gerardo elorriaga
Miércoles, 21 de abril 2021, 22:23
La República Árabe Saharaui Democrática (RASD) estaría dispuesta a iniciar «conversaciones directas» con Marruecos para lograr «una solución pacífica, justa y definitiva» del conflicto. Mohamed Salem Uld Salek, ministro de Asuntos Exteriores de esta institución, ha manifestado esta voluntad y, asimismo, reclamado al Consejo de ... Seguridad de Naciones Unidas que acelere el proceso de paz frente a la obstrucción por parte de Marruecos, según declaraciones concedidas a la agencia oficial saharaui de noticias SPS.
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Este llamamiento al diálogo destaca en un clima de negación absoluta por parte del Gobierno de Rabat a la existencia siquiera del problema. La proposición de la milicia coincidió con el envío de una carta de Omar Hilale, embajador permanente del reino alauí en la ONU, a los quince miembros del Consejo de Seguridad en la que denuncia «la campaña mediática de Argelia y el Polisario para intentar hacer creer en la existencia de un supuesto conflicto armado en el Sahara marroquí» que interpreta como «puras mentiras y una falsificación de la realidad sobre el terreno».
Las posturas son tan opuestas que, en principio, parece muy difícil llegar a un escenario común desde el que poder mantener contactos. La falta de observadores neutrales impide verificar la existencia de los enfrentamientos armados que relata el Frente Polisario a través de sus medios de comunicación y que, al parecer, estallaron el pasado mes de noviembre en torno al paso de Guerguerat, en la frontera con Mauritania.
El contencioso surge por una interpretación contrapuesta sobre la soberanía del extremo meridional. Marruecos utiliza esta ruta para el transporte de mercancías con el sur de África, práctica que sus enemigos consideran ilegal según los términos del acuerdo de alto el fuego firmado en 1991. A juicio de los saharauis, ellos poseen el control del territorio entre el puesto más avanzado del Ejército y la frontera, y reclaman el cese de este tráfico.
El bloqueo de la aduana dio lugar a una intervención de las fuerzas armadas y la reanudación de las hostilidades. Desde entonces, la RASD ha dado cuenta de constantes bombardeos sobre las posiciones marroquíes en el Muro de la Vergüenza, mientras que Rabat hace gala de un mutismo absoluto al respecto. Su estrategia parece más diplomática que bélica. En los últimos meses, ha hecho gala del apoyo de Emiratos Árabes Unidos a su «integridad territorial» o el contundente respaldo obtenido en Estados Unidos. El anterior presidente, Donald Trump, prometió la apertura de un consulado en la antigua colonia española y existe el compromiso de realizar maniobras militares conjuntas cerca de la costa saharaui.
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La propuesta de Uld Salek se produce quince días después de que Rabat reclamara también a la ONU que determine quién viola los pactos y bloquea el proceso político para lograr una solución al contencioso.
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