T. Nieva
Sábado, 9 de noviembre 2024, 22:00
Al menos 151 personas han muerto envenenadas en los últimos días por las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) de Sudán en el estado de Gezira, según una asociación civil que ha denunciado 40 fallecidos por intoxicación solo durante las últimas veinticuatro horas, mientras que los ... paramilitares aseguran que lo ocurrido podría tratarse de un brote de cólera.
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La denuncia ha sido efectuada por la ONG Conferencia de Gezira y sus activistas aseguran que el peor escenario está ocurriendo en la ciudad de Hilaliya, a setenta kilómetros de la capital estatal, Uad Madani. La ciudad, hace saber la organización, lleva varias semanas bajo control de los paramilitares.
La ONG asegura que 166 personas han muerto en los últimos días: 151 envenenadas -40 de ellas desde el viernes- y otras 15 ejecutadas a tiros. Además, responsabilizan a las RSF de arrasar con la ciudad entera, empezando por un centro médico de diálisis que atendía a pacientes de 31 localidades y siguiendo con el hospital de la ciudad, una decena de farmacias, diez pozos, dieciocho graneros y la infraestructura eléctrica esencial de la ciudad.
Esta campaña contra la población civil de Gezira está relacionada con la «deserción» hace dos semanas del comandante de las RSF para el estado, Abú Aqla Kikil. Tras conocer el abandono, los paramilitares han lanzado una campaña de represalia contra toda la población civil. La capital está más o menos protegida del asedio de los paramilitares -aunque la situación de la población es crítica por la falta de ayuda-, pero los 30.000 residentes de Hilaliya se encuentran a merced de las RSF.
Por contra, y en declaraciones al periódico 'Sudan Tribune', otro comandante de las RSF, Muk Abid Abó Shotal, estima que los «envenenamientos» podrían deberse a un brote de cólera y las ejecuciones a grupos de «forajidos» simpatizantes del derrocado presidente del país, Omar Hasan al-Bashir. El comandante indicó que las RSF quieren mandar a la ciudad «a una delegación de alto nivel» para confirmar sus sospechas y acusado al desertor de llevarse consigo medicamentos contra el cólera y para la diálisis.
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La guerra que estalló en Sudán entre el Ejército y los paramilitares de las RSF en abril de 2023 ha provocado que más de tres millones de personas hayan cruzado la frontera a los países vecinos, según un nuevo recuento de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), que se sumaría a los once millones de desplazados internos en territorio sudanés.
Una portavoz de ACNUR, Dominique Hyde, denunció ayer desde Ginebra «el inimaginable sufrimiento, las brutales atrocidades y las extendidas violaciones de los Derechos Humanos» sufridas por la población sudanesa, «sin que el mundo preste atención». Sólo en octubre, unos 60.000 sudaneses han entrado en Chad, fruto de la escalada de los combates en Darfur.
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Llegan «en condiciones desesperadas, sin nada encima más allá de los recuerdos de una violencia inimaginable», añadió Hyde. Un 71% de los refugiados ha sido testigo de violaciones de los Derechos Humanos, entre los que figuran asesinatos, saqueos y abusos sexuales y otros crímenes.
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