El padre y los abuelos de los niños rescatados en la selva colombiana se pelean por su custodia

Hace cuatro días los menores -Lesly, de 13 años, Soleiny, de 9, Tien, de 5, y Cristin, de 1- fueron hallados por miembros del ejército e indígenas en la jungla tras el accidente de avioneta que sufrieron el 1 de mayo cuando sobrevolaban la frontera entre Caquetá y San José del Guaviare, donde murió su madre, Magdalena Mucuty, y otros dos tripulantes -el piloto y un líder de la comunidad-. El viaje tenía como objetivo reencontrarse con Ranoque, quien había salido un mes antes del incidente de la localidad de Araracuara huyendo de las amenazas de las disidencias de las FARC. El plan era iniciar una nueva vida en familia. Ranoque había conseguido trabajo y había logrado juntar lo necesario para costear el avión privado -la única manera de cruzar la espesa selva-.

«El frente Carolina Ramírez me está buscando para matarme. Tengo amenazas porque para ellos soy un objetivo. Sé que esas personas pueden presionarme ahora con mis hijos y eso nunca lo voy a permitir», ha explicado Ranoque en declaraciones recogidas por la prensa colombiana. Por ello, ha pedido además «una vivienda digna» para él y los niños en Bogotá. «Necesito garantizar el estudio a mis hijos. Necesito la seguridad de mi vida y la de ellos», ha apelado. Sin embargo, las intenciones de hacerse cargo de los cuatro hermanos han sido frustradas por las denuncias interpuestas por los abuelos maternos, Narciso Mucutuy y Fátima Valencia, de que Ranoque golpeaba a su mujer y que habría abusado sexualmente de Lesly.

«Los niños se escondían en el bosque cuando estallaban las peleas», ha explicado el abuelo. Frente a las acusaciones, Ranoque reconoció ante los periodistas que había habido problemas en casa, pero lo calificó de asunto privado. Aceptó haber agredido a su pareja «verbalmente, a veces, sí. Físicamente, muy poco. Tuvimos más peleas verbales», ha indicado. La supuesta violencia doméstica es investigada por la Justicia con la ayuda de las declaraciones de los menores.

Frente al posible abuso sexual de la menor, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), el organismo encargado de la protección de la infancia, ha impedido que el padre visite a las niñas mayores. Los abuelos maternos se turnan el acompañamiento de los hermanos en el hospital, mientras que a Ranoque sólo se le ha permitido ver sus hijos, de 5 años y el bebé que cumplió un año en la selva. Cáceres no dio detalles sobre los motivos de esa prohibición salvo que es decisión de la «defensora» -la trabajadora social- que está de manera permanente con ellos. «Confiamos mucho en la encargada de coordinar todo el trabajo. Ella es la que determina cómo se protege a los niños», ha subrayado Cáceres. Ranoque se ha defendido diciendo que consideraba a las niñas como sus «propias hijas». Y protesta que la disputa que se ha desatado por la custodia es por un interés económico de los abuelos.

El ICBF ha aclarado que hasta que solucionen los problemas familiares, la entidad mantendrá su custodia. Este proceso tardará al menos seis meses, según explicó la directora del instituto, Astrid Cáceres. «Esto tiene un mecanismo de restablecimiento de derechos que requiere unos tiempos. Nuestra defensora, que es la que toma la decisión, está acompañada por su equipo de trabajo y las organizaciones indígenas. Lo importante es que los niños estén bien durante este periodo», señaló la funcionaria a 'RCN Radio'.

Los menores reciben ayuda psicológica para recabar los detalles de su supervivencia en la selva y sobre su vida previa al accidente. El ICBF ha destacado que lo importante es guardar la reserva de la información que han dado los niños y de las investigaciones que se adelantan, con el fin de no revictimizarlos.