Tras unas horas de caos, Bernardo Arévalo ha jurado como nuevo presidente de Guatemala. La toma de posesión pone punto final a una jornada -más de 12 horas- en la que algunos diputados trataron de torpedear el traspaso de poder, lo que sumió al país ... en una estado de caos y temos a un golpe de estado. El nuevo mandatario recibió la banda presidencial tras llegar a un acuerdo para conformar la junta directiva pasadas las 10.30 de la noche en medio de 'sí se puede' por parte del público. Con Arévalo también asumió el como vicepresidenta Karin Herrera.
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«Nunca más el autoritarismo», proclamó Arévalo nada más ser investido como jefe del Estado. «Hoy, como nación, estamos haciendo historia. Para atender este llamado contamos con un plan. No puede haber democracia sin justicia social y la justicia social no puede prevalecer sin democracia», proclamó el mandatario que reconoció que en los últimos meses se ha enfrentado a «complejas tensiones y desafíos» que llevaron a muchos a creer que el país esta destinado a un retroceso autoritario. «El mundo está siendo confrontado por una ola de autoritarismo, la propagación de la intolerancia, la restricción del disenso», sostuvo en un discurso de cerca de 25 minutos.
«Nos enfrentamos a nuevos fenómenos autoritarios como la cooptación corrupta de las instituciones estatales por parte de grupos criminales que explotan su apariencia democrática para traicionar los principios le libertad, equidad, justicia y fraternidad en los que se fundamentan. Esta es la lucha que estamos enfrentando en Guatemala y en otras partes de Centroamérica», insistió Arévalo que también destacó el papel de los cuatro pueblos de Guatemala -maya, xinka, garífuna y ladino-.
Casi diez horas antes todo estaba listo para la posesión del nuevo gobierno guatemalteco. Era un día histórico, que los ciudadanos esperaban con mucha ilusión. Estaban programados varios actos en toda la capital, con invitados de varios países, entre ellos el rey de España, Felipe VI. Pero nadie contaba con otro intento de grupos opositores de boicotear la ceremonia. Un desacuerdo entre los miembros del Congreso de la República para elegir la junta directiva que tenía que nombrar al presidente electo, Bernardo Arévalo, motivó un conflicto dentro de la sede institucional, donde varios diputados del Movimiento Semilla, al que pertenece Arévalo, denunciaron que habían sido retenidos y se les había negado la toma de juramento.
Inmediatamente corrió el rumor que se estaba produciendo un intento de golpe de Estado por un grupo conocido como el 'Pacto de Corruptos'. La presidente del Congreso, Shirley Rivera, negó que existiera una mala intención en retrasar la toma de posesión de la legislatura.
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Tanto al Congreso como al Ministerio Público llegaron manifestantes que exigían que se cumpliera con el cambio de mando como decidieron los ciudadanos en las urnas. Delante del edificio de la fiscalía, donde los pueblos indígenas mantienen un plantón que ya dura 105 días para garantizar el traspaso pacífico del poder, estos ofrecieron una rueda de prensa en la que dieron un plazo de una hora al Congreso para cumplir con la juramentación de la nueva junta directiva.
Entre las delegaciones internacionales que estaban acompañando a Arévalo en Guatemala está el Rey de España y una decena de presidentes latinoamericanos, entre ellos el chileno Gabriel Boric, la hondureña Xiomara Castro o el colombiano Gustavo Petro, que ha sido especialmente crítico con los intentos de entorpecer la investidura de Arévalo. «Aquí en Guatemala, aún el Congreso de la República no se pone de acuerdo para elegir su junta directiva, que es la que tiene que posesionar al presidente Bernardo Arévalo», escribió Petro poco después de llegar al país centroamericano.
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Hacia las 10 de la noche de España, tres de la tarde en Guatemala, una hora antes de la hora prevista para los discursos del binomio presidencial, Arévalo escribió en las redes sociales: «Los diputados tiene la responsabilidad de respetar la voluntad popular expresada en las urnas. Se está intentando vulnerar la democracia con ilegalidades, nimiedades y abusos de poder. El pueblo guatemalteco y la comunidad internacional están observando». El rey de España, Felipe VI, y unos diez mandatarios de países vecinos habían llegado a Guatemala para estar presentes en la posesión de Arévalo, y varios de ellos emitieron comunicados pidiendo respeto para el voto democrático que había elegido a Arévalo.
No faltó tampoco un mensaje del secretario general de la OEA (Organización de los Estados Americanos), Luis Almagro, que acudió ante los medios de información, acompañado de representante de delegaciones internacionales: «Hacemos un llamado al Congreso de la República a cumplir con su mandato constitucional de entregar el poder, como exige la Constitución, en el día de hoy, al presidente electo, Bernardo Arévalo, y a la vicepresidenta Karin Herrera.
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El pueblo guatemalteco expresó su voluntad democrática en elecciones justas, libres y transparentes, avaladas por la comunidad internacional a través de sus misiones de observación electoral. Esa voluntad popular debe ser respetada. En nombre de todas las delegaciones invitadas y representadas, a nivel de jefes de estado y de gobierno, cancilleres y funcionarios de alto nivel, secretario general iberoamericano, alto representante de la Unión Europea, secretario general de los Estados Americanos».
Otro de los mensajes había sido enviado por el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez. «Quiero manifestar mi más firme apoyo al presidente electo de Guatemala, en el día de su toma de posesión, así como a la democracia guatemalteca. La voluntad del pueblo de Guatemala, libremente expresada en las urnas, en un proceso electoral transparente, debe ser respetada», dijo Sánchez.
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La impresión que estaba dando Guatemala en ese momento a nivel internacional era de un país más que tercermundista. La Corte Constitucional había negado el amparo provisional al grupo Movimiento Semilla y la tensión había subido en el Congreso, donde varias diputadas gritaron: «Golpistas, respeten la voluntad del pueblo». Previamente la personalidad jurídica del partido había sido suspendida temporalmente y ninguno de sus miembros podía optar a cargos en la junta directiva del Congreso, ni tener voz ni voto.
También la vicepresidente, Karin Herrera, enviaba un tuit en el que decía: «Guatemala y el mundo tienen la certeza de que, Bernardo y yo asumimos la Presidencia y Vicepresidencia respectivamente. Que los retrasos para el inicio de la ceremonia no nos quiten la alegría y esperanza con el que millones han amanecido este 14 de enero histórico».
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La Asociación de Periodistas emitió también un comunicado dirigido a la junta directiva del Congreso y a la Policía Nacional Civil en el que pedía que no limitaran la labor periodística, ante el impedimento de cubrir la información de todo lo que sucedía dentro del Congreso. La situación llegó a los oídos de los guatemaltecos que esperaban participar en la gran fiesta del cambio de gobierno en su país, que se concentraron en los alrededores del Congreso en una manifestación en la que hubo enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, al mismo tiempo, que hizo temer en que algo peor podía pasar.
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