Los afganos excavan con sus propias manos en busca de sus muertos en el terremoto

Las réplicas han desatado el pánico entre la población, que salió de las escasas tiendas de campaña que se han instalado a las calles para refugiarse en espacios abiertos como jardines y parques. Los temblores se han producido en plena operación de rescate, en la que los equipos de emergencia y la población buscan «desesperadamente» a las víctimas entre los escombros. Con sus propias manos, cientos de personas excavan e intentan liberar a sus familiares que aún permanecen bajo las ruinas. Esperan encontrarlos con vida. Decenas de voluntarios han llegado desde otras ciudades con picos y palas para ayudar en la búsqueda.

La cadena de terremotos ha dejado a trece localidades totalmente devastadas. Naciones Unidas ha indicado que «el cien por cien» de las casas de once aldeas del distrito de Zinda Jan están «destruidas», afectando a unas 1.320 familias. «Se espera que el número de víctimas y de hogares derruidos aumente a medida que se llegue a las zonas más remotas», ha comunicado la ONU.

La provincia de Herat está prácticamente en ruinas. No ha quedado ninguna estructura en pie. Las edificaciones construidas de manera tradicional, con adoquín y piedra, se vinieron abajo en el primer temblor. Los servicios de emergencia se encuentran desbordados y los hospitales están saturados y sin recursos suficientes para atender a los heridos.

Además de la serie de seísmos, la nación centroasiática se enfrenta a otra dificultad para hallar supervivientes o recuperar los cuerpos sin vida: la carencia de equipos capacitados. «No hay equipos modernos. Esto podría provocar un aumento de los fallecidos», lamentó el domingo Sabir, un trabajador humanitario de una ONG local, a la cadena de televisión catarí Al Jazeera. «Si no recibimos pronto ayuda, veremos un aumento en la pérdida de vidas que podría haberse evitado», sentenció. Las autoridades se enfrentan al desafío logístico de realojar a los habitantes ante la llegada del invierno, en medio de una casi nula capacidad de gestión de desastres.

Desde que los talibanes recuperaron el poder hace dos años, la crisis que vive el territorio se ha recrudecido. El país empobrecido y dependiente de ayuda internacional ha visto la retirada de fondos extranjeros desde 2021. El régimen mantiene relaciones complicadas con las organizaciones humanitarias y también echa en falta a trabajadores calificados porque muchos huyeron del país.

Tras la solicitud de ayuda de Kabul, la ONU ha aprobado una asignación de reserva de unos 4,7 millones de euros del Fondo Humanitario para Afganistán. Hasta la zona del desastre también se desplazaron los equipos de la Unión Europea. Así lo confirmó ayer el alto representante del club comunitario para la Política Exterior, Josep Borrell.«La UE se solidariza plenamente con el pueblo de Afganistán afectado por este terrible acontecimiento», dijo.

Camiones cargados de alimentos, agua y mantas llegaban ayer, tres días después de la tragedia, a los pueblos de difícil acceso y más azotados por la catástrofe. Sabir relató a 'Al Jazeera' que se despertó sobresaltado con el «poderoso» terremoto. «No se parecía a nada que hubiera experimentado antes. Fue una vibración enorme y sentí miedo, ansiedad y pánico por completo», indicó.