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Hace unas semanas, la BBC elaboró un reportaje con testimonios de madres chinas que buscaban maridos para sus hijas, que ya no consideran el matrimonio y la natalidad como sus metas vitales. China, el gran gigante asiático ha comenzado a menguar. Por segundo año consecutivo ... ha visto cómo se reduce su número de habitantes. Ya no es el país más poblado del planeta, título que ostenta India con 1.428 millones por 1.409 de China, que en 2022 ya había perdido por primera vez población desde 1960: 850.000 personas menos. En 2023 el proceso se aceleró con un descenso de dos millones, según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas del país.
El desplome demográfico refleja el cambio en las prioridades de la sociedad china. El alto coste de la educación y la crianza, la incertidumbre económica, el creciente rechazo al matrimonio que allí es paso obligatorio previo a la natalidad, el acceso de la mujer a estudios superiores... A eso se une la tradición, muy arraigada, de cuidar en el seno de las familias a las persona mayores. Muchos de los chinos en edad laboral son hijos únicos, como imponía la política institucional hasta 2016. Y deben cuidar ahora a sus padres, ya ancianos.
China, cuyo gran motor ha sido su ingente y barata mano de obra, se enfrenta a un futuro menguante. Las previsiones de Naciones Unidas auguraban que el declive poblacional comenzaría a partir de 2030. Ya ha empezado. Y no dejará de coger velocidad: en 2050, China tendrá 1.313 millones de habitantes y en 2100 estará por debajo de 800. A su lado, India mantiene su crecimiento. Es el país de las megaciudades, con 29 millones de personas en Nueva Delhi y 20 en Bombay.
China empequeñece y envejece. El año pasado el número de nacimientos se redujo de 9,56 millones a 9,02, la mitad que en 2016. Siete años seguidos de decrecimiento. La tasa de natalidad por cada mil habitantes bajó de 6,77 en 2022 a 6,39 doce meses después. Menos bebés y más muertes: 11 millones de fallecimientos en 2023. El Covid-19 ha disparado esta cifra.
En China hay más hombres, 720 millones, que mujeres, 689. Los residentes en zonas urbanas suman 932 millones por 477 en el mundo rural. Y la población en edad laboral, entre 16 y 59 años, alcanza los 868 millones, mientras que los mayores de 60 años son 296 millones.
Con esos datos, sobre China se cierne otra sombra. Camina hacia una sociedad con menos niños y más ancianos. Más presión sobre el sistema de pensiones, que, según la Academia de Ciencias nacional, corre el riesgo de colapsar en 2035. La edad de jubilación está fijada en 60 años para los hombres y 55 para las mujeres. En 2040, ese segmento estará compuesto por 400 millones de personas, más que la población de Estados Unidos.
En los años sesenta del pasado siglo, el número de hijos por mujer era de siete. Luego llegó la política oficial del hijo único, que se mantuvo hasta su derogación en 2016, pero que se ha convertido en costumbre:en 2022, la tasa fue de 1,05 nacimientos por mujer. Ahora, el Gobierno incentiva a las parejas que decidan tener un tercer heredero. Pero la iniciativa no ha tenido efecto. La sociedad china, como otras antes, vive un cambio. El alto coste de educar y criar a los hijos, la falta de confianza en el futuro económico, el creciente rechazo al matrimonio y la emancipación de las mujeres están cambiando la pirámide poblacional. Pese a que el debate feminista ha sido silenciado por las autoridades, se abre camino una nueva cultura sobre las relaciones de pareja y la maternidad. La edad de los que se casan es cada vez más alta. Los jóvenes estudian y trabajan para disfrutar de sus vidas.
Y retrasan la decisión de tener hijos o, simplemente, no los tienen. Otros países compensan esa tendencia con la inmigración. En China esa opción «no es viable», según declaró el demógrafo He Yafu a France Presse, porque «en las próximas décadas la población disminuirá en cientos de millones de personas». Tendrían que llegar aluviones de migrantes, algo que no contemplan las autoridades chinas, muy restrictivas en asuntos fronterizos. Por eso, el demógrafo asegura que «la tendencia a la disminución poblacional es imposible de revertir».
«Las nuevas generaciones –agrega– no están dispuestas a tener muchos hijos». China, como desde hace tiempo Europa, envejece. Y muchas madres, como reflejó la BBC, andan a la busca de un novio para sus hijas, más preocupadas por sus carreras profesionales y disfrutar del tiempo libre que de cambiar pañales en una sociedad donde las labores de la natalidad recaen casi por entero en las mujeres.
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