Los comandantes guerrilleros del Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Colombia Pablo Beltrán y Aureliano Carbonell en la mesa de negociación instaurada en México. AFP

El Gobierno de Colombia y la guerrilla del ELN hablan de paz mientras continúan los ataques

Las delegaciones de ambas partes han acordado reconocer la figura política del grupo durante la segunda ronda de negociaciones que se lleva a cabo en México

Johana Gil

Martes, 28 de febrero 2023, 16:19

Dos semanas después del inicio de la segunda ronda de diálogos de paz entre el Gobierno de Colombia y la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) han salido a la luz los primeros avances de la negociación. Aunque el propósito principal y más esperado ... es el cese al fuego bilateral, por ahora no se menciona un acuerdo que permita acercarse al objetivo. Y, además, mientras las conversaciones continúan adelante en México, como país garante de este proceso, la disputa armada continúa sobre suelo colombiano como una manera de presionar entre las partes.

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En un comunicado conjunto se destaca el reconocimiento del carácter político y rebelde del grupo. Para el ELN es importante la identificación legal porque permitirá que los acuerdos tengan viabilidad jurídica. Además, se acepta que la lucha se originó con un propósito social, que puede ser retomado y abordado en la mesa de negociación. El interés recae en el deseo de diferenciarse de las demás organizaciones armadas con las que el Gobierno tiene acercamientos y que también están involucradas en el conflicto armado con un alto perfil delictivo. Al ser considerado un Grupo Armado Organizado (GAO), a lo que fue reducido durante el gobierno del expresidente Iván Duque en 2019, tiene un carácter terrorista y solo se le permite acceder a la Justicia a cambio de beneficios.

A diferencia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), protagonistas del primer acuerdo de paz firmado en 2016 en el país latinoamericano, el ELN busca cambios estructurales en distintos sectores sociales. Y ha afirmado que «la paz no se da a cambio de peticiones concretas como curules en el Congreso (aludiendo a lo que hicieron las FARC), sino que los objetivos van más allá del conflicto armado». «La mesa de conversaciones obedece a la búsqueda de una Colombia con justicia social», ha señalado el máximo líder de los rebeldes, alias Antonio García.

El segundo ciclo de los diálogos se alargará hasta el 11 de marzo, cuando se hará una pausa para que los representantes compartan los resultados con los demás participantes y evalúen el próximo paso. Además, en este periodo se ha iniciado la implicación de altos cargos de la Administración para concertar políticas. El primero ha sido el ministro de Justicia, Néstor Osuna, a quien se han solicitado alivios humanitarios para los integrantes del ELN que están en las cárceles. La guerrilla asegura que los presos no viven en condiciones de vida adecuadas y denuncian la sobrepoblación en los centros de reclusión.

Cese al fuego

Al mismo tiempo de la publicación de los avances de la mesa de negociación, la Policía de Colombia alertó sobre posibles atentados terroristas del grupo insurgente en varias ciudades. Las autoridades han asegurado que se ha emitido la orden a los frentes de guerra para organizar un ataque de «alto impacto». Por ello, se ha desplegado a la fuerza policial en las zonas urbanas que podrían ser blanco de la guerrilla. Sin embargo, los comandantes que están en México han asegurado que la información no está confirmada.

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El Gobierno va a un ritmo más acelerado que el ELN en los diálogos y en su afán de mostrar resultados, al comienzo del año, comunicó un cese al fuego bilateral, pero la guerrilla lo desmintió tres días después. Este hecho colocó en entredicho los acuerdos de la primera ronda de diálogos que se llevaron a cabo el 21 de noviembre de 2022 en Venezuela. Las confusas conversaciones dieron pie a ese anuncio solo por parte del Gobierno, que decidió suspender el alto al fuego poco después.

Desde que se retomó el proceso de paz, las acciones violentas que destacan son la muerte de un militar y un policía a manos del ELN durante los enfrentamientos registrados la pasada semana en Norte de Santander. Además, los insurgentes mantienen secuestrado a un sargento que estaba realizando labores de inteligencia un día después de que se instalara la mesa de negociación en el extranjero. Los raptos han sido una de las principales actividades del grupo ilegal y fuente de financiamiento desde hace cuatro décadas. Asimismo, el Ejército colombiano ha recrudecido los ataques y abatió a nueve presuntos integrantes de la guerrilla en enero.

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