Una mujer reza delante de una bandera venezolana. Luis Eduardo Noriega Arboleda/EFE

La sospecha de pucherazo electoral señala a Maduro y abre una crisis imprevisible

El líder chavista es proclamado presidente por otros seis años pese al rechazo de la oposición y los recelos internacionales

Lunes, 29 de julio 2024, 21:35

La victoria de Nicolás Maduro en las elecciones celebradas el pasado domingo en Venezuela se encuentra bajo sospecha. Ni la oposición ni la mayor parte de la comunidad internacional disimularon este lunes sus dudas sobre el resultado de los comicios que -en contra de las ... encuestas y la ilusión por un cambio político que se había extendido en las últimas semanas- dio al actual presidente como ganador con el 51,2% de los votos frente al 44,2% cosechado por Edmundo González, el candidato opositor. El Consejo Nacional Electoral (CNE), controlado por los chavistas, anunció la reelección del líder bolivariano para un tercer mandato consecutivo -hasta 2031- nada más atravesar la medianoche de la jornada de votación (en torno a las 6.00 del lunes en España) tras el escrutinio del 80% de las papeletas. Horas después, el país caribeño amanecía en una tensa calma.

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Las denuncias sobre un posible pucherazo no tardaron en llegar. Las primeras se escucharon en la oposición, que en las anteriores presidenciales, en 2018, había optado por el boicot a los comicios, lo que generó una enorme desmovilización. La participación se disparó el domingo: según el CNE, el 59% de los electores acudió a las urnas. «Esto no es un fraude más, esto es desconocer y violar groseramente la voluntad popular», advirtió la líder opositora, María Corina Machado, inhabilitada para ejercer cargos públicos. «Venezuela tiene un nuevo presidente electo y es Edmundo González», insistió sobre el candidato de la Plataforma Unitaria Democrática, un exdiplomático de 74 años y perfil discreto, a quien proclamó verdadero ganador de las elecciones con un apoyo del 70%. En los sondeos adelantaba en casi treinta puntos a Maduro.

El presidente, en el poder desde 2013, con su mentor Hugo Chávez convertido en un icono de la revolución bolivariana tras su muerte, había alentado el discurso del miedo en estos comicios al plantearlos como una encrucijada entre «paz o guerra». Apenas permitió la presencia de observadores internacionales en la jornada electoral -sólo una pequeña delegación del Centro Carter, que reconoció carecer de capacidad para realizar «una evaluación integral» del proceso- y la oposición se quejó además del veto a sus apoderados en los colegios. Tampoco, dijo, pudo acceder a las actas que emitieron las máquinas de votación y que sirven para cotejar el resultado. El recuento no se había dado aún por finalizado al cierre de esta edición, un retraso que Maduro atribuyó a un 'hackeo' del sistema electrónico, aunque no evitó que él fuera proclamado de nuevo presidente.

Demanda de «transparencia»

En el punto de mira de la comunidad internacional se encontraban este lunes el régimen chavista, que acumula 25 años de poder, y el propio Maduro, al frente del Ejecutivo desde 2013. El anuncio de su reelección fue recibido con dudas por la inmensa mayoría de naciones latinoamericanas así como por Estados Unidos o la UE, que a través del máximo responsable de su diplomacia, Josep Borrell, reclamó «total transparencia». En la misma línea se pronunciaron países como España, Francia o el Reino Unido, que emitió una alerta de viaje a sus ciudadanos por posibles disturbios en Venezuela tras unos comicios en los que la oposición contabilizó unos 150 arrestos de personas ligadas a su campaña. «Ahora que concluyó la votación es de vital importancia que cada voto sea contado de forma justa y transparente», avisó el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, quien no ocultó su «seria preocupación» por el futuro de la nación caribeña, cuya crisis -social, económica y política- ha empujado al extranjero a 7,7 millones de venezolanos, según la ONU.

51,2% de los votos

cosechó el líder chavista, Nicolás Maduro, según el Consejo Nacional Electoral. Recibió el apoyo de 5,15 millones de venezolanos.

44,2% de las papeletas

(4,45 millones) logró Edmundo González, el candidato del bloque opositor, la Plataforma Unitaria Democrática.

La promesa de «paz, estabilidad y justicia» que lanzó Maduro, de 61 años, desde el Palacio de Miraflores nada más comunicarse su triunfo no convenció en su entorno más cercano. Una decena de países de Latinoamérica puso, como mínimo, el resultado en cuarentena. Chile lo consideró «difícil de creer», Costa Rica habló de una proclamación «fraudulenta», Colombia pidió «una auditoría independiente», Brasil exigió una investigación a Naciones Unidas, Uruguay consideró que el proceso electoral estuvo «viciado», Perú retiró este lunes mismo a su embajador en Caracas. Y el presidente argentino, Javier Milei, volvió a expresarse con vehemencia: «¡Dictador Maduro, afuera!».

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El líder bolivariano vio en estas reacciones un «nuevo» intento de golpe de Estado en su contra y avisó que «esta vez no va a haber debilidad». Mientras, Cuba, Nicaragua, Honduras y Bolivia sí le felicitaron y México afirmó que reconocería el resultado. También recibió la enhorabuena de sus tres grandes socios -Irán, Rusia y China- fuera de la región, que abogaron por estrechar sus lazos con la Venezuela chavista.

Aislado

Cerca de las 23 horas (en España) Venezuela anuncia que retira a su personal diplomático de siete países latinoamericanos, con los que no quiere seguir teniendo relaciones.

En concreto, Maduro rompe con Argentina, Chile, Costa Rica, Panamá, Perú, República Dominicana y Uruguay, «en rechazo ante las injerencistas acciones y declaraciones» de sus gobiernos contra la reelección del presidente Nicolás Maduro.

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En un comunicado, la cancillería consideró que la posición de esos gobiernos «atenta contra la soberanía nacional» y pidió que se retiren también los diplomáticos de esos países acreditados en Caracas.

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