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zigor aldama
Corresponsal. Shangái
Sábado, 21 de marzo 2020, 22:46
China anunció este sábado, por tercer día consecutivo, que el día anterior no había registrado ningún contagio local por coronavirus en su territorio. Ni siquiera en la ciudad de Wuhan, donde se produjo la primera infección. Así, poco a poco, el país va recuperando la ... normalidad y cada vez son menos las empresas y los comercios que permanecen con la persiana bajada. Incluso en la provincia de Hubei, epicentro de la pandemia, las drásticas medidas adoptadas para combatir al SARS-CoV-2 se van relajando y las calles vuelven a llenarse de vida.
No obstante, continúan incrementándose los casos procedentes del extranjero: este sábado fueron 41, lo que eleva el total a 269. Afortunadamente, ninguno ha fallecido y la mayoría presenta síntomas leves. Entre las buenas noticias están también el alta médica que han recibido 590 personas en 24 horas y la drástica reducción de quienes sufren síntomas severos, que han pasado de 1.963 a solo 173. Según la Comisión Nacional de Salud, 103 personas están siendo tratadas como casos sospechosos.
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Pero este optimismo y las impresionantes estadísticas oficiales, según las que en China han fallecido 3.255 personas debido al Covid-19, contrastan con las sospechas que se extienden por la comunidad médica. «Hay varias cosas que no concuerdan», comenta un epidemiólogo europeo radicado en Shanghái que prefiere no dar su nombre. «En primer lugar, está el hecho de que, en un inicio, los casos respondiesen a una fórmula aritmética que no se cumple en ningún otro país. En segundo lugar, están los cambios de criterio y la opacidad. Sinceramente, es difícil de creer que, en Italia, con una población similar a la de Hubei y un sistema sanitario mucho mejor preparado, se hayan registrado muchos más fallecidos. Incluso teniendo en cuenta que se trata de una población más envejecida», añade.
El especialista señala a las normas establecidas para contabilizar contagios. China determina que un caso es sospechoso de estar infectado si cumple dos de tres criterios: sufrir fiebre o complicaciones respiratorias, tener daños en los pulmones visibles en una placa de rayos X, y registrar linfocitos o glóbulos blancos por debajo de lo normal. No obstante, se puede dar el caso de que una persona asintomática dé positivo en el test del coronavirus y, sin embargo, no sea contabilizada. Así lo afirmó el pasado 14 de febrero la Comisión Nacional de Sanidad de China en una rueda de prensa. «Solo si durante la cuarentena desarrollan síntomas serán considerados casos confirmados», dijo un portavoz de la Comisión.
Quizá este criterio haya facilitado que se den casos como el de un hombre de 62 años apellidado Zhang, residente de Wuhan. El pasado día 17 fue al hospital con un problema no relacionado con el Covid-19, y, aun así, se le practicó la prueba del coronavirus y dio negativo. El pasado jueves, la primera jornada en la que China afirmó no haber registrado ningún caso local, fue sometido de nuevo al mismo test y sí que dio positivo. Por eso, el edificio en el que reside notificó a los vecinos de la existencia de un caso para que quienes hubiesen estado en contacto con él se pusieran en cuarentena. La fotografía de esa nota, fechada el viernes, ha circulado por las redes como la pólvora y muchos consideran que es una prueba sólida de que Pekín miente. Aparentemente, Zhang fue identificado como negativo porque no sufría síntomas.
Independientemente de estos criterios, China también está recibiendo duras críticas por la obligatoriedad de que los ciudadanos salgan a la calle con mascarilla. «Al principio, los chinos compraron todas las que había por el mundo y ahora no hay suficientes para nuestro propio personal sanitario, que es el que más lo necesita», reconoce la responsable de una farmacia de Kandy, en Sri Lanka. Hasta allí llegaron los turistas chinos en busca de mascarillas y de gel desinfectante. «No deberíamos habérselo vendido», se lamenta la farmacéutica. La Organización Mundial de la Salud (OMS) solo recomienda el uso de mascarillas en personal sanitario y en pacientes con síntomas. Para el resto, aseguran que la distancia social y el confinamiento son suficientes.
Varios grupos de chinos y de españoles tratan de enviar ahora este material sanitario a España y se encuentran con multitud de barreras: desde las que impone la aduana española a los envíos de material, hasta la homologación de los productos a los estándares europeos. «Las autoridades deberían hacer algo cuanto antes, no hay tiempo que perder», denuncia Roberto Batres, un empresario extremeño que está tratando de importar estos elementos desde Shanghái. Otros grupos de chinos y españoles se han organizado en WeChat -el WhatsApp chino- para hacer donaciones y compras colectivas y que luego sean los consulados de España los que envíen el material por valija diplomática u otros canales.
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