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J.M. ANDRÉS
Viernes, 15 de agosto 2014, 07:13
Mesopotamia, la cuna de la civilización, la tierra de los sumerios, sobre la que se asentaron los poderosos imperios babilónico y asirio. Irak. Un pedazo del mapa que rezuma historia y multiculturalismo, el crisol que ahora amenaza el fanatismo sin límites de Estado Islámico.
En ... el estado iraquí conviven una multitud de minorías étnicas y religiosas entre sus más de treinta millones de habitantes. Un 80% de ellos son árabes iraquíes, que forman la mayoría demográfica de Irak. Entre el 15% restante se encuentra ese conglomerado heterogéneo de grupos étnicos y religiosos que confieren al país su característica diversidad cultural.
Étnicamente el 10% de la población iraquí es kurda, incluidos yazidíes (500.000) y chabaquíes (60.000); un 7% pertenece a la minoría turcomana y el 2% se declara asirio. Completan esta intrincada estructura demográfica armenios, persas o circasianos. Un rompecabezas de difícil encaje derivado del periodo colonial en el mundo árabe, que propició la creación de endebles y en muchos casos discutibles fronteras nacionales. Las mismas que Nasser y su panarabismo soñaban con eliminar.
Si la cuestión étnica y cultural resulta cuanto menos complicada, lo mismo se puede afirmar del panorama religioso. Aunque más del 95% de los iraquíes son musulmanes, en torno a un 60% de ellos profesan la rama del chií del Islam, mayoritaria en el país. Una particularidad en el mundo islámico que sólo Irán y Azerbaiyán comparten con Irak, y que no se mantiene en la principal minoría, los kurdos, de mayoría religiosa suní.
El 5% restante lo forman turcomanos y cristianos, cuyo caso resulta especialmente significativo ya que en torno a un millón y medio habitaba en Irak en 2003, justo antes de la invasión norteamericana que derrocaría al entonces presidente, Sadam Hussein. Los tiempos han cambiado para los cristianos iraquíes y ahora constituyen un grupo poblacional de unas 400.000 personas, resistentes al caos en que se encuentra sometido el país desde hace más de una década.
Casi un millón de yazidíes y cristianos iraquíes se encuentran ahora abocados a una peligrosa huída hacia la montañosa región del Kurdistán, último reducto frente a la amenaza yihadista, que ya sirve de refugio para 150.000 cristianos y alrededor de 50.000 yazidíes. Estado Islámico continúa con su vorágine en Irak y Siria, una cuestión que comienza a vislumbrarse como la auténtica amenaza global que es, mucho más allá del conflicto sectario y regional en que parecía convertirse hace meses.
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