I. Ugalde
Viernes, 9 de febrero 2024, 12:21
En medio de una profunda incertidumbre y denuncias por la lentitud del recuento, los resultados preliminares de las elecciones generales de Pakistán ofrecieron este viernes una estampa sorprendente. Impensable. Con más de dos tercios de los 266 escaños del Parlamento anunciados, los aliados del encarcelado ... líder opositor y exprimer ministro Imran Khan se situaban a la cabeza con 82 escaños frente a los 64 de la Liga Musulmana (PML-N), del exmandatario Nawaz Sharif, a quien las encuestas habían dado como el gran favorito, y los 40 cosechados por el Partido del Pueblo Pakistaní (PPP). Los candidatos que llevaban ventaja en el arco parlamentario habían tenido que concurrir como independientes después de que su formación, Movimiento por la Justicia de Pakistán (PTI), quedara excluida de la cita por el Tribunal Constitucional.
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Con el PTI desarticulado y Khan imposibilitado de participar en los comicios al estar entre rejas por presunta corrupción, los expertos auguraban una victoria cómoda para Sharif, cuyo partido goza además del respaldo del ejército. Las previsiones fallaron pero aun así el que fue tres veces jefe del Ejecutivo se declaró vencedor. Ante miles de seguidores aseguró que su formación había sido la más votada y propuso la creación de un gobierno de unidad, pese a que la Comisión Electoral todavía no había anunciado los resultados definitivos.
También Khan autoproclamó su triunfo en un mensaje difundido por su círculo cercano la noche de este viernes, lo que añadió confusión y crispación a un escrutinio que recibió numerosas quejas y que, según las autoridades electorales, se vio ralentizado por «problemas de Internet». El argumento no convenció a los miembros del PTI, que denunciaron un amaño para favorecer a Sharif. La situación era seguida con preocupación por el Reino Unido y EE UU, que exigió la publicación de resultados «completos» y una investigación a fondo de las denuncias de injerencia y fraude.
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Horas antes, el líder organizador del PTI, Omar Ayub Khan, se había mostrado convencido de que su partido está «capacitado para formar el próximo gobierno federal». Cierto es que en el complejo sistema electoral de Pakistán los miembros independientes no pueden formar un gabinete por sí solos. La opción más plausible para conseguirlo sería, por tanto, afiliarse a cualquier fuerza política tras los comicios.
Los mismos cánticos triunfadores se escucharon desde la publicación de los primeros resultados en las filas del PML-N de Sharif, que se veía entonces con posibilidades de remontar a Khan al encontrarse muy bien situado para ganar en la provincia de Punjab, la más poblada del país. «Estoy seguro de que formaremos un gobierno», afirmó Ishaq, un colaborador cercano al tres veces primer ministro, en declaraciones a la cadena GEO TV.
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Entre los discursos triunfalistas lo que sí quedaba claro es la profunda polarización del país, a lo que se suman las dudas que han generado las propias elecciones, sobre todo después de que las autoridades decidieran cortar durante toda la jornada de votación el servicio de datos en los móviles tras alegar razones de seguridad y el inquietante retraso de varias horas en conocerse los primeros resultados. A este respecto, y tras las numerosas denuncias presentadas, la Comisión Electoral atribuyó la demora a «problemas de internet», sin aportar más detalles.
La cita con las urnas también se vio inmersa en una espiral de violencia sin precedentes, propiciada por el fuerte rebrote de los atentados de grupos islamistas radicales. En ese contexto, el ejército ha informado este viernes de que pese al despliegue de más de 650.000 agentes y militares se registraron 51 ataques que dejaron 12 muertos, entre ellos diez miembros de las fuerzas de seguridad el día de los comicios. Un negro balance al que precedieron la víspera dos explosiones reivindicadas por el grupo Estado Islámico que causaron 28 fallecidos.
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Además del grave problema de inseguridad, el otro gran reto del nuevo primer ministro será tomar las riendas de la maltrecha economía paquistaní y buscar un nuevo programa de rescate del Fondo Monetario Internacional (FMI). Para ello, señalan los analistas, será necesario construir un gobierno fuerte y estable. De hecho, se presumía que la nueva legislatura sería una reedición de la alianza del partido de Sharif con el PPP de Bilawal Bhutto Zardari, hijo de la ex primer ministra Benazir Bhutto, asesinada en 2007. Tras echar a Khan del puesto de primer ministro en una moción de censura en 2022, ambas formaciones se unieron para constituir el actual gobierno interino, dejando a un lado las históricas tensiones y enemistades que han vuelto a aflorar al distanciarse eL PPP del PML-N durante la campaña.
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