El presidente colombiano, Gustavo Petro, y el jefe del ELN, Pablo Beltrán, se saludan en un acto por el inicio del cese al fuego armado. Daniel Muñoz/AFP

El ELN centra el reto de la paz en la participación de la sociedad colombiana

El jefe de la delegación de la guerrilla, Pablo Beltrán, y el presidente del país latinoamericano, Gustavo Petro, muestran su sintonía en un acto con motivo del inicio del alto el fuego acordado por seis meses

Viernes, 4 de agosto 2023, 19:04

«En nombre de la dirección del ELN traigo un saludo muy fraternal, patriótico y de paz. A eso me mandaron acá». Con estas palabras comenzó el jueves su discurso el jefe de la delegación del Ejército de Liberación Nacional, Pablo Beltrán, durante la constitución ... del Comité Nacional de Participación, un acto que coincidió con el día en que entró en vigor el acuerdo de cese al fuego bilateral entre el grupo guerrillero activo más antiguo de Colombia y el Gobierno que preside Gustavo Petro. El proceso será verificado por Naciones Unidas y contempla una vigencia inicial de 180 días.

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«Nunca antes habíamos tenido la oportunidad de, en un proceso de paz como este, tener un Consejo Nacional de Participación como el que tenemos acá. Esto para nosotros es histórico porque desde muchas décadas hemos dicho que esto no lo resuelve un diálogo de dos, del Gobierno nacional y de una guerrilla. Para los problemas de Colombia eso es insuficiente», expresó el jefe de la delegación del ELN. Beltrán, que cumplirá 70 años el próximo diciembre y cuyo verdadero nombre es Israel Ramírez Pineda, pronunció un discurso conciliador de media hora, se mostró esperanzado y agradeció ser escuchado por primera vez. Unas 4.000 personas asistieron al acto en el que también estuvo presente el presidente de la República, Gustavo Petro.

«Cuando firmamos el acuerdo de agenda en México, en una frasecita dice que hay que darle la voz a los históricamente excluidos. Eso parece literatura, pero esto que se está viendo acá aspira a ser un pequeño retrato de lo que debe ser la presencia de los que nunca han tenido voz en los designios del país», dijo. La frase retumbó en el recinto en el que se llevaba a cabo el evento. Sonó a cambio. El giro que pretende dar Petro a Colombia y que, de momento, parece transitar por buen camino con el ELN, un grupo subversivo fundado en 1964 con el que siempre han resultado infructuosos los intentos de diálogo con todos los presidentes del país latinoamericano. De vocación marxista-leninista, partidario de la revolución cubana y con mucha base procedente de la Iglesia católica, a esta guerrilla pertenecieron varios sacerdotes españoles.

«Esperamos no fallar»

Beltrán se refirió al viraje que vive el país desde el estallido social de hace dos años en el que muchos jóvenes salieron a las calles para protestar por la situación del país. «Nosotros entendemos el anhelo y los sueños de cambio de esas manifestaciones y se han llevado a esta mesa de diálogo y esperamos no fallar», comentó el jefe del ELN. «El corazón de todo este proceso de paz son las personas que están concentradas aquí», aseguró. E insistió en sumar más gente a esta etapa para «encariñar a la sociedad con la paz», sumar a la élite, no excluir a nadie y construir una mirada común, no sólo del Gobierno de Petro, ni de la guerrilla. «La visión de paz que construyamos entre todos», recalcó.

El presidente de Colombia volverá a reunirse el 14 de agosto con los jefes del ELN en Caracas

Petro, que busca la «paz total» e iza la bandera de acabar con la violencia armada con todos los grupos delincuenciales del país, habló de otra revolución, la de hoy, muy distante de la nacida en 1964. La revolución de la vida y no de la muerte. Recordó el mandatario que, cuando tenía cuatro años, el conflicto con el ELN ya había comenzado. «Tenemos una guerra heredada, la que yo llamo la guerra perpetua. Esta generación está viviendo guerras de los abuelos y de los bisabuelos, y ahora nosotros no somos capaces de solucionarla. Tenemos que pasar. Hay que, de alguna manera, cerrar una puerta sin olvido y abrir ventanas y puertas hacia el futuro, hacia la libertad, hacia lo que no conocemos, hacia el bien», defendió.

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«Colombia ha pasado de violencia en violencia. Pareciera que fuese sinónimo. La palabra violencia es muerte y es Colombia. Este es el país de la belleza, pero lamentablemente también el país de la sangre derramada», concluyó el presidente, que plasmó la esencia del evento del cese al fuego con la guerrilla en un fuerte abrazo con Pablo Beltrán. El mandatario tendrá el 14 de agosto una nueva reunión con los mandos del ELN, esta vez, en Caracas.

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