Asier Quintana
Jueves, 14 de marzo 2024, 16:54
Desde que las pandillas armadas lideradas por Jimmy Chérizier, alias 'Barbecue', se hicieron con el control de la capital de Haití, Puerto Príncipe, la violencia campa por sus calles. El estado de emergencia y el toque de queda nocturno decretados por el Gobierno no han ... ayudado a paliar los problemas. Esta tensa situación ha hecho que las bandas cumplan su objetivo principal cuando esta semana el primer ministro Ariel Henry ha dimitido. «Ningún sacrificio es demasiado grande para nuestro país», expresó el gobernante en funciones desde que Claude Joseph, el hombre que tomó el control del Gobierno después del asesinato del presidente Jovenel Moïse, le cediese el puesto.
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Henry encara un futuro lleno de incertidumbre. Los pandilleros no le han dejado regresar y sigue varado en Puerto Rico. Una vez se constituya el consejo de transición hacia un nuevo Ejecutivo, nadie sabe qué sucedera con el exdirigente. Él ha manifestado su intención en regresar, aunque la situación de inseguridad y las críticas aceradas a su gestión parecen aconsejar todo lo contrario. Es posible que su detino se encuentre en Estados Unidos, cuyo Gobierno ya se ha ofrecido a recibirle.
Herny es uno de los neurocirujanos más destacados del país. Estudió en universidades de Boston y Francia para luego trabajar durante 19 años allí. Regresó a su ciudad natal, Puerto Príncipe, para desempeñar el puesto de jefe de neurocirugía en uno de los hospitales más importantes. En ese momento comenzó su carrera política. Se hizo miembro del partido de centroizquierda y socialdemócrata Inite y en la década de los 2000 se destapó como una figura clave del movimiento opositor Convergencia Democrática, dedicado a luchar contra el entonces presidente Jean-Bertrand Aristide.
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En 2006 el líder del partido al que Henry se afilió, René Prévall, venció en las elecciones y se unió a su Gobierno como director general del Ministerio de Salud debido a su experiencia en ese campo. En 2010 fue el encargado de liderar la respuesta de salud pública tras el terremoto que desoló el país y dejó más de 200.000 muertos. Dos años después el pueblo haitiano volvió a sufrir una oleada fatídica, esta vez por el cólera. Más de 10.000 defunciones después de que fuerzas nepalesas dirigidas por la ONU contaminaran los ríos del valle de Artibonite. Él dirigió la respuesta sanitaria.
Después de años devastadores donde las desgracias llegaron seguidas para el pueblo haitiano, Henry pasó a ocupar el cargo de ministro de Asuntos Sociales y de Trabajo en el Gobierno de coalición formado en las elecciones de 2016, para posteriormente ser ministro del Interior.
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El poder cambió de manos, pero Ariel Henry se mantuvo en él. En la pandemia de covid-19, Jovenel Moïse, le nombró asesor del grupo científico para responder a la crisis sanitaria. Tras la pandemia, días antes del magnicidio, Moïse le designó como primer ministro de Haití. «Lanzo un llamamiento solemne a la unidad nacional, a la unión de nuestras fuerzas y a la cooperación de todos para proteger a nuestro país de los muchos peligros que nos amenazan», declaró en su discurso a la nación.
Pese a que algunos analistas señalaban que era poco probable que Henry pusiera fin al problema político y social, en un principio el pueblo haitiano se mostró esperanzado por el Gobierno de consenso. Hasta que las cosas empezaron a torcerse. La fecha para los nuevos comicios se acercaba, iba a ser un día importante en el que el pueblo iba a buscar en las urnas una solución a la crisis económica que ahogaba al país tras el terremoto y el aumento de poder de las bandas criminales, pero no llegó. Henry optó por retrasar la fecha hasta finales de año debido a «la inestable situación» que asolaba al país, algo que enfureció tanto a la oposición como a la población.
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Uno de los más críticos ha sido el líder de una de las bandas criminales más importantes de Haití, Jimmy Chérizier alias 'Barbecue', quien emprendió una cruzada contra el Gobierno exigiendo su renuncia. Hasta que esta semana, el neurocirujano ha decidido abandonar su cargo, las pandillas impulsadas por 'Barbecue' unidas por un objetivo común, derrocar al Gobierno, han destruido el país, bloqueado la Administración, liberado a más de 4.000 presos de las cárceles principales, tomado el aeropuerto y amenazado con un posible genocidio. «No se trata de que un pequeño grupo de ricos que viven en grandes hoteles decidan el destino de los habitantes de los barrios populares. Debemos unirnos. O Haití se convierte en un paraíso para todos o en un infierno para todos», advirtió Chérizier antes de conocerse la dimisión de Henry.
Ahora, el futuro del país es tan incierto como el del propio exministro. Queda por conocerse si su marcha logrará contener la violencia, una posibilidad que algunos analistas consideran improbable ya que la amalgama de bandas hace difícil que todas se pongan de acuerdo en ese objetivo. Tampoco se sabe qué papel tendrán las pandillas en el consejo de transición. En principio es nulo, ya que este órgano lo componen siete representantes de los principales partidos políticos del país, del sector privado y de la coalición que propuso un Gobierno interino tras el asesinato de Moïse, además de un observador de la sociedad civil y otro religioso. El problema es que, después de la explosión de violencia, muy pocos creen que las bandas estarán dispuestas a quedarse al margen.
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