Asier Quintana
Viernes, 3 de mayo 2024
«Estamos viviendo el peor desastre de nuestra historia», declaraba Eduardo Leite, gobernador de Río Grande del Sur, el pasado miércoles. Este estado de Brasil, que hace frontera con Argentina y Uruguay, se ha visto afectado durante la última semana por lluvias torrenciales, provocando al ... menos 57 muertes y 67 desaparecidos. Según el Instituto Nacional de Meteorología, lo ocurrido se debe al fenómeno meteorológico conocido como 'El niño', que ha causado sequía e inundaciones por toda Latinoamérica. En México y Colombia, por ejemplo, los lagos se han quedado en mínimos históricos, mientras que en esta región brasileña ha caído en cuatro días el 70% de las precipitaciones que se suelen registrar en todo el mes.
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Las precipitaciones desbordaron los ríos de Río Grande del Sur inundando ciudades, bloqueando carreteras y provocando derrumbes de tierra. Incluso un puente se desplomó debido a las lluvias torrenciales que están destrozando todo a su paso. El temporal ha afectado a más de 150 municipios de la región, que tiene diez millones de habitantes. Alrededor de 10.000 personas han tenido que abandonar sus hogares y muchos residentes han debido ser rescatados por los equipos de búsqueda, aunque estos no pueden acceder a varias residencias aisladas por la situación.
Las autoridades brasileñas han declarado el estado de calamidad pública y han ordenado a los vecinos de diez municipios que viven a las orillas de los ríos que abandonen sus viviendas y se refugien en locales públicos y en zonas altas. Adriana Salete Gas, residente en la ciudad de Santa Cruz del Sur, perdió todo lo que tenía en su hogar. «Nuestra casa tiene dos metros de altura y aun así se inundó por completo», comentó la mujer, que pudo salvarse al subir al tejado.
La fuerza y la cantidad de las lluvias han causado, además, la rotura parcial de una presa en uno de los ríos más importantes de la región, Das Antas, anegando los municipios cercanos. Otras corren el riesgo de ceder por la cantidad de agua que mantienen pese a haber abierto sus compuertas. Esta situación extrema ha llevado a que medio millón de hogares no tengan agua y que la mitad de ellos estén también sin electricidad.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se desplazó el pasado jueves a Santa María, una de las localidades más afectadas por las lluvias, junto al gobernador de Río Grande del Sur. Aunque no pudieron tener «una visión global» de la catástrofe al ser imposible sobrevolar el territorio por el mal tiempo, el mandatario aseguró que «el Gobierno estará al 100% con el Estado para atenderlo con recursos y que podamos reparar los daños». Leite, por su parte, explicó que lo sucedido es «el mayor desastre» que se recuerda en lugar y dijo que teme que haya más fallecidos que la cifra actual debido a la cantidad de desaparecidos y la imposibilidad de acceder a ciertos puntos.
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Las fuerzas armadas brasileñas han desplegado un operativo con ocho aeronaves y 600 militares que podría ser ampliado si el temporal no remite. Las autoridades destacan el riesgo en el entorno del río Guaíba, que ha subido tres metros su caudal y ha empezado a desbordarse a su paso por la capital de este Estado, Porto Alegre.
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