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Johana Gil
Lunes, 10 de abril 2023, 18:39
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha completado este lunes sus primeros cien días en el poder, marcados por la sombra de su predecesor, Jair Bolsonaro. Desde el inicio, sabía que no sería un mandato fácil. Cuando se anunció su victoria, el ... derrotado líder ultraderechista denunció fraude electoral, lo que más tarde motivaría un intento de golpe de Estado, sólo ocho días después del nombramiento oficial. En la reunión con su gabinete de este lunes, ha admitido que «muchas cosas todavía no están funcionando en el Gobierno», pero ha asegurado que «al menos han sido suficientes para revertir un escenario atroz».
El líder izquierdista, de 77 años, quien pasó la semana pasada ingresado en el hospital por una bronconeumonía, prometió en su candidatura «reparar los problemas heredados» y «colocar nuevamente a Brasil en la geopolítica mundial». Un trabajo que ya ha adelantado con una larga lista de nuevas medidas sociales y su intensa agenda de viajes al extranjero. «No hemos hecho más que tratar de recuperar lo que se había hecho bien, lo que había funcionado y fue destruido. Es como si volvieras a tu casa de vacaciones y hubiera habido un terremoto», dijo cuando llevaba 80 días como presidente.
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Brasil estuvo en los ojos del mundo cuando seguidores de Bolsonaro asaltaron el palacio presidencial, el Congreso y el Tribunal Supremo en Brasilia el 8 de enero. Tras detener a cientos de personas, las autoridades iniciaron una investigación contra el expresidente por supuestamente orquestar las reyertas. Semanas después se reveló la situación de abandono y desnutrición de los habitantes de la reserva indígena Yanomami, la más grande del país, que era asolada por la minería ilegal. De nuevo, Lula debió enfrentar las consecuencias de las malas gestiones de su predecesor con esta comunidad ancestral y declaró el estado de emergencia.
Lula avanza en su proyecto de regresar a Brasil al escenario internacional y recuperar temas que Bolsonaro había optado por desechar. Uno de ellos, es el cambio climático y la defensa del Amazonas, uno de los puntos que se abordaron en la primera reunión del presidente con su homólogo norteamericano, Joe Biden. Lula ha intentado rescatar las relaciones bilaterales con Estados Unidos, que se rompieron en 2020 tras la batalla por la Casa Blanca que se saldó con la derrota de Donald Trump.
Asimismo, para fortalecer las relaciones con sus vecinos, Lula ha vuelto a estrechar la mano del presidente de Argentina, Alberto Fernández, y también ha invitado a una «coalición» sudamericana al mandatario de Venezuela, Nicolás Maduro. Además, en la víspera de sus cien días, se anunció el reingreso de Brasil en la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), después de que en 2019, Bolsonaro, aprobara la salida mediante un decreto, sin obtener la aprobación del Congreso.
En el rescate de los vínculos diplomáticos con países estratégicos, Lula viajará el martes a China. El encuentro con su homólogo, Xi Jinping, está programado para el viernes para discutir propuestas para el fin de la guerra en Ucrania. Brasil ha rechazado mandar municiones a Kiev en nombre de la paz y propone la formación de un grupo de mediadores. «Vladímir Putin no puede quedarse con el territorio invadido, al tiempo que el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, no puede quererlo todo«, dijo el jueves Lula al sugerir que Kiev renuncie a la península de Crimea, anexionada por Rusia en 2014.
Pero las sugerencias han sido rechazadas. «No hay razón legal, política ni moral que justifique abandonar un solo centímetro de territorio», expresó el portavoz de la diplomacia ucraniana, Oleg Nikolenko, pese a apreciar »los esfuerzos del presidente brasileño para encontrar una manera de detener la agresión rusa«.
Sus cien días como presidente coinciden con una crisis económica, que pretende solventar con la propuesta de una nueva estructura fiscal que prevé el fin del déficit en 2024. El proyecto pretende suavizar una rígida legislación en vigor desde 2016, que limita el aumento anual del gasto público a la inflación registrada en el ejercicio anterior. Pero su aprobación depende del Congreso.
Además, Lula citó una reforma tributaria que será presentada al Parlamento en las próximas semanas y cuyos detalles se desconocen, pero que según el Ministerio de Hacienda apuntará a reforzar la recaudación, aunque dentro de un marco de «justicia social».
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