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A Nadine Heredia (Lima, 48 años) le cuadra bien su apodo: 'La Generala'. Al mando. Su marido, Ollanta Humala, se quedó en teniente coronel antes ... de ser presidente de Perú entre 2011 y 2016. Nadine fue, como consecuencia de aquel triunfo electoral, la primera dama. Pero fue mucho más. Ejerció de 'generala', en femenino. A más de un cargo político de ese período se le escapó dirigirse a ella como «presidenta». Ahora, con el matrimonio en caída libre por varios escándalos de blanqueo de capitales, la Justicia peruana los ha condenado a quince años de prisión. Ollanta Humala ya está ingresado en la cárcel de Barbadillo, en la misma celda que ocupó uno de sus predecesores, Alberto Fujimori, y a dos pasos de donde cumplen sus penas otros antiguos máximos mandatarios como Alejandro Toledo y Pedro Castillo. Pero allí no se encuentra Nadine, que ha recibido asilo en Brasil y ha esquivado su condena. Siempre sale a flote. Esta vez, gracias al salvoconducto firmado por Dina Boluarte, la actual presidenta de Perú, en una decisión que ha generado una gran polémica en el país andino. ¿Por qué la protege?
El padre de Nadine, un hombre de provincias que se pagó la universidad con su sueldo de obrero, la llamaba 'negra del alma'. Su única hija creció peleando con sus otros dos hijos. Fuerte. Siempre le gustó afirmarse en aquel mundo tan masculino y machista. Pertenecer a una familia acomodada le facilitó licenciarse en Ciencias de la Comunicación y en Sociología. Trabajó luego en USAID, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional que ahora ha cerrado Donald Trump. Y en 1996 conoció a Ollanta Humala, un militar que se había levantado contra el régimen de Fujimori. Flechazo revolucionario. Ella era una joven de ideas progresistas que admiraba el régimen de Castro en Cuba. Ollanta inició su carrera política impulsado por Nadine.
En 2011, cuando su marido alcanzó la presidencia y ya tenían tres hijos, Nadine se convirtió en la gran protagonista del mandato. Asistía a reuniones oficiales, difundía mensajes e influía en las decisiones del Ejecutivo desde su propio despacho en la residencia oficial. Según las encuestas, era la persona más poderosa del país. Incluso sedujo con su carisma al recientemente fallecido Mario Vargas Llosa. «Me gustaría que Nadine Heredia sea la candidata en 2021. Ya es hora de que Perú tenga una presidenta mujer», declaró el Premio Nobel de Literatura pese a que su ideario liberal no se ajustaba al programa del matrimonio Humala. Pronto, Nadine pasó de ser vista como la primera dama a que su esposo, Ollanta, pareciera el consorte de la verdadera jefa del país.
Pero el tirón popular no duró. Cambió de aspecto. De los pantalones vaqueros y la camiseta pasó a vestidos de grandes diseñadores. La seducción del poder, del dinero. En 2015, un programa de televisión desveló que Nadine Heredia había gastado unos 34.000 euros en bolsos, vestidos y joyas durante viajes a Nueva York y Florencia. La Fiscalía Especializada en Lavado de Activos descubrió que la madre de la primera dama y también una colaboradora habían recibido cerca de 80.000 euros de una empresa venezolana. No era un caso aislado. Los investigadores desvelaron pagos regulares a Nadine por parte de publicaciones de Venezuela. No encontraron, sin embargo, ningún artículo escrito por ella en esos medios.
Ahora, su marido y ella han sido declarados culpables de haber recibido cantidades millonarias procedentes de Venezuela y de la empresa brasileña de Odebrecht (por la adjudicación de un gasoducto) para financiar las campañas electorales de 2006 y 2011. La sentencia eleva las penas a 15 años de prisión por lavado de dinero. Por ese mismo delito, Nadine ya pisó la cárcel en julio de 2017. Estuvo entre rejas hasta abril de 2018. Él ha vuelto a presidido ;ella se ha largado con el apoyo del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula de Silva, que le ha concedido asilo, y de Dina Boluarte, máxima mandataria de Perú, que le firmó un salvoconducto. Eso hace inviable su extradición al menos mientras dure el mandato de Da Silva. 'La Generala' se mantiene a flote mientras en su país muchos se preguntan por qué Boluarte, que tiene sus propios líos con la justicia, le abrió esa puerta.
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