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Miguel Salvatierra
Domingo, 7 de septiembre 2014, 07:47
Desde que en 2009 se utilizaran los sitios de Internet para denunciar el fraude electoral y coordinar las protestas en Irán, la red se ha convertido en un intenso campo de batalla entre radicales y moderados, entre los censores religiosos y los ciudadanos dispuestos a ... conquistar cotas de libertad. El último capítulo de este pulso se ha producido la pasada semana al anunciar el Gobierno la autorización de la tecnología móvil de última generación para la telefonía móvil.
Nadie pone en duda en el país que la libertad de navegación por Internet y la facilidad de comunicarse a través de las redes es una amenaza formidable para la estricta moralidad que se trata de imponer a los iraníes. Sitios web como Facebook o Twitter están prohibidos en el país, aunque muchos acceden a ellas a través de trucos informáticos y programas antifiltros. Lo paradójico es que, pese a la prohibición, la práctica totalidad de los dignatarios del régimen tienen perfiles en Facebook y Twitter. El propio Líder Supremo, Alí Jamenei, la máxima autoridad clerical islámica, tiene cuentas en Twitter y en Instagram.
Pese a la energía censora, según InternetWorldStats.com, la mitad de la población iraní, unos 45 millones de ciudadanos --de una población total de cerca de 80 millones de personasson usuarios de Internet. Irán, según estas cifras, sería el país con mayor proporción de internautas de Oriente Medio. La red es desde hace tiempo el principal foro para los disidentes, lo que ha provocado que decenas de periodistas y blogueros hayan sido detenidos por el régimen. El pasado mes de agosto, un policía fue condenado a tres años de cárcel, 74 azotes y dos años de exilio interno por asesinar a golpe al bloguero y activista Sattar Beheshti, que había sido detenido. Una condena muy leve si se compara con las condenas de más de cinco años de prisión que se suelen imponer a los periodistas por supuestos delitos de opinión.
Sin embargo, en la mayoría de los casos la conexión es muy lenta y proclive a los cortes. Apenas se pueden descargar correos y el acceso a las web está lleno de dificultades. El nuevo ancho de banda puede suponer un cambio radical en el acceso a Internet.
Desde hace algo más de un año, el tres de agosto de 2013, con la llegada al poder de Hasan Rohani, la situación comenzó a cambiar y muchos hablan de un cambio silencioso. Frente a la ofensiva fundamentalista, el dirigente iraní ha hecho un llamamiento a los clérigos para que abracen la nueva tecnología y sean más tolerantes con Internet, ya que el país no puede cerrar sus puertas al mundo. Pese a ello, el gran ayatolá Naser Makarem Shirazi, ya ha advertido que la tecnología 3G es anti-islamica y constituye una violación de las normas humanas y morales.
Todo apunta a que la batalla en torno a Internet será larga, pero un factor determinante a favor de los internautas es que una creciente mayoría de jóvenes reclama un libre y normal acceso a las nuevas tecnología. Un elemento de peso en un país en el que el 60% de la población es menor de 30 años y el 80% está alfabetizada.
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