Zigor Aldama
Jueves, 3 de octubre 2019, 21:13
En el legado británico de Hong Kong se encuentra una ley de la época colonial que otorga al Gobierno casi plenos poderes en caso de que se declare el estado de emergencia. La Ordenanza de Regulaciones de Emergencia, que data de 1922 y fue aprobada ... en un solo día después de siete semanas de revueltas entre marineros que lograron paralizar el puerto, otorga a la jefa del Ejecutivo local, Carrie Lam, la implementación «de cualquier regulación» para restablecer el orden público. Eso incluye declarar el toque de queda -algo que incluso la Policía de la ciudad reclama-, censurar los medios de comunicación, y ordenar registros y arrestos sin necesidad de orden judicial.
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Aunque, de momento, Lam no ha recortado ninguna de las libertades individuales que diferencian a Hong Kong del resto de China, ayer los medios de comunicación de la ciudad anunciaron que este viernes el Ejecutivo se reunirá para debatir sobre la mejor forma de acabar con casi cuatro meses de protestas, y avanzaron que aprobará la prohibición de ir con mascarilla a manifestaciones.
Invocar la ley colonial, que no se ha aplicado desde las revueltas comunistas de 1967, sería un paso muy drástico. Sin embargo, Lam ya anunció el martes que considerará «todas las leyes que permitan poner fin a la violencia y el caos». Tanto los diputados prochinos como la prensa oficial china subrayan que la crisis se alarga en exceso y que es vital atajarla ya de raíz.
No obstante, es evidente que los manifestantes antigubernamentales no se van a arredrar fácilmente. Tras el disparo que dejó el primer herido de bala el martes, muchos hicieron un llamamiento a incrementar la violencia y a atacar empresas controladas por el gobierno chino. La noche del miércoles algunas zonas de Hong Kong volvieron a convertirse en un campo de batalla y los manifestantes atacaron cajeros de varios bancos estatales chinos.
Este jueves, poco después de conocer la intención de prohibir las mascarillas, esenciales para evitar ser reconocidos, otros encontraron la forma de mantener la privacidad sin saltarse la ley: desde la adopción de viseras especiales para moto, hasta la invocación de cultos religiosos que obligan a llevar el rostro tapado.
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En cualquier caso, no parece que la solución al conflicto vaya a llegar pronto, y todas las opciones que se le presentan a Lam son malas: si deja que se eternice, la economía del centro financiero podría colapsar; si invoca la Ordenanza de Emergencia, el mundo se pondrá en su contra -Estados Unidos ya ha advertido de que es mala idea- y el asunto puede acabar en un baño de sangre; por último, si permite que China intervenga, eso último parece asegurado.
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