Vijay Prashad, historiador y periodista
«Es increíble que Cuba haya sobrevivido 62 años bajo el embargo estadounidense»Vijay Prashad, historiador y periodista
«Es increíble que Cuba haya sobrevivido 62 años bajo el embargo estadounidense»«Este ensayo no trata de Cuba en sí misma, sino de la asfixia mediante la cual Estados Unidos ha querido someter a Cuba». De esta manera comienza 'Sobre Cuba', ensayo en el que Vijay Prashad, historiador y periodista marxista de India y Noam Chomsky, ... reconocido padre de la lingüística y filósofo estadounidense al que The New York Times describió como «el más importante de los pensadores contemporáneos», abordan las más de seis décadas en las que el país caribeño se ha mantenido bajo el embargo estadounidense.
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Prashad cuenta en una entrevista para EL CORREO que trabajar con Chomsky, que actualmente atraviesa un delicado estado de salud, «es algo increíble». Fruto de las numerosas horas de conversaciones entre ambos intelectuales surge 'Sobre Cuba', obra en la que tratan la «dura respuesta» del Gobierno de Estados Unidos a la revolución cubana y sus múltiples intentos para acabar con ella: «A pesar de tener distintos puntos de partida, descubrimos una unanimidad en la visión de que el Gobierno de Estados Unidos se ha mostrado vengativo hacia la Revolución cubana porque esta logró desafiar con éxito a Washington».
Corría el año 1959 cuando Fidel Castro llegó al poder tras el triunfo de la Revolución cubana al derrocar al dictador Fulgencio Batista. Desde un primer momento, el gobierno castrista inició un proceso de nacionalización de empresas e industrias norteamericanas. Este hecho, además del acercamiento del país a la Unión Soviética durante la Guerra Fría, hizo que en 1960, Dwight Eisenhower, quien ocupaba la Casa Blanca por entonces, decidiera imponer las primeras sanciones a la isla. Pero las crisis desencadenadas tras la fallida invasión de la Bahía de los Cochinos y la de los misiles de Cuba en 1962 (la URSS instaló misiles nucleares en la isla) terminaron por originar el gran conflicto. Ese mismo año, John F. Kennedy impuso el embargo total a Cuba y desde entonces, la economía del país caribeño se ha visto seriamente perjudicada, afectando a todos los niveles.
Durante su estancia en la Casa Blanca, la Administración Trump impuso más de 240 nuevas sanciones a Cuba: «Desde entonces, la situación es muy difícil. Aunque pretenda hacer comercio básico, los países europeos no pueden hacerlo porque las empresas no están dispuestas a desafiar las sanciones de Estados Unidos». Lo citado anteriormente es, según Prashad, uno de los principales problemas sistémicos a los que tiene que enfrentarse Cuba. Y a pesar de albergar grandes fuentes de recursos naturales como el cobalto o el níquel, la isla carece de combustible.
Durante décadas, Venezuela ha sido la principal fuente de suministro: «Cuando Hugo Chávez ganó las elecciones en 1998, ofreció un salvavidas a Cuba, vendiéndole combustible a precio reducido», afirma. Sin embargo, la situación ha cambiado los últimos años, ya que Venezuela es incapaz de seguir produciendo al mismo ritmo de antes. La escasez deriva en, por ejemplo, los apagones que ha sufrido Cuba recientemente. También hay que decir que los recursos destinados al mantenimiento de la red eléctrica del país son insuficientes.
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La indignación entre la ciudadanía crece y cada vez son más las voces que se levantan contra el Ejecutivo que ahora encabeza Miguel Díaz-Canel. Hay quien sostiene que la situación actual no se debe al embargo mantenido por Washington, sino a la ineficacia del sistema cubano. Las protestas antigubernamentales del 21 de julio del 2021 demostraron que gran parte de la población estaba descontenta con la escasez crónica de alimentos, el autoritarismo del Gobierno y la crisis económica. Sin embargo, en 2022 el Ministerio de Economía y Planificación de Cuba cifró en 131.000 millones de euros las pérdidas totales que el embargo había producido durante las seis décadas que habían transcurrido hasta entonces. «Es increíble que Cuba haya sobrevivido. El impacto de las sanciones es brutal», señala Prashad.
