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zigor aldama
Corresponsal. Shangái
Lunes, 11 de noviembre 2019, 09:30
El peligro de que la violencia se incrementase en Hong Kong tras la primera muerte directamente imputable a las protestas se materializó este lunes. De hecho, la huelga general convocada para denunciar la brutalidad policial en la represión de las protestas que se alargan ya ... cinco meses comenzó con un dramático enfrentamiento poco después de las siete de la mañana: un policía que trataba de practicar arrestos se sintió acorralado por varios manifestantes y, aunque ninguno portaba armas u objetos contundentes, desenfundó su revólver reglamentario y, cuando creyó que trataban de arrebatárselo, disparó tres veces.
El primer balazo impactó directamente en el abdomen de un estudiante enmascarado de 21 años apellidado Chow, mientras que, afortunadamente, los otros dos no hirieron a nadie. Según fuentes del Pamela Youde Nethersole Eastern Hospital, donde Chow fue operado de urgencia, el joven sufrió daños de gravedad en el hígado y un riñón y anoche permanecía en estado crítico. En cuanto se conoció la noticia, los manifestantes pusieron en marcha una campaña para identificar al sargento que disparó, apellidado Kwan, y amenazaron con matar a sus hijos.
Violencia desatada. El vídeo de un policía en moto arrollando de modo deliberado a activistas inundó las redes sociales
Inoperancia del Gobierno. Carrie Lam sigue sin dar soluciones para acabar con unos choques que llevaron a la economía a la recesión
Cuando la excolonia británica todavía veía con estupor las imágenes de ese primer altercado, otro vídeo inundó las redes sociales hacia las nueve de la mañana. En este caso, el clip recogía cómo un policía en moto arrollaba con su vehículo a un grupo de manifestantes. Resultó tan evidente que lo hizo deliberadamente que los mandos policiales se vieron obligados a suspender inmediatamente al agente.
Hicieron pública la medida en una rueda de prensa por la tarde, cuando la ciudad ya había vuelto a sumergirse en el caos: el transporte quedó paralizado -18 estaciones de metro cerraron-, el centro financiero volvió a llenarse de gas lacrimógeno y los actos vandálicos se extendieron por las diferentes universidades, donde se canceló la mayoría de las clases. En total, este lunes se contabilizaron más de 60 heridos.
Pero la situación podía empeorar aún más, y lo hizo cuando Leung Chi-cheung, un hombre de 57 años y padre de dos hijos, se encaró con los manifestantes antichinos que estaban tratando de destrozar la estación de metro de Ma On Shan. Cuando discutía con un pequeño grupo de ellos, otro enmascarado le roció con líquido inflamable y le prendió fuego. Leung ardió durante unos instantes eternos y fue trasladado al hospital con quemaduras de segundo grado en el 28% de su cuerpo. Según el último parte médico, su situación también es crítica.
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Durante el resto del día, los enfrentamientos se reprodujeron por toda la ciudad con violencia creciente. Los manifestantes prodemocracia levantaron barricadas en diferentes puntos y la Policía respondió con gases, balas de goma y porrazos, muchas veces sin avisar y agrediendo a ciudadanos que nada tenían que ver con las protestas. Arrestaron a gente de todo tipo, desde escolares en uniforme hasta ancianos.
«No entiendo por qué han disparado gas lacrimógeno. No estábamos haciendo nada», se quejaba al diario 'South China Morning Post' un empleado de banca, Fred Mok. «La escalada de nuestra violencia responde al incremento de la violencia que ejercen los manifestantes», afirmó un mando policial al mismo rotativo hongkonés.
2,6% fue el descenso al cierre de la Bolsa de Hong Kong, provocado por la jornada de violencia en el centro financiero. El Gobierno tuvo que desmentir rumores en redes sociales de que hoy cerraría el mercado de valores.
Críticas de Amnistía. Amnistía Internacional avaló a los activistas en sus protestas contra la brutalidad policial. «El empleo de munición real por la Policía es una clara evidencia de uso temerario de la fuerza», aseguró la organización de defensa de los derechos humanos en un comunicado.
EE UU pide calma. EE UU repartió responsabilidades en la crisis y llamó «a la Policía y a los civiles a reducir la violencia en los enfrentamientos». También Reino Unido, la antigua metrópoli, pidió a «los manifestantes evitar la violencia y a la Policía, no responder de forma desproporcionada».
Nuevo estímulo. La muerte el viernes de Alex Chow, de 22 años, que cayó cinco días antes desde un estacionamiento de varios pisos durante unos enfrentamientos, revivió las protestas. Desde que se conoció la noticia, las manifestaciones reúnen a decenas de miles de personas todos los días.
Desbordada, la jefa del Ejecutivo, Carrie Lam, continuó sin ofrecer soluciones para acabar con unos enfrentamientos que han llevado la economía de Hong Kong a una recesión de la que le costará salir. En una rueda de prensa, se limitó a condenar los actos violentos y a asegurar que no cederá a las cuatro de las cinco demandas de los manifestantes que no ha satisfecho. «No lograrán sus objetivos políticos con la violencia. Atacando a gente inocente solo conseguirán multiplicar el número de tragedias», avisó la dirigente local.
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