallecidos por coronavirus que hay ahora cada día en China: más de 5.000.
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Recogido por algunos medios como el 'Financial Times' y el periódico de Hong Kong 'South China Morning Post' (SCMP), por internet circula un documento no verificado que parece ser el último resumen de la Comisión Nacional de Salud. En él reza que los casos diarios superan ya los 30 millones y más de 250 millones de personas se han contagiado desde el 1 de diciembre. Eso representa el 18% de los 1.400 millones de chinos, pero en algunas ciudades, como Pekín y Chengdú, se estima que ya se ha infectado más de la mitad de la población. En los próximos meses se contagiará el 60% del país, lo que podría causar más de un millón de muertos según algunas proyecciones matemáticas.
Para rebajar tal cifra, Pekín solo contará como muertes por covid las causadas por neumonías o insuficiencias respiratorias, pero no a quienes tengan otras enfermedades previas agravadas por la infección o sufran un infarto, como ocurre con algunos pacientes. Según el supuesto documento filtrado de la Comisión Nacional de Salud, el 98,17% de los casos graves padece patologías previas y solo el 1,83% se debe directamente al coronavirus, lo que dejará sin contabilizar la muerte de cientos de miles de ancianos contagiados.
De todas maneras, la ola del covid es tan gigantesca en China que es imposible esconderla. En la industria provincial costera de Zhejiang, las autoridades sanitarias estiman más de un millón de contagios diarios y dos millones para año nuevo. Según recoge el diario 'SCMP', hay medio millón de infectados diarios en Qingdao, una ciudad con diez millones de habitantes, y unos 300.000 en Dongguan, corazón de la «fábrica global» en la provincia sureña de Cantón (Guangdong).
Aunque la propagación masiva por China está provocada por dos sublinajes de ómicron, BA.5.2 y BF.7, que son más contagiosos y pueden esquivar la inmunidad de las vacunas y de infecciones previas, no parecen ser más agresivas. Temiendo un repunte de la pandemia cuando China abra sus fronteras el 8 de enero, Japón, la India, Italia, Taiwán y Malasia exigirán pruebas PCR a los viajeros de este país o se las harán al llegar. Si son positivos, serán puestos en cuarentena. Desconfiando de los datos chinos, Estados Unidos también optará por controles similares, como hizo al principio de la pandemia pero cuando ya era tarde para detener al coronavirus. Tres años después, vuelve a planear el mismo miedo procedente de China, que no dudó en cerrarse en marzo de 2020, cuando el coronavirus se extendía por el mundo, pero se abrirá ahora en pleno pico de contagios.
Italia, el primer país europeo en ser golpeado por el covid en 2020, ya ha empezado a hacer pruebas a los pasajeros que llegan de China. Y los resultados no pueden ser más alarmantes: la mitad de los viajeros procedentes de ese país que aterrizaron en Milán el lunes dieron positivo. Según informa el diario 'La Repubblica', así lo confirmó ayer el responsable sanitario de la región de Lombardia, Guido Bertolaso, quien detalló que 35 de los 62 pasajeros que llegaron al aeropuerto de Malpensa desde Pekín tenían covid.
En el segundo vuelo desde China ese mismo día, procedente de Shanghái, dieron positivo 62 de sus 120 viajeros. Todos ellos han sido puestos en cuarentena. Japón también tomará esta medida, y durante una semana, con los positivos por covid que detecte procedentes de China, que sufre una explosión de contagios tras el fin de sus restricciones.
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