¿Rendirse o no rendirse? Es una pregunta que ronda por la cabeza de muchos cubanos prorrevolucionarios. «No sé quién va a ganar las elecciones cubanas de 2025. Lo que sí sé es que, quien gane, continuará con las políticas principales de la revolución cubana», dice Prashad. El liderazgo cubano ha envejecido y a pesar de que los hermanos Castro ya no gobiernen, la generación de Díaz-Canel ha mantenido los valores del movimiento, según Prashad: «Su generación está muy comprometida con la revolución con la que crecieron». Ahora bien, admite que las generaciones siguientes podrían no verse tan representadas por los ideales revolucionarios: «Es una incógnita saber si tendrán el mismo compromiso. Pasar toda una vida luchando contra el imperialismo es agotador. En algún punto puede que digan: 'Vale, tú ganas'. Pero no estoy seguro de que ese sea el sentimiento en Cuba ahora mismo».
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Se puede llegar a afirmar que absolutamente todos los países del globo se jugaron algo en las elecciones estadounidenses del pasado 5 de noviembre. Pero esto se acentúa en el caso de Cuba. La isla ya sabe lo que es permanecer cuatro años teniendo a Trump al frente de Washington, y volverá a hacerlo otra vez tras su victoria en los comicios. El republicano dejó bien claro durante su primer mandato que levantar el embargo era algo impensable, y todo parece indicar que, con su llegada a la Casa Blanca, mantendrá una línea dura y poco cambiará respecto a la situación de los cubanos.
De hecho, el magnate ha elegido a Marco Rubio, senador de origen cubano, como Secretario de Estado y jefe de la diplomacia de Estados Unidos. Siempre se ha mostrado totalmente contrario al régimen, queriendo luchar para instaurar la democracia en la isla. Aún así, lo cierto es que Joe Biden no ha cambiado nada respecto a las políticos que Trump impuso en su día, lo que ha decepcionado a muchos. Esto puede hacer pensar que, ya sea con un Gobierno demócrata o republicano, Estados Unidos seguiría manteniendo una postura impasible con un embargo que Prashad considera «ilegal».
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Estados Unidos incluyó a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo en 1982 por «su larga historia de brindar asesoramiento, refugio seguro, comunicaciones, capacitación y apoyo financiero a grupos guerrilleros y terroristas individuales». El país estuvo incluido en la lista hasta 2015, hasta que la Administración Obama lo retiró. Pero en 2021, Trump volvió a incluir a Cuba en una nómina que solo la completan otros tres países (Irán, Corea del Norte y Siria). El impacto, afirma Prashad, «está en las sanciones financieras». Las transacciones económicas se complican, por ejemplo, en las tecnologías de uso dual (productos que pueden tener aplicaciones civiles tanto militares o nucleares): «Cuba, por ejemplo, tiene una gran industria farmacéutica, y muchos de los dispositivos que quieren importar están restringidos porque dicen que pueden ser usados para hacer armas o químicos». Él no entiende la permanencia del país en la lista: «Cuba exporta médicos, no terrorismo. En cambio, Estados Unidos está armando a Israel con bombas de 2.000 libras. Tengamos un debate sobre lo que es realmente el terrorismo».
El rechazo internacional hacia el embargo estadounidense se hace patente en la Asamblea General de la ONU, que lleva por 31 años consecutivos condenando las sanciones. En 2023, solo dos países que forman parte del organismo votaron a favor: Estados Unidos e Israel. Los norteamericanos alegaron en el debate que las sanciones no son más que un instrumento para que el país caribeño adopte la democracia. El resto de países sostiene que se trata de una manera injustificada e inhumana. La embajadora de El Salvador ante las Naciones Unidas, Egrisela López, en representación del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), añadió que la inclusión de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo «ha reforzado las dificultades del país para insertarse en el comercio internacional y realizar operaciones financieras provocado cierres de contratos, pérdidas de relaciones con entidades bancarias, entre otras dificultades».
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Prashad considera que el embargo tiene cada vez más detractores: «El número de países que lo rechazan crece año tras año. Creo que ese es un buen ejemplo de la percepción global sobre Cuba». También sostiene que «hay muchos actores implicados» y que gracias a ello la situación cubana podría cambiar: «¿El milagro vendrá de China? ¿De Rusia? ¿La situación se estabilizará en Venezuela? Quién sabe». La era de los Castro llega poco a poco a su fin, y la incertidumbre reina en el futuro político, económico y social de Cuba.
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