El izquierdista Gabriel Boric gana las elecciones presidenciales de Chile

«Una nueva generación entra en La Moneda», tituló en su portada el diario 'La tercera' con una imagen del nuevo mandatario, que este lunes ya fue recibido en el Palacio de la Moneda por Sebastián Piñera, actual jefe de Estado, para preparar la toma de posesión. «Sepa nuestra gente que voy a dar lo mejor de mí para estar a la altura de este tremendo desafío. El país saca lo mejor de sí cuando nos unimos y me parece importante respetar las tradiciones republicanas», fueron las primeras palabras que pronunció Boric después de recibir la llamada del candidato perdedor. En su discurso final, Kast ofreció a Boric colaboración y la necesidad de unidad de todo el pueblo chileno.

Chile eligió al hombre que ha invitado durante su campaña a los ciudadanos a no tener miedo a depositar su voto en su juventud para cambiar el país. El mismo que aseguró que espera ser un presidente que cuando termine su mandato tenga menos poder que cuando tomó el mando. El mismo Boric que se declara agnóstico pese haber nacido en un hogar católico, haber hecho la primera comunión pero que dice haber perdido la fe en la Iglesia por los abusos y la ostentación. Chile ha elegido a un ciudadano que siente ser un apasionado de la vida, romántico, poeta frustrado y que añora los tiempos en los que podía jugar a fútbol en la calle.

Chile venció el miedo y votó por el candidato que se dio a conocer en las manifestaciones de 2011 como líder estudiantil que reclamaba educación gratuita, libre y de calidad. El mismo hombre que seis años más tarde llegó al Congreso como representante de Magallanes y fue el candidato más votado de su región y el segundo de todo el país.

Gabriel Boric emergió con más fuerza todavía durante las protestas en octubre de hace dos años, que finalizaron con un acuerdo de paz y el compromiso del Gobierno de promover un referéndum en el que se debía aprobar la redacción o no de una nueva Constitución que enterrara la actual, que continúa arrastrando huellas de la dictadura de Augusto Pinochet. Boric apoya totalmente la nueva Carta Magna que espera acabar con las desigualdades que vive el ciudadano chileno y especialmente los pueblos originarios.

Gabriel Boric, nacido en Punta Arenas, en el extremo sur de Chile, tras perder en la primera vuelta con José Antonio Kast, el candidato de la ultraderecha, moderó su discurso, tranquilizó a los empresarios que observaban con lupa un candidato apoyado por el Partido Comunista. «Estoy muy orgulloso de mi coalición», defendió Boric en uno de los programas de televisión con más audiencia de Chile: «Mis convicciones son profundamente democráticas, tengo un respeto irrestricto por los derechos humanos en cualquier situación, vamos a defender a rajatabla la libertad de prensa. Y nos mueve la justicia, no la venganza».

Boric convenció con un discurso en el que promete un Chile que progrese hacia un Estado de Bienestar lo más parecido a lo que destaca en Europa. Los cuatro ejes de su programa están basados en la descentralización, la crisis climática, un trabajo digno, defensa de los derechos de las mujeres y de la diversidad sexual. También ha propuesto mejoras estructurales en la salud, las pensiones, la educación y una reforma tributaria.

«No podemos seguir replicando las injusticias. No es justo que haya una salud para ricos y otra salud para pobres. No puede ser que personas que han trabajado toda su vida mueran trabajando porque tienen una pensión de miseria. Tenemos que hacer mayores esfuerzos para tener más justicia social». Este discurso es el que ha caracterizado la campaña electoral del nuevo presidente de Chile.

Boric también ha prometido establecer cuarenta horas de trabajo semanales, al mismo tiempo que aspira a crear 500.000 empleos para las mujeres. Llega al poder en un momento en que Chile parece haber controlado la pandemia del coronavirus, su economía muestra signos de recuperación y está en plena redacción de una nueva Constitución.

Boric, que recibió durante su campaña electoral el apoyo de Michele Bachelet, Ricardo Lagos y José Mújica, este lunes fue felicitado por la mayoría de presidentes latinoamericanos, incluido el venezolano Nicolás Maduro.