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Prohibir el aborto estaba en el programa electoral de Javier Milei, nuevo presidente de Argentina. Era una de sus banderas. Y ha empezado a agitarla ahora que sus propuestas económicas han encontrado obstáculos en el aparato judicial. Seis diputados de su partido, La Libertad Avanza ( ... LLA), han presentado un proyecto de ley para derogar la legalización del aborto, cuya norma, que permite la interrupción voluntaria del embarazo en las 14 primeras semanas de gestación, entró en vigor hace apenas tres años. El texto no solo supone dar marcha atrás a la ley vigente, sino que incluso es más restrictivo que el Código Penal que regía entre 1921 y 2020, porque no lo autoriza ni siquiera en casos de violación o riesgo para la madre, en los que la última palabra la tendría el juez. La iniciativa contempla penas de hasta tres años de cárcel para las mujeres que interrumpan su embarazo.
Este proyecto de ley, entregado hace dos días, pide la derogación de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) y retrotraer los artículos del Código Penal que dicha ley modificaba. Castiga a la mujer en la mayoría de los casos. La propuesta pide penalizar de nuevo a quien realice un aborto en cualquier etapa de la gestación, así como reinstalar la «inhabilitación especial» a los sanitarios que «abusen de su ciencia o arte para causar el aborto o cooperen a causarlo».
El proyecto propone penas de hasta tres años de cárcel a «la mujer que causare su propio aborto o consintiere en que otro se lo causare». Contempla penas de entre uno y cuatro años para los profesionales que ayuden a una mujer a interrumpir su embarazo y de entre tres y diez años a los que practiquen un aborto sin consentimiento de la madre. Si la mujer fallece a consecuencia de la intervención, el castigo puede alcanzar los 15 años.
La legalización y despenalización del aborto en Argentina se consiguió durante el mandato del predecesor de Milei, Alberto Fernández, después de años de lucha por parte de las organizaciones feministas. Estas asociaciones destacaron entonces que la entrada en vigor de la nueva norma representaba «un triunfo de la lucha colectiva» y esperaban que se cumpliera en todo el país. Hasta aquel momento eran legales las interrupciones en caso de violación o que pusieran en peligro la salud de la mujer. Si el proyecto de Milei sale adelante, la nueva ley será aún más restrictiva que la anterior. Las feministas ya han anunciado movilizaciones y que no darán «ni un paso atrás».
Desde que se legalizó el aborto en el país, a finales de 2020, se han realizado casi 250.000 interrupciones voluntarias del embarazo en el sector sanitario público. La mortalidad descendió a la mitad: de 23 muertes anuales en 2020 a 13 en el primer año de la aplicación de la ley que ahora quiere borrar Milei.
El presidente argentino ha mostrado en numerosas ocasiones su oposición a los planteamientos femininistas. Durante su discurso en el Foro Económico Mundial, celebrado en enero en Davos (Suiza), atacó los postulados de estas asociaciones, que, a su juicio, han calado en la opinión pública y en las políticas de muchos gobiernos. «La primera de estas nuevas batallas fue la pelea ridícula y antinatural entre el hombre y la mujer. El libertarismo ya establece la igualdad entre los sexos», indicó el economista ultraliberal. «En lo único que devino esta agenda del feminismo radical es en mayor intervención del Estado para entorpecer el proceso económico», agregó.
En esa conparecencia también puso en duda las «ideas nocivas» de quienes «sostienen que los seres humanos dañamos el planeta y que debe ser protegido a toda costa, incluso llegando a abogar por el control poblacional o en la agenda sangrienta del aborto». Antes, en su camino electoral hacia al presidencia del país, Milei había dejado muchas frases contra el feminismo: «No tengo por qué sentir vergüenza de ser un hombre blanco, rubio y de ojos celestes. Si las mujeres ganaran menos que los hombres, las empresas estarían llenas de ellas. Ministerio de las Mujeres, ¡Afuera!».
Milei promueve esta nueva ley contra el aborto justo cuando prepara su visita al Vaticano. El presidente argentino, que llegó a calificar al papa Francisco de «representante del maligno en la Tierra», tiene previsto reunirse con él para pacificar sus relaciones. El rechazo total al aborto parece una manera de engrasar el vínculo con la autoridad eclesial.
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