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Los iraníes acuden de nuevo a las urnas este viernes en una segunda vuelta de la que saldrá el nombre del nuevo presidente de la república islámica. El reformista Masoud Pezheskian, cardiólogo de 69 años y exministro de Salud, se enfrenta al ultraconservador Saeed Jalili, ... de 58 años, antiguo negociador nuclear de la etapa de Mahmoud Ahmadineyad, considerado estandarte de los sectores más radicales del régimen. Una de las grandes incógnitas es saber si el pulso entre las dos corrientes principales del sistema servirá para movilizar a los votantes ya que la primera vuelta registró un 39,9% de participación, la cifra más baja de la historia de la república islámica.
Los dos aspirantes a la presidencia cerraron su campaña el miércoles en Teherán con dos mítines no muy alejados el uno del otro. Jalili prometió «fuerza y progreso» y Pezeshkian «unidad y cohesión». El presidente de Irán tiene poder en decisiones internas en temas como los subsidios, claves en un país de corte socialista, y el uso del hijab o los filtros en Internet y es en esta serie de puntos en los que los ciudadanos notan en su día a día la corriente que les gobierna.
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Pezeshkian ha repetido durante la campaña su oposición «total» a las patrullas de la Policía de la Moral que castigan a las mujeres por no vestir de forma adecuada y su intención de suavizar los filtros para navegar con mayor libertad. Jalili, sin embargo, es partidario de continuar con los planes del clérigo conservador Ebrahim Raisi, fallecido hace un mes en accidente de helicóptero, mantener el control estricto de la vestimenta y desarrollar una intranet para la navegación en Irán. Sus oponentes le apodan «talibán» y aseguran que es aún más duro que Raisi.
El presidente también puede tener un rol importante en política exterior y es la cara del régimen al mundo. En un momento en el que las sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea asfixian a una economía iraní con una inflación imparable y un rial en caída libre, el candidato reformista apuesta por tener «buenas relaciones con todos los países del mundo, excepto Israel», tal y como declaró tras depositar su voto en primera vuelta. No en vano, Javad Zarif, exministro de Exteriores de Hasán Rohani, ha sido uno de sus grandes apoyos en la campaña. Zarif fue uno de los artífices de la firma del acuerdo nuclear y del deshielo entre Teherán y Washington en la etapa de Barack Obama.
«El hecho de que Pezeshkian obtuviera 10,4 millones de votos, el 42,5% de los emitidos, envió un mensaje a los dirigentes de que incluso aquellos lo suficientemente leales como para participar y votar en las elecciones creen que el sistema necesita urgentemente una reforma importante. Ya sea con cambios en economía, impulsando la justicia social, la igualdad de derechos para las mujeres o reduciendo el aislamiento internacional de Irán, los iraníes están más unidos que nunca contra el status quo», opina el periodista iraní Saeed Azimi, colaborador del centro de estudios estratégicos The Stimson Center.
La jornada de voto se estirará como es habitual en el país hasta la medianoche con sucesivas extensiones para lograr una mayor participación. Los resultados oficiales se conocerán el sábado por la tarde y entonces sabrá Irán si se mantiene en la línea conservadora o vuelve a girar al reformismo.
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