PABLO M. DÍEZ
HONG KONG
Domingo, 28 de julio 2019, 16:50
Al menos veinte personas han sido detenidas este domingo en una nueva batalla campal entre la Policía y los manifestantes contra la suspendida ley de extradición a China, que pretendían llegar a la Oficina del Gobierno central como la semana anterior. Para impedirles su objetivo, ... ya que el domingo pasado atacaron vandálicamente el edificio y dañaron sus símbolos nacionales, los antidisturbios han disparado numerosas rondas de gases lacrimógenos. Así han conseguido hacer retroceder fácilmente a los cientos de manifestantes, sobre todo jóvenes y adolescentes, que habían ocupado la calle que lleva hasta la Oficina de Enlace, en el Distrito Oeste y cerca de la terminal del ferry a Macao.
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Tras los arrestos, la batalla siguió por el centro de Hong Kong, hacia donde los antidisturbios empujaron a miles de jóvenes, que montaban barricadas y les arrojaban adoquines y barras arrancadas del mobiliario urbano. Disparando innumerables rondas de gases lacrimógenos, los agentes inundaron de humo y un ambiente irrespirable las estrechas calles del centro, entre los gritos de la multitud.
A pesar de sus intentos de hacer frente a la Policía parapetándose bajo sus paraguas, al modo de la «tortuga romana», se han ido retirando en dirección al Distrito Central a medida que los antidisturbios avanzaban. Al mismo tiempo, otro destacamento de agentes se ha desplegado por una calle paralela para llevar a cabo una maniobra envolvente que ha cazado a un pequeño grupo de manifestantes.
En medio de escenas de fuerte tensión, los antidisturbios y los comandos de las fuerzas especiales han arrestado a al menos una veintena de personas, la mayoría jóvenes. Tal y como ha podido comprobar este corresponsal sobre el terreno, los han inmovilizado primero en el suelo para registrarlos mientras algunos trabajadores sociales protestaban a gritos contra la dureza de la Policía. Después los han juntado a todos ante una pared y, sentadas las mujeres y de rodillas los hombres, los han interrogado bajo una nube de periodistas y fotógrafos.
Cuando se cumple un mes y medio del inicio de la revuelta, este fin de semana ha habido una escalada de la tensión con estos nuevos enfrentamientos y la ocupación de la zona comercial de Causeway Bay. A esta agitación social se suma la batalla campal del sábado en el distrito de Yuen Long, precisamente para protestar contra la Policía.
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Sin visos de tener fin, las protestas se enquistan desafiando al autoritario régimen de Pekín, puesto que ya no piden solo la anulación de la ley de extradición a China, que ha sido suspendida, sino democracia. Este lunes, la Oficina del Consejo de Estado para los Asuntos de Hong Kong y Macao ha convocado a los medios «para informar sobre su posición y visión de la actual situación». La semana pasada, el Ministerio de Defensa recordó que la guarnición del Ejército en la ciudad puede intervenir «para mantener el orden» si lo pide el Gobierno local. Aunque los expertos creen que Pekín no se atreverá a tanto por el alto coste político que dicha decisión tendría, que muchos compararían con la ley marcial que precedió a la masacre de Tiananmen hace 30 años, es una opción que no se puede descartar.
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