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T. Nieva
Sábado, 11 de mayo 2024, 18:46
Las lluvias torrenciales causan estragos en el planeta. Ya hay más de 300 muertos por unas inundaciones repentinas en Afganistán. Las autoridades han decretado el estado de emergencia en el noreste del país. Más de dos mil viviendas han sido destruidas y casi tres mil ... han sufrido graves daños. Esta catástrofe se suma a la que se ha producido esta semana en el sur de Brasil, donde la crecida del agua ha causado 137 fallecidos y ha afectado a cerca de dos millones de personas. Hay ciudades enteras anegadas. Y en Kenia las inundaciones han acabado con la vida de 267 personas.
El cielo se desplomó de súbito el viernes sobre la región afgana de Baglán. Riadas de lodo arrasaron viviendas y cultivos. El portavoz del Ministerio del Interior, Abdul Mateen Qani, habla de «131 muertos y más de un centenar de heridos». «Aún –agrega– hay muchos desaparecidos».
Las inundaciones de esta primavera excepcionalmente lluviosa han afectado también a otras provincias de Afganistán, uno de los países del mundo más vulnerables al cambio climático y uno de los peor preparados para sus consecuencias, según los científicos. El relator especial de la ONU para los derechos humanos en Afganistán, Richard Bennet, apunta que estos fenómenos meteorológicos «son una clara señal de la vulnerabilidad de Afganistán».
El portavoz del Gobierno talibán, Zabihulá Mujahid, señaló que además de Baglán están afectadas las provincias de Badajshán, en el noreste; Ghor, en el centro oeste, y Herat, en el oeste. «Además de las pérdidas humanas, estas inundaciones tendrán un enorme coste económico», lamentó un responsable de la región de Tajar.
«El elevado número de víctimas se debe a que la gente tiende a vivir cerca de los ríos», argumentó Mohammad Khater, vicedirector de la OCHA, la oficina para asuntos humanitarios de la ONU. Jan Mohammad Din Mohammad, un habitante de Puli Kumri, capital de Baglán, relató a la agencia AFP que la vivienda que había construido él mismo quedó totalmente destruida. «Me llamaron para decirme que mi casa estaba inundada. Cuando llegué, ya no podía hacer nada», lamentaba. «Vi a mi familia correr hacia las colinas. Mi casa y toda mi vida han sido arrasadas. Era inimaginable», contó. No tiene sitio al que llevar a su mujer, sus seis hijos, su madre y su hermana con dicapacidad.
Según el Ministerio de Defensa, las operaciones de distribución de comida, medicamentos y material de primeros auxilios ya han comenzado. El Ejército del aire ha empezado a evacuar a los habitantes gracias a la mejora del tiempo.
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