Los antivacunas saltan de Canadá a Europa

Allí tienen previsto manifestarse este fin de semana e incluso desplazarase hasta Bruselas, aunque este viernes el ministro francés de Interior, Gérald Darmanin,recordó que la concentración ha sido prohibida y quienes organicen altercados pueden sufrir penas de dos años de cárcel. El presidente, Emmanuel Macron, también instó a conservar la «mayor calma posible». Aseguró que su Gobierno «escucha y respeta» el «cansancio y la furia» por el largo tiempo que llevan vigente las restricciones, pero advirtió que Francia «necesita concordia y mucha benevolencia colectiva».

A diferencia del movimiento original, los camioneros europeos no lideran las protestas -en Canadá están obligados a vacunarse para poder cruzar la frontera con Estados Unidos-, sino que se trata de una amalgama de colectivos sociales y diferentes ideologías. Entre ellos destacan los ciudadanos contrarios a las vacunas y aquellos insatisfechos con las políticas de la UE y de Macron, especialmente en el caso del pasaporte covid, pero también miembros de organizaciones de extrema derecha e izquierda, colectivos negacionistas y profesionales afectados por las medidas sanitarias, como los hosteleros. Según la Policía, que ha desplegado 7.000 efectivos en la capital gala, también hay una presencia preponderante de los 'chalecos amarillos'.

Al otro lado del Atlántico, la situación tampoco mejora.Toyota, General Motord, Ford… Los gigantes automovilísticos han tenido que recortar turnos y hasta cerrar plantas de ensamblaje, en una industria que ya vivía con el desabastecimiento de la pandemia y contribuye en un 40% a la inflación galopante. Desde el lunes se pierden más de mil millones diarios por culpa del bloqueo de los camioneros en la frontera entre EEUU y Canadá, según las cuentas de la Facultad de Relaciones Laborales de Industriales de la Universidad de Cornell. A las plantas automovilísticas de Detroit no llegan las piezas. La protesta antivacuna se ha convertido en una cuestión de seguridad nacional. Hora de recurrir a la Justicia y a la fuerza, si es necesario.

Eso es lo que le pidió el gobierno estadounidense al canadiense el jueves, porque las pérdidas se acumulan a gran velocidad. De ahí que el jueves los líderes de la industria automovilística y la ciudad de Windsor, hermana de Detroit en el lado canadiense, interpusieran un recurso judicial para romper las protestas que este viernes estudiaba cuidadosamente el juez del tribunal Superior de Ontario, Geoffrey Morawetz. En un movimiento estratégico destinado a debilitar los argumentos de la industria, los manifestantes decidieron abrir uno de los carriles del Puente del Embajador, por el que discurre el 28% del intercambio comercial entre EEUU y Canadá.

Ontario declaró el estado de emergencia y amenazó a los manifestantes con multas de hasta cien mil dólares canadienses y un año de cárcel. Uno de los camioneros que ha bloqueado el centro de Ottawa y tortura a los vecinos con toques repetitivos de claxon y música a todo volumen mostraba indignado a los periodistas 1.500 dólares de multa. El gobierno de ese estado busca también cortar el flujo financiero que llega por millones de dólares a los organizadores, procedentes principalmente de la ultraderecha estadounidense. Solo en la plataforma GoFundMe, que cerró el grifo este viernes, habían recaudado diez millones de dólares.

No tardaron en abrir otra campaña en una plataforma cristiana estadounidense donde presumían de que el gobierno canadiense no tiene potestad, amén de lo que empezaba a llegar en criptomoneda.

Las protestas de los 'convoyes de la libertad, que Donald Trump y el senador Ted Cruz saludan con entusiasmo, ya no se limitan al requisito de guardar cuarentena para los camioneros no vacunados, sino que aspiran a tumbar gobiernos. Por eso se extendieron este viernes a otro puerto de entrada, el de Emerson (Manitoba), con Pembina, (Dakota del Norte), donde el pulso continúa.