Colombia ve cerca el fin a los disturbios que aceleraron la pandemia

A media tarde de este martes en España, el Comité del Paro anunciaba el desbloqueo de las vías de resistencia. «El Gobierno ya no debe tener excusas para negociar» destacó un representante de Fecode (Federación Colombiana de Educadores) e integrante del Comité del Paro: «Hemos hecho un gesto de voluntad. Estamos mostrando que tenemos todas las intenciones de llegar a un acuerdo de negociar, pero vamos a ver en qué posición llega el Gobierno y ahí veremos quién es el que quiere dilatar esta negociación», añadió el portavoz del Comité, Nelson Alarcón.

La noticia de los desbloqueos no solo aporta esperanza para la resolución de la crisis política, también es importante por la incidencia que están teniendo en la crisis sanitaria. Muchos bloqueos impiden la deseable circulación de medicinas y vacunas, y las marchas y concentraciones están elevando la incidencia del coronavirus en ciertas partes del país.

Así lo certificaba la alarmante declaración de la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, de que la capital de Colombia había registrado un aumento considerable de contagios y muertes por Covid-19, de lo que responsabilizaba a las manifestaciones. López, que estuvo contagiada por el virus, exigió que de la reunión entre el Gobierno y el Comité del Paro salgan soluciones: «La intransigencia de ambos profundiza la mayor crisis social y política de nuestra historia reciente, y el peor pico de contagio y mortalidad de Covid-19 desde que empezó la pandemia», dijo.

Las estadísticas del Observatorio de Salud dicen que, a fecha del 31 de mayo, Bogotá sumaba 18.957 muertos y tenía 901 casos activos por cada 100.000 habitantes. «El tercer pico de Covid había empezado a bajar la primera semana de mayo. Las aglomeraciones de las manifestaciones del Comité del Paro causaron más de 25.000 contagios adicionales, coparon el sistema hospitalario y han causado la mayor mortalidad», sentenció la alcaldesa.

La Vía Panamericana, la principal carretera del suroeste de Colombia en los departamentos del Cauca y Nariño, fue uno de los principales puntos de la resistencia que fueron desbloqueados por campesinos e indígenas que impedían el paso de material para hospitales y artículos de primera necesidad.

En las negociaciones para dar este primer paso en busca de soluciones a la más grave crisis que ha afrontado Colombia durante el Gobierno de Duque han mediado la ONU y la Iglesia Católica, representada por monseñor Héctor Fabio Henao. Previamente Emilio Archila, coordinador por parte del Gobierno en la negociación, había comentado la disposición al diálogo: «Hemos hecho una solicitud respetuosa al Comité Nacional del Paro para que donde ejerza influencia levante los bloqueos de vías».

Importancia vital en este avance hacia el diálogo fue la iniciativa tomada por el alcalde de Cali, la ciudad que militarizó Duque el sábado pasado después de los disturbios que causaron seis muertos. Ospina firmó un decreto con los jóvenes representantes de la Unión de Resistencias de Primera Línea de la ciudad. «Hemos escuchado a las partes y vemos que los manifestantes, hombres y mujeres que están por varias causas, tienen unas propuestas muy maduras y trabajaremos para construir desde el diálogo y la paz», dijo el alcalde caleño.

El acuerdo reflejaba un pacto en el que se daban garantías para construir un plan alternativo y de emergencia frente a la situación que se estaba viviendo. El decreto firmado, que no sentó muy bien al expresidente Álvaro Uribe, principal avalador de utilizar la fuerza pública para acabar con las manifestaciones, consta de once artículos donde se reconoce a los protagonistas del diálogo y se ofrecen garantías a las partes. También se acordó avanzar en los bloqueos para asegurar el derecho a la movilidad de los ciudadanos de Cali.