MIGUEL SALVATIERRA
Domingo, 4 de mayo 2014, 07:51
Las voces de alarma las han dado, como casi siempre las ONG presentes sobre el terreno. Una de ellas, Acción contra el Hambre, ha difundido una alerta mundial ante la grave amenaza que se cierne sobre la población rural de menos recursos de Centroamérica. Si ... en un año normal, las familias deben enfrentarse de dos a tres meses a grandes necesidades alimentarias, su estación del hambre, este 2014 se teme que padezcan una crisis aún más severa, de mayor duración e intensidad, como consecuencia del impacto del hongo de la roya en los cultivos cafeteros y la recurrencia de las sequías.
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La estación del hambre se repite año tras año en Centroamérica, sobre todo en las zonas rurales de Nicaragua, Honduras y Guatemala. Desde junio a septiembre, la pobreza y estado de necesidad en el que vive esta población rural se agudiza. Las reservas de granos básicos de la última cosecha se agotan y a partir de marzo escasea el trabajo temporero. Hay que resistir hasta que en septiembre, con la cosecha de la primera siembra del año y la disponibilidad de trabajo temporal en los cultivos cafeteros a partir de noviembre, el hambre estacional llegue a su fin y los ingresos familiares vuelvan a cubrir las necesidades alimenticias básicas hasta el próximo ciclo.
Dos factores van influir en este deterioro alimentario. Además de las sequías que han afectado durante los dos últimos años los cultivos de granos básicos en el istmo centroamericano, sobre todo en Guatemala y Honduras, la roya del café, un hongo que ha afectado más del 50% de los cultivos de café en Centroamérica, ha golpeado fuertemente la disponibilidad de trabajo y por tanto a los ingresos de las familias que dependen de esta actividad.
Una situación similar ya se vivió en la región entre 2001 y 2002 cuando una combinación similar de pobreza estructural, sequías consecutivas y otra crisis del café costaron la vida de cientos de niños y niñas centroamericanos.
Esta tragedia parece inevitable, pese a que la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) habla del buen comportamiento de las economías latinoamericanas y asegura en su último informe que Centroamérica está en el grupo que más crecerá en 2014, no menos de una media del 2%. También cita a Honduras y Guatemala como dos de los países con mayor concentración de riqueza en el subcontinente. Ambas conclusiones tendrán buenos fundamentos, como el sistema democrático que ha ido sustituyendo a las dictaduras y sistemas autoritarios del área, pero también es patente que la desigualdad ha ido creciendo sin freno, dejando embolsadas en su miseria a unas poblaciones rurales a las que solo la movilización y ayuda internacional podrá evitarles un agravamiento de sus ya difíciles condiciones de vida.
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