Luces y sombras de un año con Petro

En su editorial sobre el primer ejercicio de Gustavo Petro, el diario colombiano El Espectador escribió: «El presidente no tiene que buscar mucho para comprender por qué la oportunidad histórica que significa su mandato, un año después, parece estar diluyéndose entre escándalos, falta de gobernabilidad y frustraciones crecientes». Sostiene el mismo medio que nada de lo que está pasando es culpa de una conspiración externa. «Todos los caminos llevan al dirigente mismo, a su forma de actual, a las trincheras ideológicas en las que decide cada tanto encerrarse sin reconocer que ya no es el candidato que llegó al poder gracias a la división y al populismo».

Gustavo Petro, en realidad, ha tenido una aceptación internacional unánime, lo cual contrasta con la opinión que genera dentro del país. Su principal apuesta ha sido la de un cambio en la vida de los colombianos, -convertir el país en una potencia mundial de vida, dice-, en acabar con la violencia en el territorio y lograr la llamada «paz total», proyecto en el que ha avanzado en las conversaciones con el Ejército Nacional de Liberación (ELN), la guerrilla antigua más activa dentro de la nación, y con la que hace unos días pactó un cese al fuego bilateral de 180 días. Colombia también ha experimentado un descenso en los secuestros y en los atentados a líderes sociales. Todo eso, sin embargo, pasa a un segundo plano o es literalmente enterrado ante la revelación de su hijo y el problema de corrupción en el que aparece implicado uno de los políticos que más votos aportó a la campaña presidencial, Armando Benedetti, al que tuvo que destituir como embajador de Venezuela.

En su discurso, durante la celebración del primer año de su posesión, Petro hizo énfasis el lunes en todos los proyectos que intenta establecer en su mandato. «La paz no es un negocio de grupos armados. Esa paz esquiva está en el diálogo, en la búsqueda de acuerdos que nos ayuden a salvar la vida de la gente, en vez de profundizar en la violencia que acaba con el tejido social, con la juventud y la vida de los más pobres. Eso es la paz total, poner la vida sobre el lucro de unos cuantos con fines codiciosos».

Petro dedicó una buena parte de su tiempo para hablar de la mejoría económica del país en estos 365 días: «Nos han dicho que íbamos a desestabilizar la economía, que la inversión se iba a ir, que subiría el dólar, que se perderían empleos. La catástrofe económica, decían. Hoy podemos decir que hemos vencido la inflación. Lo obvio es que empecemos a notar que el dinero de la familia ya alcanza para comprar la misma canasta de bienes y servicios que antes». Aseguró el presidente que en junio de 2023 los flujos de inversión extranjera directa llegó a 1.729 millones de dólares, lo que representa un crecimiento del 70% frente al mismo mes del pasado año.

Mientras el Banco de la República sostiene que Colombia crecerá menos de lo esperado en 2023, el primer exministro de Hacienda del Gobierno petrista, José Ocampos, opina que la economía colombiana «se comportará algo mejor de lo que se piensa, pese a la compleja situación política que se avizora». Ocampo, en entrevista al diario 'El Tiempo', argumenta su predicción en que «en el país funciona el sistema de pesos y contrapesos de poderes públicos y eso es muy importante para los inversionistas, sean de aquí o del exterior. Que el régimen de control de poderes opere en el país es un elemento positivo que sin duda le sirve al país y a la actividad económica».

En su editorial, 'El Tiempo', analiza el primer ejercicio de Petro bajo el título de «Doce meses de un Gobierno marcado por las implosiones políticas». El rotativo dice que la gestión muestra, por un lado, un panorama con «positivas señales en el frente económico», y por el otro «un complejo escenario político agravado ahora por las denuncias de supuesta financiación ilegal de la campaña de 2022».

En lo positivo, además de bajar la inflación (12,1%), 3 décimas menos a la de mayo, el Ejecutivo ha logrado sacar adelante la reforma tributaria más alta de la historia para atender la deuda social que tiene el Estado con los más vulnerables. También ha conseguido que el desempleo se sitúe en un solo dígito (9,3%) por primera vez en cinco años. Creó el Ministerio de Igualdad, que lidera la vicepresidenta Francia Márquez, y pudo sacar adelante el Plan Nacional de Desarrollo.

La opinión generalizada es que Petro tendría que cambiar su manera de dirigir, en la que destacan más los rifirrafes y las confrontaciones, para mantener abierta una oportunidad histórica de cambiar al país. De momento se ha enfrentado al fiscal general, Francisco Barbosa, cambió el gabinete de alianzas con el que pretendía sacar adelante todos sus proyectos y se quedó con los integrantes de su partido (Pacto Histórico).

Para el periodista Jorge Cura, director de los informativos más escuchados en la Costa Atlántica, «la corrupción se convirtió en un mantra para el Pacto Histórico para llegar al poder. Pero ahora en medio de muchos escándalos, en apenas un año se ha convertido en un karma».