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Dagoberto Escorcia
Domingo, 17 de diciembre 2023
Que no cambie nada, pero soluciones los problemas que tenemos, dijeron ayer los chilenos convocados para votar una nueva Carta Magna, que sustituyera a la impuesta en la época del dictador Augusto Pinochet. No es posible otra conclusión. Chile nunca ha creído en este proceso ... de cambio. Lo máximo que ha hecho por avanzar en el camino de la democracia ha sido elegir hace dos años a Gabriel Boric, primer presidente de izquierda desde Salvador Allende. Pero rechazó por mayoría el primer referéndum en el que se planteaba cambiar la constitución, entonces elaborada por los movimientos más progresistas. Y ayer volvió a decir «no», volvió a votar «en contra» de un nuevo texto proyectado en esta ocasión por fuerzas conservadoras. No es que el pueblo chileno quiera mantener la Constitución del dictador. Simplemente que esta nueva decisión obliga a todas las partes políticas, tanto de izquierda como de derecha, a negociar un acuerdo que satisfaga a toda la ciudadanía. Invita al diálogo. No quieren una constitución que sea tan libertaria como la ideada por los grupos que querían romper con todo lo anterior, ni una Carta Magna que minara los progresos de una sociedad emergente y en la que prevalecieran valores más arcaicos.
El resultado fue contundente, tal como vaticinaban las encuestas. Si en el anterior plebiscito perdió la izquierda. En este, la derrota fue de la derecha. Ganó el voto en contra con 55,75% por el 44,20% del voto a favor. El nuevo texto constitucional, elaborado en su mayoría por partidos del centroderecha y liderados por el republicano José Antonio Kast, opositor a Boric, constaba de 17 capítulos y 216 artículos. Planteaba, según las fuentes gubernativas, un retroceso en los derechos humanos.
«Algunos dicen que las elecciones no se ganan ni se pierden. Se interpretan», dijo Kast en medio de un ambiente de optimismo pese a la derrota. «Esta noche una gran mayoría de chilenos ha rechazado la propuesta constitucional. Fracasamos en el esfuerzo por convencer. Reconocemos la derrota. No hay nada que celebrar. Ni nosotros, ni la izquierda ni el gobierno tienen algo que celebrar. Mi esperanza es que hoy se cierre una etapa triste de nuestra historia. Los chilenos han dicho que quieren continuar con la constitución actual. Hay que comenzar a recuperar la paz y el progreso que hemos perdido. Necesitamos más unidad. Tenemos que ser realistas y sincero», añadió en su discurso, sin dejar de criticar al gobierno de Boric. «Hoy, los chilenos experimentan el miedo, temen al narcotráfico, a la delincuencia, a perder su trabajo, al deterioro de la economía. El miedo se convirtió en una realidad. Esto tiene que cambiar. Exigimos a Boric que esto cambie. Tiene un mandato claro. Trabaje y hágase cargo de los problemas de los chilenos. No más discursos. Queremos cambios», añadió.
El nuevo texto pretendía reducir el peso del Estado, limitando derechos humanos, como el aborto terapéutico, expulsar a los emigrantes, y planteaba más medidas para la seguridad y la desaceleración económica. Y en el fondo, la oposición planteó el referéndum sobre la gestión de Boric.
Previamente, en noviembre de 2020, después de un estallido social que exigía cambios políticos, sociales y económicos, los chilenos se habían mostrado a favor de escribir una nueva Constitución que rompiera con la que rige desde la época del dictador Pinochet. Sin embargo, un 62% de la población rechazó el cambio en un plebiscito planteado el año pasado, y que había sido escrito por muchas fuerzas progresistas, y que fue uno de los mayores retos planteados por el presidente Boric.
«La soberanía popular ha expresado su voluntad y ha votado en contra de una nueva constitución», señaló el presidente en su discurso tras conocer los resultados. «Hoy se cierra el proceso constitucional», aseguró. «No podemos cometer el mismo error. El país lo hacemos todos y todas. Y quien triunfa no puede obviar a los derrotados», señaló. Reconoció que ninguna de las propuestas ha logrado unir a los chilenos. «El país se dividió. Y la política ha quedado en deuda con el pueblo chileno. Y esto se paga logrando lo que exige la ciudadanía. Mayor capacidad de diálogo, de abandonar las trincheras para dar solución a los problemas de los chilenos». Habló Boric al trabajador, se dirigió a la mujer emprendedora, a los jóvenes que creen en un mundo mejor, a los mayores que hoy no tienen sus pensiones aseguradas.
Boric recalcó que las diferencias no se habían expresado de manera constructiva, «se intentó convencer a los electores con campañas de terror y como un plebiscito sobre el gobierno. El resultado de este plebiscito es un fuerte llamado de atención. Debemos respetarnos. Ni celebración ni arrogancia. Pero humildad y trabajo, mucho trabajo»
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