Los hombres de negro de la cúpula del poder chino no dejan hueco a la mujer

Sin embargo, hay un techo de cristal que es incapaz de romper: el de la cúpula del poder chino.

Para confirmarlo basta ver estos días las fotografías de quienes conforman el Comité Central del Partido y los exclusivos clubes del Politburó y de su Comité Permanente: ellas representan solo el 7,9% de los 376 miembros del primero, solo hay una entre los 25 miembros del segundo (4%), y ninguna entre los siete que acompañan a Xi Jinping al timón de la segunda potencia mundial. Por si fuese poco, su número no ha crecido con el tiempo. Al contrario: en 1977 llegó a haber 37 mujeres en el Comité Permanente, un 11,4% del total. Y su peso se ha ido reduciendo desde 2007, cuando representaban el 10%. En total, la República Popular ha tenido solo seis mujeres miembro del Politburó, y tres de ellas fueron las esposas de Mao Zedong, el primer ministro Zhou Enlai y el viceprimer ministro Lin Biao.

Sin embargo, en la base de la pirámide política de China, casi el 29% de los miembros del PCCh son mujeres, y en 2017 ocuparon el 52,4% de los nuevos puestos de funcionario. En general, ellas son consideradas más eficientes y menos caprichosas. Sobre todo las nacidas a partir de 1980, cuando se implementó la política del hijo único y, debido a la preferencia tradicional por un sucesor varón, ellos se convirtieron en 'pequeños emperadores'.

Muchas jóvenes ven con malos ojos que el ámbito político no refleje los cambios que vive la sociedad china. «Me fastidia que la fotografía de los miembros del Comité Permanente del Politburó sea la de un homogéneo grupo de hombres muy mayores», comenta Li Caixian, una treintañera de Shanghái empleada en el departamento de administración de una multinacional china de proyectos de ingeniería. «Que todos los dirigentes más importantes sean hombres impide que se avance en políticas de igualdad y hace más difícil combatir el machismo que aún impera. Ahora que se trata de promover la natalidad, temo que se impulse una visión más conservadora de la mujer en detrimento del carácter independiente que hemos ido labrando», apunta, subrayando que la predominancia masculina «también facilita que haya una desconexión entre quienes nos gobiernan y la sociedad».

No es la única que piensa así. Chen Minglu, profesora del Centro para Estudios Chinos de la Universidad de Sídney apunta que «la mayor barrera reside en que el propio Partido Comunista es muy patriarcal» y que en su seno prevalece «la percepción de que las mujeres carecen de las cualidades para ser políticos».

Cheng Li, director del John L. Thornton China Center de la Institución Brookings, añade que «en un momento en el que la dominación masculina en la cúpula del poder se encuentra en entredicho en gran parte del mundo, tanto el público chino como la comunidad internacional prestarán más atención al gran desequilibrio de género de la élite política de China». No obstante, avanza pocos cambios. «Salvo que se pongan en marcha vigorosos mecanismos institucionales para cambiar la situación, la inadecuada representación de la mujer continuará siendo una notable deficiencia de la cúpula del poder» que salga del XX Congreso Nacional del Partido Comunista. «Y del sistema político de partido único en los años venideros», dispara.