Una visita de la OIEA (IAEA en inglés) alertó esta semana de que faltaban una decena de barriles con concentrado de uranio en un almacén de Libia. Ronald Zak/AP

Libia encuentra las 2,5 toneladas de uranio que había 'perdido'

A principios de semana se dio aviso de que habían desaparecido diez contenedores con concentrado de este mineral de un almacén que se selló en 2020

Jueves, 16 de marzo 2023, 20:46

Ni uno, ni dos. Hasta una decena de barriles hasta arriba de uranio -2,5 toneladas de concentrado de este mineral, para ser exactos- han permanecido un tiempo indeterminado en paradero desconocido en Libia. El almacén donde debían dormir fue sellado con cera en 2020 ... pero una visita del subdirector del Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA), Massimo Abaro, a principios de esta semana reveló que faltaban varios contenedores. Se dio aviso de su desaparición el miércoles y apenas unas horas después, el jueves, aparecía el material radiactivo a cinco kilómetros de la instalación al sur del país africano. No ha trascendido, por ahora, cómo ni cuándo fueron extraídos, aunque las autoridades libias han confirmado la existencia de una abertura en la infraestructura.

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La desaparición de 2,5 toneladas de mineral concentrado de uranio -su radiactividad es baja- ha descubierto ahora los problemas de vigilancia que arrastraba su almacén. El general libio Jaled al Mahjub ha explicado que el OIEA se comprometió a «atender las necesidades» de personal para proteger la instalación tras su visita hace tres años, cuando inventarió las cantidades que había dentro y cerró el lugar con cera. El organismo dependiente de la ONU, según su versión, asumió la entrega de material como mascarillas o trajes para la radiación nuclear pero, siempre según esta versión, no lo hizo. El ejército de Libia decidió entonces colocar guardias en un recinto donde la seguridad debería ser extrema. Más si cabe en un país envuelto en una constante inestabilidad y desgarrado por las guerras civiles.

Libia encontró los barriles a 5 kilómetros de su almacén, que presentaba una abertura

Pero la vigilancia del almacén de uranio falló por algún lado en vista de lo que desveló la reciente visita del OIEA. Libia aseguró entonces que tomaría «las medidas necesarias para recuperar las cantidades faltantes». Y, según el vídeo publicado por el general Mahjub en redes sociales, donde se muestran los barriles desaparecidos, la situación está ya «bajo control». Los contenedores, hallados a cinco kilómetros de la instalación en dirección a la frontera con Chad, habrían sido robados y después abandonados «por una facción chadiana, creyendo que se trataba de armas o de municiones». Al ente de la ONU no le ha valido con estas explicaciones, y tras saber además que había una abertura en el recinto, advirtió de que «llevará a cabo actividades para aclarar las circunstancias sobre la retirada del material nuclear y su ubicación actual».

Un país en permanente inestabilidad

Hace dos décadas, desde 2003, que Libia abandonó su programa para desarrollar armas nucleares tras importar más de 2.000 toneladas de concentrado de mineral de uranio de Níger entre los años 70 y 80. Era la época de Muamar Gadafi y, precisamente, desde su captura y ejecución en el otoño de 2011 tras más de cuatro décadas de dictadura, la división del país se ha hecho aún más profunda, con fuerzas rivales y numerosas milicias y mercenarios por todo el territorio. Esta crisis política se agravó tras las elecciones previstas a finales de 2021 y el nombramiento de Fazi Bashaga como primer ministro, un movimiento que supuso la ruptura del Gobierno de unidad. Ahora funcionan dos Ejecutivos, con sede en Trípoli el que está reconocido por la ONU.

Y en este complejo contexto, sin saber exactamente en qué momento, se perdió la pista a una decena de barriles con concentrado de mineral de uranio, lo que se conoce como 'yellow cake'. Su radiactividad es baja y por sí mismo no puede provocar una reacción nuclear pero, según en qué manos, y si se trata en las instalaciones necesarias, puede ser utilizado para el desarrollo de energía nuclear o incluso la fabricación de armas atómicas. El riesgo de este material nunca es cero.

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