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Lorena Gil
Jueves, 27 de junio 2024, 09:52
Luis Arce llegó a la presidencia de Bolivia un año después del golpe de estado que dio al traste con 14 años de gobierno de Evo Morales. Y ahora, cuatro años después, ha vivido una rebelión en sus propias carnes liderada por el comandante general del ejército, Juan José Zúñiga ... , quien fuera destituido el martes tras declarar que no permitiría otro gobierno del expresidente Morales. Las tropas movilizadas, que llegaron a asaltar la sede del Gobierno, regresaron a los cuarteles después de que el nuevo comandante, José Wilson Sánchez Velásquez, designado de urgencia por Arce, diera la orden a todas las unidades de respetar la democracia.
Heredero político de Evo Morales y artífice del milagro económico boliviano, Arce consiguió el 55% de los votos en las elecciones de 2020 que le llevaron a coger la batuta de su país. Su inmediato rival, Carlos Mesa, de centroderecha, apenas logró el 28%. Fue investido presidente del país andino en una ceremonia a la que asistieron, entre otros, el rey Felipe VI y Pablo Iglesias, y que contó con el aval de la Organización de Estados Americanos. Luis Arce se aupó al poder con el apoyo de los indígenas, pero también de amplios sectores de la clase media gracias a su acreditada valía en el terreno económico. Y es que como ministro durante los dos primeros mandatos de Morales, logró que el país creciera a un ritmo del 5%, reduciendo la pobreza extrema a menos de la mitad y logrando que el producto interior bruto pasara de 9.500 millones a 41.000. Todo ello a costa de aumentar el gasto público, aunque eso significara disparar el déficit fiscal y devorar divisas.
Luis Alberto Arce Catacora (La Paz, 1963) es un hombre «tímido y modesto», también reservado con la familia, a la que nunca ha querido exponer. Casado y con tres hijos, antes de que fuera elegido titular de la cartera de Economía y Finanzas (cargo que ocupó entre 2006 y 2019 y que sólo interrumpió un par de años para tratarse de un tumor cancerígeno en el riñón), 'Lucho' -así le conocen- era un estudiante de clase media. Sus padres eran maestros en escuelas públicas. Su paso a la política llegaría tras escuchar en su colegio a Marcelo Quiroga Santa Cruz, socialista boliviano que sería asesinado durante un golpe de estado. Arce tenía entonces 14 años.
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Cautivado por la personalidad de Che Guevara o de Víctor Jara, de adolescente le gustaba jugar al basket y dedicaba el tiempo libre a aprender por su cuenta a tocar la guitarra, la zampoña y el charango. Siempre destacó en los estudios, primero en el Instituto de Educación Bancaria y luego en la Universidad de San Andrés, en la que se licenció de economista y llegó tambíen a dar clases, y de donde saltó al Banco Central. Allí permaneció 18 años.
El salto a las instituciones se materializó en 2006, durante el primer mandato del MAS. Arce, que por aquel entonces frecuentaba un grupo de intelectuales llamado 'Los Duendes', conoció allí a Álvaro García Linera, que acabaría siendo vicepresidente de Evo Morales. La llamada no tardaría en llegar y juntos diseñaron una estrategia basada en los hidrocarburos, el ahorro y la estabilidad que catapultaría a Bolivia en tiempos de crisis. La influencia de Arce era tan grande que el propio Evo –de origen campesino– se ponía en sus manos para recibir clases de economía.
Mucho ha llovido desde entonces. Arce y Morales están distanciados desde 2021, y hace apenas un año sus diferencias se profundizaron por la celebración de un congreso nacional del partido en el que, en ausencia del mandatario, el expresidente fue ratificado como líder del Movimiento al Socialismo y nombrado «candidato único» para las elecciones de 2025. Debido a este gesto, o más bien estrategia política, Evo Morales acabó siendo excluido de la dirección oficialista del MAS, esta vez en otro cónclave impulsado por los seguidores del Gobierno de Luis Arce y al que asistieron más de 6.000 militantes. «Hay un nuevo presidente que es mi persona», indicó Grover García, quien fue elegido como líder del partido y representa a la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia, organización afín al Ejecutivo boliviano.
Evo Morales y sus seguidores calificaron como «ilegal» este congreso y advirtieron de que él sería el candidato presidencial para los comicios de 2025 «a las buenas o a las malas». Ante el temor de que el expresidente hiciera algún movimiento para colocarse al frente del país, el jefe del Ejército decidió asaltar ayer la sede gubernamental.
Durante el frustrado golpe de estado contra el Gobierno de Arce, Morales dejó a un lado las diferencias que le unen al actual mandatario e hizo un llamamiento a la población para movilizarse: «No permitiremos que las Fuerzas Armadas violenten la democracia y amedrenten al pueblo».
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