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Los venezolanos fueron convocados este domingo a los colegios electorales para determinar quién presidirá el país caribeño en los próximos seis años, pero en el fondo se enfrentaron a la decisión más importante en el último cuarto de siglo, el tiempo que ha estado regido ... por el régimen bolivariano del Partido Socialista, ahora encabezado por Nicolás Maduro tras los mandatos iniciales de su fundador, el fallecido general Hugo Chávez.
«El 28-J será el día más largo de nuestras vidas», señalaban las redes sociales. No era una jornada cualquiera. Era histórica porque las encuestas pronosticaron un cambio y una victoria de la oposición encabezada por su líder María Corina Machado y el candidato Edmundo González, un exdiplomático de 74 años conocido por su comportamiento tranquilo que se vio obligado a dar un paso al frente después de que su compañera se tuviera que enfrentar a la prohibición de ejercer cargos públicos que dictó la Justicia afín a los postulados del Gobierno actual.
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Dagoberto Escorcia
En frente tenían a Maduro que, convencido de que una vez más contará con el favor de los ciudadanos, aseguró que aceptará el vaticinio que arroje el recuento. Una afirmación que sus rivales ponen en duda después de las múltiples irregularidades que acogió la campaña y la negativa del régimen a la presencia de observadores internacionales.
El mandatario bolivariano, cuya reelección de 2018 ya fue considerada fraudulenta por Estados Unidos, sostuvo que Venezuela tiene el sistema electoral más transparente del mundo y olvidó aquel «baño de sangre» que anunció si perdía. Ahora dice que se marchará si el recuento así lo decide. Maduro volvió a autodefinirse como un hombre perseguido. «Gracias a Dios, Venezuela es un país cohesionado, en paz. Ni un incidente. Una campaña libre, abierta, donde cada quien habló. El único candidato perseguido internacionalmente se llama Nicolás Maduro Moros, por los poderes del mundo, por Goliath. Pero nosotros no estamos acostumbrados al lloriqueo, estamos acostumbrados a la acción creativa. Ni un incidente, paz antes», manifestó después de recordar que este domingo Hugo Chávez habría cumplido 70 años.
Por su parte, González, que ha ganado el respaldo incluso de algunos antiguos partidarios de la formación gobernante, cuestiona este espíritu democrático exhibido por Maduro. Las decisiones hasta ahora adoptadas por las autoridades electorales y los arrestos del personal de la oposición siembran serias dudas sobre el carácter trasparente del proceso.
Muchos de los electores habían llegado antes del amanecer para no perderse una jornada histórica. «Trabajo limpiando casas y mis cuatro nietos dependen de mí. Gano apenas 15 dólares por semana y eso me alcanza para comer un día pero no al otro», dijo Luisa González, de 61 años, quien votaba en el estado de Bolívar, tradicionalmente un bastión del partido gobernante. «Llevamos años buscando un relevo. Yo era chavista, pero la gente ha cambiado», añadió.
En estos comicios apenas hay observadores internacionales. Sólo está presente una pequeña delegación del Centro Carter, que este domingo indicó no tener capacidad de realizar una «evaluación integral del proceso de votación, recuento y tabulación» como tenía previsto hacer la UE, excluida como observadora a finales de mayo. También se impidió la entrada al país de parlamentarios europeos y expresidentes latinoamericanos invitados por la oposición.
El proceso electoral es automatizado, con resultados centralizados por el CNE, cuya directiva está integrada por cinco rectores, tres vinculados con el chavismo y dos con la oposición.
Muchos, como ella, han sido testigos del colapso económico vivido por Venezuela durante el mandato de Maduro, con la migración de alrededor de un tercio de la población y un marcado deterioro de las relaciones diplomáticas, coronado por sanciones impuestas por Estados Unidos, la Unión Europea y otros países que han paralizado una industria petrolera que ya estaba en dificultades.
Maduro mantiene que garantizará la paz y el crecimiento económico, haciendo que Venezuela sea menos dependiente de los ingresos del petróleo. Pero pocos le creen. El salario mínimo equivale a 3,50 dólares al mes, mientras que se estima que la alimentación básica para una familia de cinco miembros cuesta unos 500 dólares. Muchas personas reciben canastas de alimentos del Gobierno o remesas de familiares en el extranjero.
Muchos de sus partidarios hablan con entusiasmo de su mentor Chávez, y ven a Maduro, en el poder desde la muerte de Chávez en 2013, como una continuación del legado de Chávez de ayudar a los pobres. Otros dijeron que consideran que el historial de Maduro es mixto, pero que lo respaldarán. «Hay cosas que sin duda deben mejorar en nuestro país, pero este Gobierno ha vivido sanciones y bloqueos como ningún otro. Por eso creo que se merece otra oportunidad», dijo José López, de 57 años, mientras esperaba para votar en el centro de Valencia.
González y Machado, que han prometido grandes cambios y han dicho que un nuevo comienzo puede motivar a los migrantes a regresar, han instado a la gente a realizar vigilias en los centros de votación a la espera de que los militares confirmen unos resultados que pronostican que les serán favorables. González votó alrededor del mediodía en Caracas, mientras que Machado lo hizo a media tarde, emergiendo ante una multitud de seguidores que lo vitoreaban y una nube de periodistas.
La líder opositora venezolana María Corina Machado puso en valor la «apoteósica» participación en las presidenciales. Según sus datos el 42,1% del censo había depositado ya su voto las 13.00 horas -seis horas más en España-, unos 9,3 millones de personas. «Lo que estamos viendo es el acto cívico más importante de la historia contemporánea de Venezuela», señaló en declaraciones a la prensa tras votar en el Colegio Elena de Bueno, en Los Chorros de Caracas.
Machado explicó que si se mantienen esos porcentajes, «probablemente esto va a ser una cifra de participación histórica, récord, y sin duda ya es más que cualquier elección en los últimos treinta años». Ello alienta a la oposición a anunciar un cambio democrático en el país.
«Los venezolanos han salido de una manera masiva, organizada, en familia y nos han sorprendido porque cuando habíamos dicho que fueran tempranito en la mañana, (pero) no. No esperaron. En todos los estados la gente empezó a salir desde las nueve de la noche», indicó.
La dirigente opositora manifestó además que la práctica totalidad de las mesas se habían podido constituir y que sólo 18 de las 30.020 previstas no funcionaron. Como incidencia mencionó también que en algunas mesas se realizaba un escaneo de los carnés, lo cual recordó que «no se justifica de ninguna manera».
Asimismo hubo algunos casos de violencia, como en colonia Tobar, «pero son absolutamente escasos», «excepciones». «Es un proceso que está marchando de manera pacífica», finalizó.
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