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Encarni Hinojosa
Domingo, 9 de agosto 2015, 07:21
Sadako Sasaki era una niña milagro. Cuando tenía dos años, el avión norteamericano B-29 'Enola Gay' lanzó sobre Hiroshima la bomba nuclear llamada 'Little Boy'. La zona cero de la deflagración se situó a tan solo un kilómetro y ... medio de la casa de su familia, donde ella se encontraba en esos momentos. A pesar de ello, Sadako salió indemne de la catástrofe y ni siquiera le afectó la lluvia radiactiva posterior a la explosión. O al menos eso creía.
Con once años, los médicos le diagnosticaron leucemia, una enfermedad mortal causada por aquella radiación que, en un primer momento, parecía no haberla dañado. En solo unos meses, su salud se deterioró rápidamente y tuvo que ingresar en el hospital. Allí recibió la visita de su amiga Chizuko, quien le llevó un regalo muy especial: una grulla de papel confeccionada con 'origami'. Además del presente, la niña le contó una historia tradicional japonesa que afirmaba que a quien elaborara mil grullas con papiroflexia se le concedería su mayor deseo. Así que animó a Sadako a probar fortuna y le indicó que ya tenía la primera, la que ella le había regalado.
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El deseo de la niña no era otro que curar su leucemia y comenzó a crear las grullas con los pocos papeles que llegaban a sus manos. A lo largo de los meses, decidió cambiar su petición y desear la curación no solo de ella, sino de todos los niños del mundo afectados por la guerra, así como la paz duradera. El 25 de octubre de 1955, con 12 años y cuando ya había elaborado la grulla número 644, Sadako falleció. Su misión quedó inconclusa y su gran deseo incumplido.
Chizuko y el resto de sus amigos decidieron continuar con la serie para acabar la labor que inició Sadako en la cama del hospital. Cuando consiguieron reunir las mil grullas y en un acto en el que participaron los ciudadanos de Hiroshima, los niños pidieron la paz en el mundo y que no hubiera ninguna guerra más en el futuro. Desgraciadamente, la Historia les enseñó que la leyenda de las mil grullas era eso, una leyenda.
Símbolo de la paz
Sin embargo, el infortunio de Sadako Sasaki y su esperanza de conseguir una curación imposible a través de la fantasía caló en los corazones de los japoneses y se convirtió en el símbolo de las víctimas de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, así como en una especie de 'Ana Frank' para los nipones. Tres años después de su fallecimiento, la localidad donde nació y pereció le dedicó una estatua en el recién inaugurado Parque de la Paz en el que se ve a Sadako sosteniendo una grulla de papel. No fue la única, la niña fue inmortalizada en numerosas esculturas públicas no solo en Japón, sino también en EE UU. Cada 6 de agosto, fecha en la que se lanzó 'Little Boy' sobre la ciudad japonesa, llegan al país del sol naciente miles de grullas procedentes de todas las partes del mundo y los niños de Hiroshima llenan la estatua de Sadako con sus coloridas creaciones de 'origami'.
La embajada de Japón en España, con motivo del 70 aniversario de los bombardeos en Hiroshima y Nagasaki, ha impulsado la campaña 'Mil grullas por la paz', cuya mecánica es la confección de una grulla con 'origami', fotografiarla y publicar la instantánea en las redes sociales con un mensaje de paz y el 'hashtag' #milgrullasporlapaz. La iniciativa se puso en marcha el pasado jueves, 6 de agosto, y ha obtenido una gran respuesta.
Desde que Sadako comenzó a plegar la segunda grulla de su colección hasta estos días, se habrán elaborado no miles, sino millones de estas figuras de papel en todo el mundo. Cuando se termine de plegar la grulla número mil millones quién sabe, tal vez el deseo de Sadako se haga por fin realidad.
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